La victoria de Lula en Brasil relanza una serie de preguntas que dan de lleno en la prospectiva de la Argentina. ¿Qué grado de influencia podrá tener en las próximas elecciones locales?
La victoria de Lula en Brasil relanza una serie de preguntas que dan de lleno en la prospectiva de la Argentina. ¿Qué grado de influencia podrá tener en las próximas elecciones locales?
¿Podrá el flamante mandatario electo revitalizar al Mercosur y darle a la Argentina la posibilidad de equilibrar su balanza comercial? Si bien aún hoy Brasil es el principal socio comercial de nuestro país, la influencia de las decisiones de política económica que tome el flamante Gobierno definirá, en una parte no menor, la contundencia del impacto de las propias decisiones del ministro Massa.
Aquí y ahora existen grandes diferencias en los ciclos económicos de cada país, lo que constituye un punto de arranque complejo. Por caso, mientras la inflación en la Argentina se acerca al 100% anual, en Brasil, y por tercer mes consecutivo, hubo deflación, lo que disparó al alza los índices de confianza del consumidor y las perspectivas de crecimiento, reforzando ese movimiento.
A la vez, la tendencia del real brasileño pareciera estable, a pesar del “súper dólar”. El Informe Focus del Banco Central (BC), mostró que la mediana de las estimaciones para el dólar al final de este año se mantuvo en R$5,20.
Para 2023, la mediana de las estimaciones para la moneda estadounidense también se detuvo en R$5,20 entre una semana y otra. Para 2024, pasó de BRL 5,10 a BRL 5,11.
Una apreciación del real a partir de los mejores pronósticos podría ayudar el banco central argentino.
En los últimos días incluso tuvo lugar un incidente, cuando el actual ministro Paulo Guedes criticó duramente al FMI por sus equivocaciones, ya que el organismo que conduce Kristalina Georgieva informó que Brasil crecerá el 2,8% en 2022, siendo que en julio había previsto un avance del 1,7%, mientras el propio ministerio de Economía aseguraba, también en julio, que se crecería 2,7%.
De todas formas, conviene hacerse de un parámetro adicional: en 2011, el PBI de Brasil era del u$s2,62 billones, mientras que en 2021 fue de u$s1,61 billones.
Interesante es consignar que, en los últimos meses, el Exchange Traded Fund que reúne a las acciones más importantes de Brasil viene recuperando terreno. Se llama EWZ y subió casi 10% a partir de una mirada celebratoria de los inversores sobre un gobierno y oposición con dimensiones equivalentes en el parlamento a partir del resultado de la primera vuelta electoral.
Es decir que se “festejó” que el congreso va a tener mucha presencia bolsonarista pero también presencia de “independientes” que suelen tener postura más centrista, algo que el propio Lula se encargó de marcar, al incorporar como vicepresidente al exgobernador paulista Geraldo Alckmin, de inocultable impronta conservadora.
Donde sí habría mayores expectativas es en la política exterior (y hasta un cambio de perspectiva vía Mercosur). Sabido es que el ministro de Bolsonaro, Guedes, priorizó acuerdos internacionales con países como Corea del Sur, Canadá e India, antes que una profundización de los acuerdos hacia adentro del Mercosur.
Sin embargo, cabría esperar a partir de ahora una modificación gradual en lo avanzado con el bloque BRICS, -el grupo de naciones y potencias emergentes que integran Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica-. Habrá que recordar que, hace semanas, y después de Rusia, China confirmó también su apoyo a la incorporación de la Argentina a los BRICS.
En el plano del comercio bilateral, la Argentina viene acusando un déficit importante. En el acumulado del año, registra un déficit de u$s2.185 millones, cuando en igual período de 2021 había sido de u$s600 millones. En este sentido, seguramente una mejor balanza comercial con el país vecino tendrá el visto bueno del FMI, acostumbrado a reclamarle a la Argentina una política de acumulación de reservas.