Las exportaciones fueron récord, aunque el superávit comercial se redujo a la mitad.
Las exportaciones llegaron a su pico histórico en 2022, al alcanzar los u$s88.446 millones. Sin embargo, el saldo comercial se redujo a la mitad, debido a que también las importaciones fueron récord, con un alza de casi el 30% de un año al otro. Así se desprende del informe de Intercambio Comercial (ICA) del Indec, que contiene los datos de diciembre y del acumulado del año.
La economista Cecilia Todesca Bocco, secretaria de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, anticipó que de cara a 2023 las proyecciones dependerán de la fuerte sequía. Hacia adelante, la agenda será la de abrir nuevos mercados, pero también lograr que más empresas exporten, un número que está estancado desde hace ocho años.
Las exportaciones fueron de u$s6.119 millones en diciembre del 2022, y en el acumulado del año llegaron al récord de u$s88.446 millones. El dato más elevado había sido hace una década, en 2012, cuando habían llegado a u$s79.982 millones. Por rubros, las principales continúan siendo las manufacturas de origen agropecuario (u$s33.119 millones), seguido por los productos primarios (u$s23.868 millones) y en tercer lugar las manufacturas de origen industrial (u$s23.061 millones).
Consultada sobre por qué se llegó a un récord de exportaciones, Todesca explicó: “Hay un efecto precios, sin duda, por la suba en el precio de los commodities, pero también observamos que crecieron las manufacturas de origen industrial en un 15,8% en total, y medido en cantidad en un 2,6%, lo cual es importante”. Además, agregó que si bien el ICA mide bienes, también los servicios podrían alcanzar un récord. Por el momento hay datos hasta el tercer trimestre, que marcan que se exportaron más de u$s 10 mil millones en servicios, de los cuales u$s 6000 millones fueron basados en conocimiento, un aumento interanual del 21%.
Si bien las exportaciones crecieron 13,5% entre 2022 y 2021, en precios treparon 16,2%, mientras que en cantidades decrecieron 2,3%. Al consultar acerca de si esto resulta una preocupación, Todesca contestó: “Más que preocupar, ocupa. Hay que exportar más en cantidades, pero también lo que hay que recuperar es la cantidad de empresas exportadoras, y también la agenda de Cancillería hacia adelante es abrir nuevos mercados”.
Lo que observan en el Ministerio de Relaciones Exteriores es que la cantidad de empresas que vende al exterior está estancada. En 2011 llegó a un pico de 12.800 empresas, a partir de 2012 empezó a bajar hasta 2015, y desde 2015 en adelante se mueve como un “serrucho” con algunos años creciendo y otros decreciendo, pero siempre en torno a las 9.500. Este año prevén realizar 130 ferias comerciales, 80 misiones, 35 rondas de negocio y 60 acciones de posicionamiento. Para pymes, tienen programas como “Desafío Exportador”, en donde Cancillería le paga los honorarios a un profesional de comercio exterior para implementar un plan de negocios internacional a la medida de la empresa.
De cara a 2023, en Cancillería mantienen las mismas expectativas de exportaciones planteadas en el presupuesto, de u$s105.000 millones, entre bienes y servicios. “El número lo hicimos antes de la sequía”, aclaró Todesca. De todos modos, en el Gobierno todavía no cambiaron las proyecciones, para eso aguardarán hasta que termine enero. Porque si bien se espera un efecto negativo por la pérdida de parte de la cosecha, podría contrarrestarse por efecto precio.
Con respecto a la brecha cambiaria, Ámbito consultó cuánto mejor podrían haber sido los resultados de exportaciones sin esta diferencia en las cotizaciones en el tipo de cambio: “Hay que mirar la película completa. Venimos de una crisis de balance de pagos, con el préstamos más grande que haya dado alguna vez el FMI, y nos cayó la pandemia, hay que ver la película completa. Las regulaciones que tenemos en el mercado de cambios tienen impacto en la brecha, no estamos orgullosos de esa regulación, pero la pregunta es cómo hacemos para que los dólares que generamos de exportaciones estén disponibles para seguir creciendo y comprar insumos. Si de golpe desregulamos no soluciona nada, sino que lo agudiza, ya lo vivimos”.
Saldo comercial en caída
Pese a las exportaciones récord, el superávit comercial se redujo a la mitad: en todo 2022, fue de u$s6.923, cuando el año pasado había sido de u$s14.751 millones. El motivo, según Todesca, es que las importaciones fueron récord también: se importó por u$s81.523 millones, 29% más que en 2021, y solo en cantidades 11% más, en una economía que creció un poco más del 5%.
Ámbito preguntó qué motivó ese récord, si fue la energía, el sobre stockeo, o operaciones ilegales como la sobrefacturación producto de una brecha cambiaria del 100%. Todesca contestó que uno de los mayores efectos fue la energía, donde se importaron u$s 12.868 millones en combustibles, un 120,2% más que el año anterior. Además, sumó que la economía volvió a crecer por segundo año consecutivo y hay una elasticidad relacionada a las importaciones, y agregó lo que llamó el “adelantamiento de importaciones”, una maniobra de algunas empresas en contexto de incertidumbre, inflación y deslizamiento del tipo de cambio.
Sobre las proyecciones sobre el saldo comercial en 2023, Todesca explicó que es un dato que no se calcula, porque depende de las variables de exportaciones e importaciones. Si bien las exportaciones podrían caer por la sequía, la economista espera que pueda existir una caída en las importaciones, en parte porque la economía va a crecer entre 1-3%, y porque se espera que esté finalizado el gasoducto, con su consecuente ahorro de divisas.
Oportunidades de exportaciones
Consultada acerca de qué sectores podrían aumentar sus exportaciones en 2023, consideró que habrá que ver cómo impacta la sequía en los primarios, pero afirmó que ve que se encuentran “muy dinámicos” los sectores automotriz, químico, farmacéutico, maquinarias y aparatos eléctricos. “Hay una oportunidad en América Latina”, afirmó. De hecho, apuntó a Brasil: “Creemos que hay oportunidades especialmente en las manufacturas de origen industrial para 2023, y para 2024, apuntamos a exportarles gas”.
En el mediano plazo, considera que las grandes oportunidades que podrían dejar atrás una matriz exportadora focalizada en el agro pasarán por la minería y la energía. “De acá a 2030 van a crecer muy fuerte las exportaciones, pero es necesario hacer los encadenamientos productivos, porque si no se agrega valor, ciencia y tecnología, el problema es que no va a haber el empleo necesario para vivir bien en Argentina”.
Todesca también se refirió a un debate que hay a nivel internacional: cómo se van a conformar las cadenas globales de valor, en un contexto de crisis entre China y Estados Unidos. Consultada acerca de si Argentina buscará una cadena global “occidental”, como piden algunos empresarios, contestó: “Nosotros queremos localizar inversión acá, proyectos de cualquier nacionalidad son bienvenidos, siempre y cuando sean productivos y generan trabajo. Habrá igual trato a todo el capital”.