Es una industria cultural silenciosa. Crece y crecerá más. En poco más de una década, las carreras de nivel terciario para crear y desarrollar videojuegos se multiplicaron. Ahora son más de 10 (la mayoría, de 3 años), mientras que en 2003 solamente existía una. Se armaron por una necesidad de la industria: contratar profesionales. “Hay productoras de videojuegos que constantemente buscan gente capacitada”, asegura Ingrid Kitainik, a cargo de la coordinación del área de Videojuegos de la Universidad Tecnológica Nacional Regional Buenos Aires (UTN BA).
Los números impulsan la tendencia. Un informe de la consultora internacional PwC indicó que en los últimos cuatro años, las ventas del sector de los videojuegos en Argentina treparon 88%, al crecer de 66 millones de dólares anuales a 124 millones. Se espera, además, que para 2019 el negocio llegue a generar ingresos por 201 millones de dólares, lo que significa un alza del 62% en cinco años. En la región, Argentina es el segundo mercado que más crece, sólo detrás de Brasil.
“El 95% de los productos se exportan, ya que compañías internacionales como Disney contratan a estudios de videojuegos locales”, dice Miguel Martín, director de la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos Argentinos (ADVA). “Argentina se benefició hace unos años, con el dólar competitivo y desarrolló su industria con la aparición de varios estudios; hoy existen 50 empresas y el país logró liderazgo por la creatividad de sus profesionales”, completa.
El actual furor por el Pokemon Go es una muestra de que el sector se expande en todo el mundo por la aparición de plataformas nuevas, como smartphones y tabletas, que incluyen la posibilidad de descargar aplicaciones gratuitas. También, juegos para las redes sociales con éxitos al estilo Candy Crush o Angry Bird. Además, las empresas que trabajan en marketing y publicidad ya no buscan profesionales que sólo sepan desarrollar una página web, sino que también tengan la capacidad de armar aplicaciones didácticas o videojuegos.
Un ejemplo del fenómeno es el juego argentino Preguntados, creado por Máximo Cavazzani y su compañía Etermax. Superó las 200 millones de descargas mundiales, liderando en países como España, Portugal y Estados Unidos.
¿Por qué faltan recursos humanos? “Por más simple que sea el juego, necesitás un equipo de seis personas trabajando durante 6 meses para desarrollarlo”, explica Martín. Esto incluye a programadores, diseñadores, expertos en animación y en audio, entre otros expertos. Esa necesidad hizo que carreras como ingeniería en Sistemas o la licenciatura en Informática se volvieran largas y poco específicas. Así, nacieron las tecnicaturas en Desarrollo de Videojuegos que hoy se dictan en universidades privadas (Maimónides y UAI, entre otras) y públicas, como la Universidad Nacional del Litoral.
Patricia Forradellas, directora de la carrera en la UADE, explica: “La matricula crece un 20% cada año y se nota que hay buena salida laboral”. Ya en el mundo del trabajo, los sueldos de bolsillo, para alguien sin experiencia, arrancan en $ 12 mil. Quienes se destacan pueden mejorar las condiciones ante un mercado de trabajo desabastecido.
“Los cursos atraen a muchos chicos jóvenes, que crecieron divirtiéndose con los videojuegos y ahora incluso se interesan en crear sus propias aplicaciones, además de pensar en el futuro laboral”, analiza Kitainik. En la UTN Buenos Aires, durante la segunda quincena de febrero, pusieron en marcha el Campus de Desarrollo de Videojuegos. Se trató de jornadas de capacitación de siete horas, durante 10 días, que les permitieron a los inscriptos, desde los 16 años, sin necesidad de experiencia, desarrollar sus propios videojuegos.
“En los cursos que dictamos ya han pasado desde médicos, que querían armar una aplicación propia para vincularse con sus pacientes, hasta profesores universitarios interesados en desarrollar juegos educativos”, precisó la docente de la UTN Buenos Aires. Ahora que todo el mundo está conectado a Internet y usa smartphone, la nueva cultura pasa por las pantallas.
Fuente: Clarín