Destacan que el consumo masivo se contrajo 8,4% en la tercera semana de diciembre respecto a la semana previa y 38,4% frente a la misma del año anterior.
La fuerte aceleración en los precios durante las primeras semanas de diciembre impactó de manera negativa en el consumo. Un hecho que, a su vez, les puso un techo a los aumentos en la última parte del mes. Así lo revelaron distintos informes privados, que de todas formas advirtieron que la inflación en el último mes del año rondará el 30%.
Dicha retracción en las ventas se dio en un periodo del año en el que, estacionalmente, el consumo suele ser elevado. Pero una serie de factores se conjugaron para modificar este escenario durante la última parte de diciembre: la aceleración inflacionaria y la consecuente erosión del poder adquisitivo, sumado a un “adelantamiento” en las compras previo a la asunción del nuevo Gobierno y la devaluación del tipo de cambio oficial, hicieron que en la segunda parte de diciembre se contrajera la demanda.
Tal como señaló Damián Di Pace, director de Focus Market, el “consumo comenzó a mostrar un fuerte deterioro en diciembre, que es el mes estacionalmente de mayores ventas del año”. “Se percibe menos flujo peatonal y visitas en los puntos de venta con caídas de los volúmenes de compra. El ingreso pierde poder adquisitivo de forma muy veloz”, resumió el analista.
Otro factor que incidió en la caída del consumo frente a las semanas previas fue que “los argentinos fueron adelantando compras prebalotaje y preasunción del nuevo presidente”. “A su vez, también se registraron adelantos de compras en la previa a la devaluación del tipo de cambio oficial mayorista. Es decir, se adelantó consumo postergando consumo presente y futuro. El presente por acopio previo y el futuro por pérdida de ingreso frente a la variación de precios de todos los bienes de consumo masivo”, subrayó Di Pace.
Caída en el consumo, el “ancla” de la inflación
La merma en el consumo en las últimas semanas de diciembre le puso un freno a la fuerte aceleración en los precios de las semanas previas. Aunque, de todas formas, continuó en niveles elevados. Por caso, de acuerdo al relevamiento de Alimentos y Bebidas que realiza la consultora LCG, en la cuarta semana del mes se registró una inflación de 7,1% semanal, desacelerando 4,4 puntos porcentuales (p.p.) respecto a la semana previa.
“Sin embargo, la inflación promedio mensual continuó acelerándose, alcanzando el 27,1%. El acumulado de las últimas cuatro semanas trepó a 36,1% dejando un arrastre importante para las semanas próximas. El porcentaje de productos con aumentos semanales disminuyó levemente, aunque continúa elevado: 40%, implicando que toda la canasta relevada sufre casi dos aumentos al mes”, señalaron desde la firma.
Este nivel de inflación en alimentos, agregaron desde LCG, impone una contribución al índice general de 8,3 p.p. “Sobre esto hay que sumar el impacto directo del descongelamiento de Combustibles (+82%) y los efectos de segunda vuelta, que sumarían otros 6,4 p.p. Con una inercia elevada, nuestra proyección de inflación para diciembre se ubica en 28%, consistente con una suba del 218% anual”, concluyeron.
Inflación: qué se espera hacia adelante
En este escenario, distintos analistas consultados estimaron una inflación por encima del 20% para enero, aunque se ubicaría un escalón debajo de la de diciembre. “Para enero esperamos ver una cierta desaceleración en la inflación, aunque igual se mantendría en niveles elevados, en torno al 20%. Esto respondería un poco a la misma dinámica estacional de la inflación, que hace que diciembre sea generalmente más alto que enero, al ancla cambiaria y también a la retracción del consumo con salarios que, al menos por ahora, no terminan de acompañar las subas de precios”, señaló al respecto Rocío Bisang, analista de Eco Go.
Por su parte, Santiago Manoukian, jefe de Research en Ecolatina, sostuvo que hacia adelante “la estabilización va a depender fundamentalmente del anclaje de expectativas que logre el Gobierno, con la corrección de precios relativos, pero también la solución del desequilibrio monetario que tiene la economía, de la acumulación de reservas que se logren en estos meses y finalmente de una unificación cambiaria que debería llegar en algún momento de 2024”.
“Y otro punto que va a moderar la inflación, o que por lo menos es un riesgo menor a que haya una espiral de inflación hacia adelante, es que la recesión económica que esperamos hacia adelante va a disciplinar los aumentos de precios, sumado a cierta apertura comercial que está buscando el Gobierno. Así que muchas empresas van a estar prestando atención a su curva de demanda y hay muchos consumidores que no van a poder convalidar muchos precios. Por eso creemos que eso hará que el salario sea un ancla y que esto evite que haya una espiral”, concluyó Manoukian.