“Señor, señora, no sea indiferente, se matan a travestis en la cara de la gente”, es el cantito que más suena en la voz de las trans, las travestis y todos aquellos que se dieron cita en la Plaza de Mayo para denunciar el aumento y la crueldad de los crímenes de odio en la Argentina.También exigen al Estado y a las autoridades políticas públicas para para evitar más muertes.
Pasadas las cinco de la tarde del viernes, los primeros grupos de trans y militantes por la diversidad de género llegaron a la plaza y se ubicaron alrededor de la Pirámide. El primer “Gritazo” contra los transfemicidios y travesticidios está a punto de hacerse escuchar.
“El incremento de los travesticidios en este último mes fue brutal”, dijo la activista trans Violeta Alegre. A fines de octubre, con el fin de alertar sobre la gravedad de la situación, se encargó de difundir a través de su cuenta de Facebook las fotos del cadáver de Evelyn Rojas, una joven trans de Misiones que fue asesinada a golpes. Su cuerpo apareció en una estación de servicio abandonada de la capital provincial. Por el crimen, está detenido un hombre identificado como “Ramoncito”.
Para Alegre, la ausencia de una estadística oficial sobre travesticidios y crímenes de odio en la Argentina es una forma de invisibilización hacia el colectivo de trans y travestis. Ante este vacío por parte de los organismos oficiales, son las organizaciones y las activistas las que generan lazos y redes para dar cuenta de la violencia de la que son víctimas. “En el año 2015 se han asesinado a 13 personas de nuestra comunidad, 6 de ellas travestis y trans y 7 gays. Además de ello, 2 personas decidieron poner fin a su vida a causa del acoso/bullying en sus lugares de desempeño social. En comparación al informe anterior del 2014, es posible determinar ahora que existió un aumento del 85 % en el número de asesinatos. Y dentro de esa estadística, el porcentaje de las personas gays se ha triplicado”, dice el informe anual de la Comunidad Homosexual Argentina.
Es por eso que, además, piden que la figura del travesticidio sea incorporada al código penal. En 2012, una modificación en el inciso 4 del artículo 80 del Código Penal impuso la pena de reclusión perpetua al que matare “por placer, codicia, odio racial, religioso, de género o a la orientación sexual, identidad de género o su expresión”. También se modificaron los incisos 11 y 12, imponiendo perpetua cuando se matare “a una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y mediare violencia de género (11) y “con el propósito de causar sufrimiento a una persona con la que se mantiene o ha mantenido una relación” (12). El colectivo trans pide incorporar específicamente la figura del travesticidio.
Alegre consideró que la correcta puesta en marcha de la Ley de Educación Sexual Integral en todos los niveles, con sus correspondientes unidades sobre diversidad, sería una de las políticas públicas que el Estado debería implementar para reducir los niveles de violencia hacia las personas transgénero.
Aunque este fue el primer “Gritazo”, no es la primera vez que las organizaciones de trans y travestis salen a las calles a luchar por sus derechos. Sus integrantes han participado de las movilizaciones “Ni una menos”, contra la violencia de género y los femicidios, y son impulsoras de la campaña “Reconocer es reparar”, que tiene por objetivo lograr una reparación histórica para este colectivo, a partir de un reconocimiento por parte del Estado de la violencia institucional de la que ha sido víctima, y de la vulneración de derechos y criminalización que ha sufrido, sobre todo, en la época de los edictos policiales.
A las seis de la tarde, en la plaza, las referentes de las diferentes organizaciones se reunieron detrás de una bandera que decía “Basta de travesticidios” y exigía “Justicia para Diana Sacayán”, junto a una foto de la reconocida activista. Sacayán fue asesinada hace poco más de un año por quien fuera su pareja en aquel momento. Las referencias a Sacayán y a Lohana Berkins, la otra gran líder del movimiento trans argentino, que falleció a principios de este año, son permanentes. Sus caras monopolizan las banderas y pancartas en la movilización.
“Decidimos gritar y decretar en estado de emergencia a nuestro movimiento”, anuncia el documento elaborado de manera colectiva y que las referentes leen turnándose en cada párrafo para poder tener todas un espacio, una voz de denuncia. Unas mil personas escuchaban con atención y algunos oficinistas se paraban unos segundos a mirar. “A las travestis y trans nos matan y nuestras muertes no interpelan, ni son motivo para reclamar Justicia como otras. Para la sociedad y para el Estado nuestra muerte, así como nuestra vida, no vale nada“.
El acto continuó, bajo las últimas luces de la tarde porteña, con el grito de los nombres de las trans y travestis asesinadas en los últimos meses por su condición de género. A los mencionados casos de Evelyn Rojas y Diana Sacayán se sumaron otros ocurridos a lo largo y a lo ancho del país como los de Fernanda “Coty” Olmos, Laura Moyano, Josefa Salazar, Jimena Álvarez, Marcela Chocobar y La Jose Salazar, entre otras. Después de cada nombre, se escuchó “¡Presente!”. Para terminar, se realizó el gritazo: la furia travesti convertida en gargantas enrojecidas.
Al grito le siguió la vuelta a la Pirámide de Mayo, con críticas al gobierno de Mauricio Maci y un nuevo canto: “A la muerte de Diana la vamo’ a vengar, con la lucha popular”. Sasha Sacayán, hermana de la activista asesinada, es una de las más buscadas en el abrazo de cierre. Todas y todos quieren expresarle su apoyo y recordarle que el legado de Diana está más vigente que nunca: ese mismo día, horas antes del “Gritazo”, la municipalidad de Avellaneda aprobó el cupo trans por el que Diana tanto peleaba: una forma de garantizar una salida laboral a sus compañeras.