Lo definió el Gobierno y se anunciaría en las próximas horas. Según la alícuota, este dólar valdrá entre $ 75 y $ 85.
El Gobierno tiene decidido avanzar en la aplicación de un tipo de cambio “turístico” mucho más caro que el oficial que deberá ser pagado por quienes viajen o realicen consumos fuera del país.
La idea más firme que por estas horas se maneja al más alto nivel oficial es que se aplique un recargo de al menos el 20% a precio del dólar oficial. Es decir, que si se realiza un gasto de 100 dólares en el exterior, en lugar de calcular el gasto en pesos a un tipo de cambio de 63 pesos (cierre de este viernes) debería calcularse un tipo de cambio de 75,6 pesos.
Si el recargo fuera del 25%, ese dólar “turista” cotizaría a casi 79 pesos. A su vez, si el recargo se definiera en el 35%, se estaría hablando, hoy, de un dólar turista de 85 pesos.
La intención del Gobierno es reducir drásticamente la pérdida de reservas que se origina por los gastos de argentinos en el exterior, tanto los que viajan fuera del país como los que realizan compras a través de diversos sitios en internet.
Naturalmente, este “recargo” alcanzaría a los pasajes aéreos, hoteles y todo tipo de gasto que se realice con tarjeta en el exterior. Entre estas compras, por ejemplo, los abonos de Netflix, Spotify, Amazon o lo que fuere que se pague a un proveedor en el exterior.
La opción de hacerse de divisas en efectivo, como se sabe, está reducida a solo 200 dólares por mes y por contribuyente. De modo que la otra opción es ir al blue (habrá que ver a qué precio salta la cotización cuando aparece en escena el dólar turismo) o el dólar bolsa. Este vienes, contra un oficial de 63 pesos, se pagaba cerca de 70 por el dólar blue, y entre 72 y 74 los dólares bolsa.
Durante el segundo gobierno de Cristina Kirchner se aplicó un recargo a los dólares que se consumían fuera del país, pero dicho recargo era considerado a cuenta del impuesto a las Ganancias.
Ese recargo se aplicó en marzo de 2013 y arrancó con una alícuota del 20%. Pero luego saltó al 27% y terminó en el 35%. Las alícuotas fueron elevándose a medida que se acentuaba el retraso cambiario.
Los contribuyentes inscriptos en Ganancias lo recuperaban rápidamente porque cargaban dicho recargo en la declaración mensual (la misma en la que se vuelcan el gasto en medicina prepaga, salario doméstico, etc) Los monotributistas, debían esperar un año para que se les devolviera el monto retenido.
Pero en cualquier caso, el recargo funcionaba como anticipo. Lo que estaría buscando el Gobierno es que lo que paguen los contribuyentes quede en las arcas públicas.
Un repaso a la balanza turística señala que en 2016 por la vía de viajes al exterior y compras desde aquí en sitios del extranjero, se llegó a un déficit de 8.500 millones de dólares. En 2017, con un atraso cambiario más marcado, el déficit saltó a los 10.600 millones. En 2018, a pesar de la fuerte devaluación de abril y agosto, el rojo resultó de 8.000 millones de dólares. Y en lo que va de 2019 el déficit alcanza los 5.000 millones de dólares.
Este miércoles, el ministro de Economía Martín Guzmán admitió que no habrá financiamiento adicional ni emisión monetaria para alcanzar el equilibrio fiscal. Y antes, había dicho que cada dólar que se dedica a la deuda, es un dólar que se le niega a la actividad productiva. De fondo, lo que se quiere es resguardar las reservas para hacer frente a la demanda de divisas del sector productivo.
También, desde ya, cuidar los dólares para aplicarlos al pago de las deudas. Eso sí, a las deudas que se recalculen una vez concluida la negociación con los bonistas.
Hoy el Banco Central atesora reservas totales por cerca de 44.000 millones de dólares. Sin capacidad de financiarse en los mercados de capitales, y caída la posibilidad de acceder a desembolsos pendientes del FMI por 11.000 millones de dólares, la única que queda es apostar al superávit comercial (ingreso de dólares) y cerrar todos los grifos por donde se puedan ir los dólares que no son estrictamente necesarios para mantener la actividad productiva.