Todo Uruguay quedó conmocionado el sábado al confirmarse la aparición del cadáver del hijo del ex futbolista charrúa Lucho Romero, que estaba desaparecido desde el jueves pasado, y el de su entrenador de fútbol, que lo habría asesinado antes de suicidarse, según especula la policía.

El cuerpo del niño Felipe Romero, de apenas 10 años, apareció junto al de su entrenador Fernando Sierra en unas quebradas cerca de Villa Serrana, en el departamento de Lavalleja, a unos 150 kilómetros al noreste de Montevideo, confirmó el Ministerio del Interior el mismo día.

Felipe vivía con su madre en el departamento limítrofe de Maldonado, donde se buscaba intensamente al pequeño desde el jueves, cuando éste fue a recoger al colegio al menor antes de que terminaran las clases.

El entrenador de ‘baby fútbol’ constituía una figura paternal para Felipe, según relató el viernes en rueda de prensa el jefe de la policía del departamento de Maldonado, Erode Ruiz. Era habitual que Sierra fuera a buscarlo al colegio, pasaban tiempo juntos, e incluso llegaron a viajar al extranjero los dos durante unos 10 días, por lo que contaba con permiso de ambos padres aún vigente para dejarlo salir del país, afirmó Ruiz.

El niño presentaba un disparo en la cabeza, al igual que el entrenador. Ahora, los forenses tratan de determinar si sufrió abusos sexuales.

Según relató la madre del menor, Alexandra Pérez, que trabaja en la policía, al medio local Subrayado, Felipe era el niño que Sierra “siempre quiso tener como hijo”, según le había dicho el entrenador a la madre, quien confiaba en él y al que su hijo veía con frecuencia desde hacía dos años.

“Y a su vez Felipe siempre me manifestó la necesidad de un padre. Yo soy madre soltera, el padre está ausente siempre, y se complementaron”, relató. Dijo que primero investigó a Sierra y se aseguró de que no tuviera antecedentes delictivos, y también con las madres de otros niños a los que entrenaba y veía, que le aseguraron que “era buena gente”.

El padre biológico del menor es el conocido ex futbolista Luis Romero, que jugó tanto en Peñarol como Nacional y fue campeón uruguayo.

Los hechos se desataron cuando la psicóloga de Felipe le advirtió a la madre que había detectado un patrón de que “algo no estaba bien” con el niño y le pidió que no lo dejara solo con el entrenador, continuó Pérez. La madre informó a Sierra que el niño estaba en tratamiento psicológico y no podía verlo a solas el miércoles. El entrenador lo aceptó, pero al día siguiente apareció en el colegio y se llevó al pequeño.

El asesino conoció al chico en 2015, a través del Club Defensor de Maldonado, equipo de baby fútbol del que era entrenador y donde jugaba el menor.

Y a pesar de que Sierra estuvo a cargo del grupo de Felipe muy poco tiempo, comenzaron una estrecha relación.

“Lo llevaba y lo traía de las prácticas, de los partidos, andaba con él para todos lados, lo trataba como si fuera un hijo y Felipe lo trataba como si fuera su papá. Más de una vez le dijo papá”, le dice a BBC Mundo Miryam Sosa, dirigente del Club Defensor Maldonado a cargo de la división de baby fútbol.

Sierra se convirtió en el modelo paterno de Felipe, hasta que después de uno de los viajes que hicieron juntos la psicóloga del niño llamó a su madre.

“Vio pautas en Felipe que indicaban que algo no estaba bien”, le contó la madre a El País. La profesional también le recomendó que no dejara más a Felipe a solas con el entrenador.

Fue entonces cuando Pérez lo encaró.

El miércoles, mientras Sierra estaba en la cancha del club y Felipe también estaba entrenando, según confirma Miryam Sosa, la madre de Felipe se llevó a Sierra a un lado y conversaron a solas.

“Mirá Fernando, las psicólogas me advirtieron que no podés volver a estar a solas con Felipe. Tomalo como quieras. Pero tenés que aceptar esto que te estoy planteando. Te lo pido por favor”, aseguró Pérez que le dijo, citada por el diario El País.

“Si no puedo ver más a Felipe me mato”, fue la respuesta del entrenador, según la madre.

El jueves Sierra fue a buscar al niño al colegio. A nadie le extrañó, era lo habitual.

La muerte de Felipe generó indignación y conmoción en las redes sociales, donde se multiplicaban los comentarios.

Fuente: La Nación

Comments

Comentarios