Pruebas sobran, pero el juez Rodríguez no encontró motivos para detener a De Vido, que sigue protegido.
El juez Rodríguez no ha encontrado motivos o no ha encontrado motivos suficientes para pedir el desafuero de Julio De Vido ni para mandarlo a prisión como pretendía el fiscal Stornelli. ¿Pudo haberlo hecho? Sí: Rodríguez reconoce que tiene una montaña de pruebas contra el ex superministro. De tan obvia la pregunta que sigue se cae sola: ¿por qué no lo hizo? Y la que le sigue, también: ¿lo hará alguna vez?
En el medio hay un proyecto disparatado y detrás del proyecto disparatado hay una maniobra de corrupción fenomenal. El proyecto consistía en recuperar la mina de carbón de Río Turbio y adosarle una usina térmica cuando en el mundo es el tiempo de las energías renovables y no contaminantes. Y acá sobran recursos para desarrollar otra clase de energías.
Queda a la vista otra vez cómo atrasa el kirchnerismo. Río Turbio es una postal perfecta. En 2007 Kirchner allí anunció que “esta usina va a generar más de 800 puestos de trabajo y otros tantos indirectos”. Y en 2015 Cristina anunció que “hoy venimos a honrar la memoria de Kirchner porque hemos puesto en marcha la primera turbina”. Lo que al final produjo Río Turbio fueron anuncios: la turbina funcionó apenas 20 días, todo el tiempo que duró el carbón que disponían.
La usina está casi terminada. Pero no se terminó ni se empezó siquiera con la reconversión de la mina para que produzca el carbón que la usina necesita: 1,2 millón de toneladas al año. Hoy produce poco y nada: un 4% de esa cantidad. Planificación exitosa del ministro de Planificación De Vido: construyó una usina a carbón al pie de una mina de carbón que no produce carbón.
Tan disparatado como el pliego de la licitación de la usina, al que hubo que agregar nada menos que once proyectos por trabajos no contemplados. También tuvieron que rediseñar la usina porque suponían que el carbón era de mejor calidad de lo que es. Al final y de apuro pusieron quemadores a gas en las dos turbinas.
Donde sí planificó De Vido fue en el uso de la regional local de la UTN para saltar normas legales y hacer contrataciones directas. Es un experto en extender la corrupción al mundo académico. Convirtió universidades del Conurbano en subcontratistas de su ministerio. Plataductos. Las usó para cualquier cosa hasta para pagar el cachet a Andrea del Boca. La UTN de Santa Cruz no tuvo participación alguna en la construcción de la usina, pero firmó más de 450 convenios con De Vido, según la auditoría de la SIGEN. ¿Convenios para qué? El juez se lo debería preguntar a De Vido. En lugar de encontrar una salida para el pueblo, en Río Turbio De Vido encontró una salida para sus negocios.
Rodríguez no es un jurista, es un juez con oficio. Como otros llegó de la mano del espía Stiuso. Y Stiuso ya no está. No es un fanático como Slokar o alguien capaz de hacer lo que sea como Oyarbide. Tampoco aspira a ser Moro, el juez del Lava Jato y ablandar a De Vido como Moro ablandó en la cárcel al dueño de Odebrecht. Sólo él sabe a qué aspira. Hasta dónde se ve, está pudiendo más su compromiso con el kirchnerismo.
Fuente: Clarín