El presidente Mauricio Macri pasó su primera prueba ante la Asamblea General de la ONU sin grandes sobresaltos, pero con diferencias ostensibles en cuanto a formas y contenido con las intervenciones que solían hacer Néstor y Cristina Kirchner.
Al jefe de Estado lo esperó en su arribo a Nueva York una polémica que hubiera querido evitar y que se suscitó la semana pasada con la firma de un acuerdo entre la Argentina y Gran Bretaña. El tema no pasó desapercibido en su presentación ante los líderes del mundo que se reunieron en Nueva Yok: “Reitero nuestro llamado al diálogo con el Reino Unido, como mandan tantas resoluciones de esta organización, para resolver amigablemente la disputa de soberanía por Malvinas“.
No leyó. Muchas de las consignas que pronunció las conoce de memoria. Por ejemplo, reiteró los tres ejes de su gestión sobre los cuales se había comprometido en el inicio de las sesiones ordinarias en el Congreso Nacional: pobreza cero, combate al narcotráfico y unión de los argentinos.
“Un país como el nuestro, que es una potencia productora de alimentos, no puede aceptar que tenga personas pasando hambre en ningún lugar”, resaltó.