Contó el horrible momento que pasó en la red social. La historia.
Un médico que trabajaba en el área de licencias de conducir de una oficina descentralizada del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires fue desplazado de su cargo. Lo denunció una joven que en su cuenta de Facebook contó que concurrió a renovar el registro y sufrió un episodio de violencia de género.
Si bien no se identificó al profesional, una fuente de la secretaría de Transporte porteña confirmó que se solicitó el inmediato desplazamiento del cargo que ocupaba en la sede que el gobierno tiene por un convenio con el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad de Buenos Aires (CPCECABA) para atender a los matriculados.
La joven posteó que en la Dirección General de Licencias para Conducir, ubicada en Viamonte 1461, la atendieron “correctamente” en la recepción, donde presentó los papeles. También en los exámenes auditivo, visual y psicológico. Sin embargo, todo cambió cuando ingresó al último box, el de “Médico Clínico”.
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“Cuando entro me encuentro a dos señores atrás del escritorio, de aproximadamente 80 años cada uno. Saludo, me siento y se miran. Fea, me dice el que llevó a cabo la entrevista. Silencio de mi parte, ¿será un piropo? ¿qué le pasa?, pienso. Me repite, Fea. Se ríe.” escribió Maru Monj en la red social.
El comentario que la joven confundió con un piropo se agravó con lo que ella misma escuchó a continuación y transcribió en la red social.
“Tipea mi DNI en la computadora, -31 añitos, jojojo, ay ay ay, bromean babeantes, cómplices. Qué simetría, lo único que le falta a usted es una minifalda, una pollera, para mostrar lo que tiene“, afirmó que le dijo el profesional.
“Le dije no me gustan las polleras. Sí, usted tiene que usar pollera, es lo que las diferencia de los hombres. ¿O usted alguna vez vio a un hombre con pollera? Le digo que sí, que ahora algunos hombres usan pollera, ¿por qué no?. Me responde, -Jo jo jo, ¡los maricas! No me parece hablar así, digo en tono conciliador. Repite, sólo los maricas”, agregó.
La joven contó que le insinuaron que debía usar collar “para enmarcar el rostro”, que tenía que buscar un marido “que la mantenga” y le aconsejaron tener solo un hijo porque “uno completa a la mujer, y dos le arruinan el cuerpo, esas formas bellas que ustedes tienen, los hombros, los pechos, el vientre, los muslos, las nalgas”.
“Se me hizo un nudo en la panza, me incomodó”, explicó la mujer y confesó sentir “inmensas” ganas de mandarlos “a la mierda”, impotencia por pensar que a esos tipos les pagan por hacer ese trabajo, y con miedo de que no le renovaran la licencia si les hacía saber “lo que realmente estaba pensando”.
“A veces me invade el enojo y no puedo decir las cosas con calma.¿Merecen mi respeto dos tipos que me hablan así? ¿Hasta dónde llega mi tolerancia con tal de obtener una firma que da el ok médico para renovar mi registro? Mi cara estaba transformada. Me paré y digo… algo más. ¿Listo? Pensé que me iban a tomar la presión o algo así. Rematan: Ah, ¿quiere que le tomemos la presión? Vuelva y Desnúdese, jajaja. Me sentí perpleja”, continuó.
“Me hicieron pasar un momento que no deseo para ninguna mujer. Porque claro, a un varón no le van a decir todo eso, salvo que sea “marica” y use pollera. Mierdas”, finalizó la joven en su publicación.
Poco después, el secretario de Transporte porteño, Juan José Méndez, tomó conocimiento del hecho y le pidió a las autoridades del CPCECABA la remoción del profesional, que fue reemplazado por un médico de la planta del gobierno porteño.