“Frater dixit”, un diálogo poético de silencios tras el oscuro manto de la dictadura

Letras de Fuego / Comentario de libro / Por Manuel E. Rivas*. “Frater dixit”, el último poemario de Susana Noé nos pone, cara a cara, ante el horror de la dictadura, desde el lenguaje poético de la nostalgia, la inocencia de la niñez y el amor fraterno.

Una inspiración poética clave

Cuando uno, ávido lector, se topa con este título, “Frater dixit”, de inmediato se remite a María Belén Aguirre, la gran poeta tucumana residente en Buenos Aires y ganadora en 2020 del 1º Premio de Poesía del Fondo Nacional de las Artes con “Siamesas”.

Ese diálogo con ese alguien muerto, ausente e intangible, a quien rearma la autora en “Pater dixit”, está presente en similitud de intención, pero con otro estilo, la particular poética de Susana Noé, quien incorpora en su libro el comentario de Aguirre.

También nos remite a “Ubi sunt”, en la temática de la dictadura, que se sintetiza en el poemario de la autora salteña en el diálogo con Víctor, su hermano desaparecido. Cabe recordar que en el libro de Aguirre se evoca al poeta Miguel Ángel Bustos.

Fuera de esa especie de simbiosis que realiza Susana Noé, inspirada en la lectura de ambos libros y con la autorización de Aguirre para titular de modo tan similar su disímil propuesta, se trata de un diálogo con el pasado que excede al horror dictatorial.

Un hilo conductor entre la inocencia y el horror

Hay un hilo conductor en el poemario, como una columna que todo lo sostiene, es el juego al que alude como “Indisfroxim”, y en el que la voz poética va engarzando ese diálogo virtual. “Terminó el juego de la ingenuidad”, sacude también la realidad.

La fuerza de las palabras es la que saca de esa ingenuidad de esa comunicación que se construye con recuerdos, como por ejemplo: “fusilados”, “arrastrados” o “arrebatados”, sin mencionar a los criminales a quienes solo alude como “ellos”.

El diálogo se produce en el vientre de una ballena, como en la historia bíblica de Jonás, lo que le agrega un matiz de esperanza a pesar de todo, porque una vez fuera del escualo hay luz y aprendizaje de aquello que no entendemos porqué sucede.

“Como en nuestros juegos, podemos ser / invisibles si queremos”, el juego infantil contrasta con la invisibilidad impuesta por los secuestradores y asesinos. Se subraya además con el terror pueril por los fantasmas.

La atroz invisibilidad del “desaparecido”

“Sábanas blancas” y “calaveras”, los juegos de miedo infantiles se contraponen a la terrorífica dictadura. “¿Eres tú? / ¿Resignado cuerpo / sin tiempo?”. La carencia de tiempo, lugar y voz no hacen más que subrayar el concepto de invisibilidad.

A diferencia de María Belén Aguirre en “Ubi sunt”, Susana Noé no explora la atrocidad de las torturas sino que las da a entender con palabras clave, como por ejemplo, “huesos” o “alambres de púa”. La voz poética reconstruye todo desde el recuerdo infantil.

“¿Escuchas al rabino contando el relato de Jonás y la / ballena? / Es Iom Kippur”, se mete en un túnel del tiempo y , a continuación el juego de siempre, “Indisfroxim”, “Vamos a jugar a cambiar la historia / siempre supe que algún día / nos serviría”.

“La ballena nos espera”, dice la voz poética en un momento en el que también se mezclan las historias infantiles que seguramente marcaron esa época añorada, con Poseidón y Simbad como protagonistas fantásticos.

El poder de los lazos fraternos

Más allá de la lejanía o cercanía con respecto a la dictadura; más allá del lugar en donde se posicionen las personas en este país de antinomias permanentes, el vínculo fraternal existe entre los seres humanos y la poesía de Susana Noé lo revive en palabras.

“Te sigo / con vos / no me buscan / no me llevan / no me torturan / no desaparezco / no me asesinan”, la mágica protección de la hermana se diluye ante la realidad: “olvidé seguirte, / otra vez”.

Aparece el llanto de la infancia, ese llorar ante lo nuevo que se produce en la primera impresión de ser dejado en el jardín de infantes y en donde siempre hay un hermano o hermana mayor a quien acudir. El recuerdo siempre acude en este libro.

Pero también se apaga con la invisible ausencia, con la foto en la que el evocado no envejece. Susana Noé ve pasar en imágenes en sepia ese pasado de flores marchitas por una partida tan dolorosa. Si ese dolor se hace poesía, bienvenido sea.

*Fundador y director de Diario Cuarto Poder. Profesor en Letras e Historia, periodista y escritor.

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