En el primer enfrentamiento entre ambos, el niño se impuso en una partida “bullet” (a un minuto para cada jugador) correspondiente al circuito de torneos Bullet Brawl.
La noche del sábado 23 de marzo quedará grabada a fuego en la mente del niño argentino Faustino Oro, de 10 años. Es que, aunque ya sus logros parecieran no causar sorpresa a propios y a extraños, nuevamente, el pequeño que aprendió a jugar al ajedrez hace sólo cuatro años junto al comienzo de la pandemia por el COVID-19, ejecutó una jugada inolvidable: derrotó al mejor jugador del mundo, el noruego Magnus Carlsen en una partida “bullet” (a un minuto para cada jugador) correspondiente al circuito de torneos Bullet Brawl que semanalmente se lleva a cabo por Internet en el sitio Chess.com.
“Estoy muy contento; una gran alegría para mí porque nunca había jugado contra él”, dijo el pequeño al que la prensa española bautizó “El Messi del ajedrez” tras su victoria en el primer enfrentamiento ante Carlsen en su breve pero electrizante carrera.
La brisa de felicidad también se hizo extensiva en sus padres, Alejandro y Romina, que hace tres meses tomaron la decisión de dejar sus trabajos y despedirse de sus amigos y familiares para trasladarse a España, y así acompañar a su hijo en el crecimiento deportivo de esta actividad.
Si bien en la familia Oro la prioridad es mantener los pies en la tierra y encontrar el equilibrio entre la pasión del niño por el ajedrez y llevar un crecimiento de infancia con vida normal, concurriendo al colegio y socializando con sus pares, ellos comprenden y disfrutan de las alegrías de su hijo que pasa la mayor parte del día derribando imaginarios enroques y ensayando astutas celadas para sorprender a sus rivales.
“Es que además de sus 12 horas de clases semanales con profesores especializados, Fausti dedica una cantidad interminable de horas a ver videos, aprender estrategias nuevas y a entrenar. A esto hay que sumarle todas las partidas que juega por pura diversión: la última semana jugó cerca de 200 partidas, son más de 20 horas”, contó risueñamente papá Alejandro.
En ese marco de puro ajedrez, Fausti, como lo llaman sus familiares y amigos, tiene agendado determinados días de la semana para participar en competencias on line, desde su nueva casa en Badalona. Sentado frente a la compu, el pequeño prodigio juega todo tipo de competencias, bullet (a un minuto) o blitz (tres minutos más dos segundos de agregado por cada movimiento) con un añadido: mientras juega y se divierte, hace transmisiones en vivo en su canal de YouTube FaustiChess con casi 3 mil suscriptores, en el que va contando cada una de sus emociones.
Este sábado fue el turno de un nuevo torneo del circuito Bullet Brawl, en el que con ese ritmo feroz de juego ya había conseguido éxitos destacados: victoria ante Hikaru Nakamura (el mejor del planeta en ese ritmo) y había vencido a la mayoría de los mejores jugadores del ranking. Pero tenía una asignatura pendiente: Magnus Carlsen.
Por eso fue asombroso, escuchar su voz y ver su mirada saltarina, cuando segundos antes del cierre de la lista de participantes (jugaron 150 maestros), descubrió que el rival al que nunca se había enfrentado acababa de completar su inscripción. El destino se encargó del resto.
El sistema de juego es que los jugadores disputen la mayor cantidad posibles de partidas al cabo de las dos horas que se extenderá el certamen. Aquel que consiga mayor cantidad de puntos resultará ganador. Si bien cada partida puede durar como máximo dos minutos (uno para cada jugador), muchas de ellas, a veces, se definen incluso antes. En promedio cada jugador puede disputar hasta 40 o más partidas en ese lapso.
Fue en ese vértigo de jugar, ganar, empatar o perder, que de pronto Faustino descubrió que su siguiente rival era nada menos que el ex campeón mundial, el noruego Carlsen.
“¡Por fin me ha tocado jugar con Carlsen!”, fue su primer comentario en su canal. E inmediatamente comenzó el juego. La partida fue electrizante, el argentino llevó las piezas blancas, y tras salir indemne de la apertura, se lo notó más confiado. Incluso, con su habitual humor dijo en un momento determinado: “Si pierdo yo en esta posición me tengo que retirar del ajedrez”.
Luego se sorprendió de la astucia de su rival e intentó corregirse. “Y, sí… Estoy cerca de perder”, deslizó en un nuevo comentario. Pero de pronto sucedió lo que generalmente ocurre en las partidas con este ritmo casi “impensado”. Apareció una imprecisión. Carlsen se “colgó” (se llama así cuando un jugador deja una pieza sin defensa o no advierte que estaba atacada por otra); en este caso, un caballo.
La sonrisa le dibujó el rostro, pero no le modificó la concentración, el pequeño Fausti advirtió que tenía un caballo, un alfil, y seis peones contra cinco y un alfil de su rival. “¡Vamos!”, fue su grito de guerra cuando supo que se acercaba a la victoria.
Segundos después llegó la rendición de Carlsen; no respondió a la nueva jugada de Faustino. El pequeño comprendió que su rival había abandonado y recién allí dio rienda suelta al festejo levantando sus brazos y gritando: “Le gané a Carlsen”. La alegría duró lo que un rayo, porque, siete segundos después, ya en su pantalla surgía un nuevo rival que lo desafiaba y su reloj volvía a ponerse en marcha. Pero ya no importaba mucho más. Había conseguido lo de muy pocos, apenas de un grupo de privilegiados que cuentan en su currículum una victoria frente uno de los mejores ajedrecistas de la historia.
Pese a todo, el niño continuó compitiendo, y siguió sumando más triunfos, incluso, ante el mejor del mundo en esa especialidad en este momento, el norteamericano Daniel Naroditsky. Después de dos horas a pura adrenalina, Faustino Oro ocupó el puesto 21° entre los más de 150 participantes que tuvo el torneo.
Con su nueva hazaña, Fausti que vive en España, pero juega bajo bandera argentina, sigue avanzando en el ranking local con estas especialidades de juego. Ya se ubicó entre los 4 mejores jugadores del país. Es el N°2 en Bullet (con 2903 puntos de Elo) y 4°, en Blitz (con 2913 puntos). Increíble.
“Soy su profesor y si bien sé de sus condiciones, cada día me sigue sorprendiendo”, contó el maestro internacional Jorge Rosito, desde Mar del Plata. Y agregó: “Estos torneos son buenos para el tema de reflejos y otras cosas más, pero ahora estamos enfocados en sus dos próximas competencias, desde el miércoles próximo jugará un fuerte torneo clásico (con partidas con ritmo de dos horas) en Alicante, y luego otro en Menorca. Yo creo que está preparado para dar el gran salto”.
Faustino Oro o “el Messi del ajedrez”; el niño rompe récords, que ya no asombra, pero sigue ilusionando.