Uno de los abogados que fueron señalados por los inquilinos de la casa ubicada en Chacabuco 59, donde apareció un cuerpo que sería de Laura Gabriela Picciuto, dueña de la propiedad, como los que intentaron ingresar al inmueble contando con un juego de llaves, decidió dar su versión, con la condición de que no se difundiera su identidad.
“Lo único que hicimos fue acompañar a Fumero en este proceso, especialmente el día en el que encontraron el cuerpo en la cisterna. Mi hermana asesoraba a Fumero en un proceso de mediación para lograr la división de bienes de esa propiedad. La acompañé para que vea la casa porque sabíamos que los inquilinos podrían generar problemas”, admitió.
El aludido es Luis Fumero, ex marido de la mujer por ahora considerada desaparecida, de quien se supo que hace tiempo intentaba convencer a su ex mujer de que vendieran la casa, cuya titularidad no está del todo clara, luego que trascendiera que se trata de un bien familiar cuya enajenación debía ser de común acuerdo.
El letrado identificado sólo como I.M.D.F, explicó que el martes se presentó con su hermana y Fumero ante la fiscalía de Sale para ponerse a disposición. “Nos explicaron que por el momento no era necesario, vamos a colaborar en todo para que este caso se resuelva”, afirmó.
La sospecha de los investigadores es que el desacuerdo sobre la venta de la casa había deteriorado aún más la relación con la mujer, quien eligió el lugar para vivir tras el divorcio, pero comenzó a recibir presiones crecientes del empresario para ponerla en venta cuando la justicia decidió que la hija de ambos fuera puesta a cargo de la madre de la mujer.
Tras la desaparición de “Gaby”, apareció en escena un tal Walter, que fue quien contrató un albañil para que restaurara la parte baja del edificio, lo que derivó en el hallazgo del cuerpo. Sobre esto, el letrado aclaró que el supuesto comprador sólo dio una moto de seña hasta que se completara la documentación, algo que hoy parece lejano.
A continuación, el abogado hozo referencia a las versiones de los inquilinos, quienes les atribuyeron la versión de que la dueña de la vivienda se había internado en una clínica de reposo en Monteros. “Hablamos con un inquilino y le dijimos que creíamos que la mujer había sido llevada por su madre, como ocurría cada vez que tenía un problema de salud. Eso es todo. No hay nada extraño y estamos dispuestos a colaborar para el esclarecimiento del caso”, insistió.
“Sabíamos que eran personas complicadas, pero nunca nos imaginamos que harían algo así. Es más, ellos le habían dicho a Fumero que les tendría que pagar plata para abandonar la casa, pero terminaron yéndose sin recibir nada. Eso es sospechoso”, retrucó el profesional.