La abogada de la familia de Milagros Avellaneda, Silvia Furque, recibió un extraño llamado, horas antes de que se confirmara la fuga de Roberto Carlos Rejas, femicida y filicida convicto por el crimen de la joven y su hijo Benicio.
Un funcionario de la Casa de Gobierno llamó a la letrada para preguntarle si es que necesitaba ayuda, ya que se había enterado del fallecimiento de uno de sus hijos, información tan falsa como inquietante.
Fue el segundo mensaje intimidatorio que recibía el entorno de Milagros. El anterior, mucho más directo, lo sufrió Amalia Ojeda, madre y abuela de las víctimas.
La mujer denunció en la Seccional 11 que cuando caminaba por la calle, dos sujetos en moto se detuvieron para gritarle “vieja de mierda cerrá la boca porque te vamos a matar. Dejá de hacer kilombo”.
Ambos sucesos trascendieron y cobraron fuerza recién cuando se supo de la extraña fuga del ex uniformado, quien escapó del cuartel de Bomberos ubicado en 25 de Mayo esquina Italia.