El bebé fue diagnosticado al cumplir apenas sus primeros dos meses de vida con una poco frecuente malformación congénita de la vía biliar, conocida como quiste de colédoco.
La afección que sufría el pequeño obstruye las vías biliares, provoca la acumulación de bilis en el hígado y consecuente falla hepática que puede ser altamente riesgosa para la vida del niño.
La cirugía que se practicó con éxito en el caso de Axel es una derivación bilio-digestiva, conocida técnicamente como una hepato-duodeno anastomosis por vía laparoscópica. El subdirector del hospital del Niño Jesús, doctor Cristian Villalonga, comentó que, de acuerdo a las estadísticas, se da un caso de la patología cada 100.000 recién nacidos vivos aproximadamente.
El paciente que se internó en el efector pediátrico, contó en su tratamiento con la intervención de un equipo interdisciplinario conformado por médicos clínicos, cirujanos, terapistas, especialistas en diagnóstico por imágenes, anatomopatólogos, personal de enfermería, de instrumentación y médicos anestesistas, quienes lograron dar solución a su problemática.
“Se realizó una interconsulta con el hospital Garrahan de Buenos Aires y ellos nos dieron el total aval considerando que el personal que trabaja en este hospital está ampliamente capacitado para darle solución a este tipo de patologías. Además el procedimiento quirúrgico se hizo completamente por vía laparoscópica, la cual reemplaza a la técnica convencional que se empleaba antes y que implicaba una recuperación más extensa y compleja”, destacó Villalonga, en tanto agregó que aun a pesar de estar atravesando una pandemia, el hospital sigue dando respuesta a todos sus pacientes.
La cirujana infantil, staff del hospital Avellaneda y del Niño Jesús, doctora Cecilia Puga Nougues, destacó que al tratarse de una patología poco frecuente, suele ser difícil arribar a su correspondiente diagnóstico. El bebé inició teniendo deposiciones de un color poco habitual y a esto se sumó que paulatinamente su piel y conjuntivas se tornaron de color amarillo, lo cual denota un compromiso del hígado y se da cuando la malformación que presenta el paciente ya empezó a perjudicar su funcionamiento hepático.
“Por esto se plantea la urgencia de resolverlo, el trabajo es contrareloj para evitar que el daño siga progresando. En muchas publicaciones científicas se plantea el diagnóstico diferencial en bebés tan pequeños. Por eso fue fundamental el trabajo en equipo para poder diagnosticar y luego darle una solución quirúrgica en el hospital, donde afortunadamente contamos con instrumental excelente que nos permite trabajar en pacientes de tan bajo peso», dijo la profesional.
La cirugía laparoscópica de alta complejidad implicaba la ardua tarea de establecer una nueva unión en la vía digestiva y tuvo muy buena evolución en el postoperatorio por parte de Axel. “Pudimos observar en la terapia y luego en sala su progreso día a día y esta es la mayor ventaja de la implementación de la laparoscopía, que el paciente se recupera rápidamente y puede empezar a alimentarse con mayor facilidad; totalmente diferente al postoperatorio de una cirugía convencional que implica una mayor cicatriz, dolor y analgesia”, definió Puga.
El niño, ahora de cuatro meses de vida, atravesó 10 días de internación. Este martes se realizó una ecografía de control y su mamá recibió la mejor de las noticias: Axel puede volver a casa. Si bien esta patología implicó un daño hepático desde el momento de su nacimiento- motivo por el que deberá realizar controles periódicos- el abordaje mínimamente invasivo que se practicó en él permite que tenga reducidas cicatrices, menores complicaciones y dolores y de esta forma que pueda desarrollar una vida normal.
“Fue muy difícil pero hoy estoy feliz y agradecida”
La mamá de Axel, Florencia, contó que su hijo nació en plena pandemia y que inicialmente estuvo todo bien: «Él era un bebé completamente sano hasta que cumplió dos meses. El pediatra diagnosticó la enfermedad de mi hijo, nos derivó de urgencia al hospital y él quedó en internación. Tuvimos que hacerle muchos estudios, revisiones y controles para reconfirmar el diagnóstico y que pudiera ser operado”, relató resumiendo en pocas palabras lo que fue un proceso agotador y complejo para la familia.
“Fue muy difícil pero hoy estoy muy contenta porque él está bien. Me siento feliz y agradecida con todos en el hospital, fui muy contenida por médicos y enfermeros porque me brindaron toda la información necesaria y la doctora Puga me dio mucha tranquilidad en el momento de la intervención. Pasé por momentos de mucho miedo, pero ya estamos bien y podemos regresar juntos a casa», finalizó la madre que, mientras le da el pecho a su bebe, hoy gracias a la labor de estos profesionales vuelve al hogar junto a su hijo.