Francisco en Chile pidió perdón y expresó “vergüenza” y “dolor” por los abusos cometidos por la Iglesia.
Como siempre suele hacer después de sus viajes, el Papa recordó hoy en la audiencia general su intensa visita a Chile y Perú de la semana pasada, donde, según destacó, confirmó su “rechazo a los abusos sexuales de menores”.
En buena forma después de una semana a todo ritmo, en la que tomó diez aviones y estuvo tres días en cada país, Francisco hizo un resumen de su 22 viaje internacional, que comenzó agradeciendo que “todo haya salido bien”.
No ocultó que fue un viaje difícil en la primera etapa. “Mi llegada a Chile estuvo precedida por diversas manifestaciones de protesta, por varios motivos, como ustedes habrán leído en los diarios”, dijo, antes unos 20.000 fieles presentes en la Plaza de San Pedro. “Y esto hizo aún más actul y vivo el lema de mi visita ‘Mi paz les doy'”, agregó.
La visita del Papa en Chile, donde fue recibido por una Iglesia en crisis y herida por el escándalo de abusos de menores, quedó marcada por el respaldo que le dio al obispo de Osorno, Juan Barros, acusado de haber encubierto los abusos cometido por el sacerdote Fernando Karadima, condenado en 2011. Barros participó de las tres misas que celebró Francisco en Santiago, Temuco e Iquique, causando revuelo.
Francisco, que en Chile pidió perdón y expresó “vergüenza” y “dolor” por los abusos cometidos por la Iglesia, no habló del caso Barros en la audiencia general. Pero recordó que allí tuvo dos encuentros “muy intensos” con sacerdotes y consagrados y con obispos del país, “que fueron aún más fecundos por el sufrimiento compartido por algunas heridas que afligen a la Iglesia de ese país”. “En particular, he confirmado a mis hermanos en el rechazo de cualquier compromiso con los abusos sexuales de menores y al mismo tiempo en la confianza en Dios, que a través de esta dura prueba purifica y renueva a sus ministros”, afirmó.
En la rueda de prensa que concedió durante el vuelo de regreso desde Lima, el Papa reveló que le rechazó dos veces la renuncia a Barros -obispo de Osorno acusado de encubrir a un sacerdote condenado por pedofilia-, insistió en su inocencia, pero pidió disculpas a las víctimas por una frase “poco feliz” pronunciada en Iquique el jueves pasado.
Durante la audiencia general, Francisco, que en Chile alentó “el camino de la demoracia chilena”, destacó asimismo su visita al penitenciario femenino de Santiago, donde “los rostros de esas mujeres, muchas de las cuales, jóvenes madres, con sus pequeños en brazos, expresaban pese a todo mucha esperanza”, dijo. “Las animé a exigir, de sí mismas y de las instituciones, un serio camino de reinserción. No podemos pensar una cárcel, cualquier cárcel, sin esta dimensión de reinserción, porque si no existe esta esperanza de reinserción, la cárcel es una tortura infinita”, afirmó.
Luego de evocar sus misas en el sur y el norte del país, en Temuco e Iquique -sitios marcados por la cuestión mapuche y la cuestión inmigratoria, respectivamente-, Francisco reiteró que para superar los conflictos es necesario el diálogo. “No hay que esconder los conflictos debajo de la cama, hay que enfrentarlos y se resuelven con el diálogo”, subrayó.
Repasando luego su viaje a Perú, destacó su visita a Puerto Maldonado, en la Amazonia peruana, que también significó el puntapié inicial para el Sínodo Pan-Amazónico que convocó para octubre de 2019. Recordó su encuentro con los pueblos originarios del lugar, así como con niños y adolescentes de un hogar: juntos hemos dicho “no a la colonización económica y a la colonización ideológica”.
Evocó, finalmente, cuando, ante autoridades políticas del Perú, luego de exaltar el patrimonio ambiental, cultural y espiritual del país, advirtió sobre las realidades que más lo amenazan: el degrado ecológico-social y la corrupción. “No sé si ustedes oyeron hablar aquí de la corrupción… no sé. ¡No sólo hay allá, hay acá también y es más peligrosa que la gripe!”, comentó, causando risas. “La corrupción arruina los corazones. ¡Por favor, no a la corrupción!”, clamó.
Luego de recordar su visita a Trujillo, al norte de Perú y su jornada final en Lima, donde celebró una misa multitudinaria, concluyó su catequesis pidiendo una oración por dos “naciones hermanas, Chile y Perú, para que el Señor las bendiga”.