Es casi tres veces más grande que sus pares del Triásico. Se creía que los primeros de ese tamaño habían aparecido 30 millones de años después.

Investigadores argentinos presentaron a Ingentia Prima, el primer dinosaurio gigante que habitó el planeta hace más de 200 millones de años. El hallazgo se produjo en el yacimiento de Balde de Leyes, al sudeste de la provincia de San Juan. Y revolucionó las teorías existentes sobre cuándo fue que los dinosaurios comenzaron a volverse gigantescos.

Según un estudio publicado este lunes en la revista Nature Ecology and Evolution y dado a conocer por la Agencia de Divulgación Científica CTyS de la Universidad de La Matanza, la especie es de una antigüedad de entre 237 y 201 millones de años, y está entre los primeros saurópodos gigantes. Con un peso de diez toneladas y 8 a 10 metros de largo, es cerca de tres veces el tamaño de los dinosaurios más grandes de su período, el Triásico.

“Me sorprende la repercusión que tuvo la noticia, el interés que despiertan los dinosaurios y los gigantes en particular. Es impresionante cómo a la gente le gusta saber de los dinos”, expresó la paleontóloga Cecilia Apaldetti (36), autora principal del artículo, quien atendió a Clarín desde la ciudad de San Juan, donde vive. “No hay explicación de por qué al mundo científico y no científico le gusta mucho saber de estos animales que habitaron la Tierra hace muchos millones de años”.

El estudio estuvo liderado por la investigadora de la Universidad Nacional de San Juan, en Argentina, en colaboración con los investigadores Ricardo Martínez, Ignacio Cerda, Diego Pol y Óscar Alcober. “Lo revelador es que encontramos un dino gigante en una época impensada. Hasta ahora el mundo creía que el gigantismo había aparecido a mediados del Mesozoico, la era fuerte de los dinosaurios en la que fueron reyes, amos y señores del planeta”, ilustra Apaldetti, que agrega: “La aparición del Ingentia muestra una estrategia de crecimiento desconocida hasta ahora e indica que el origen del gigantismo se produjo mucho antes de lo que se pensaba”.

Sobre el momento del inesperado hallazgo, en mayo de 2015, en Balde de Leyes -uno de los lugares más ricos en “niveles triásicos” después de El Valle de la Luna-, Apaldetti confiesa que cuando vieron los primeros huesos, semienterrados entre los arbustos, los vincularon “a una vaca” porque eran grandes y blancos: “Pero a medida que íbamos notando su tamaño, nos empezamos a cebar, el corazón se me salía por la boca… y dijimos ‘¡Esto es un dino, esto va a dar que hablar!’. Y bueno, no me equivoqué”.

Ingentia Prima, que en latín significa la “primera inmensa”, es una especie 30 millones de años más longeva que sus primos los titanosaurios, “un hallazgo fantástico que modifica las ideas que se tenían sobre cómo estas criaturas, con rasgos que no conocíamos de ninguna otra especie, hicieron para ser gigantes si aún no estaban anatómicamente preparadas para serlo. Este dinosaurio pegó el estirón en una época impensada, es un adelantado, sin duda”.

¿Motivos del “estirón impensado”? “Una tasa de crecimiento altamente acelerada, un sistema respiratorio mejorado de estilo aviar y modificaciones en la musculatura epaxial vertebral y extremidades posteriores”, enumera la especialista del Conicet.

“Antes de este descubrimiento, se consideraba que el gigantismo había surgido durante el período Jurásico, hace 180 millones de años aproximadamente, pero Ingentia Prima vivió a fines del Triásico (entre los 210 y 205 millones de años), período al que yo llamo el laboratorio de los vertebrados”, precisó.

fuene. clarín

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