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Por Fabián Seidán de Diario Cuarto Poder. La inflación de febrero fue la más alta de los últimos meses y el rubro de Alimentos y Bebidas -que incide directamente en la Canasta Básica Alimentaria- fue el que más aumentó, en un contexto de país donde los salarios vienen en picada, no recuperan poder de compra ni alcanzan para comer dos veces al día.

Todo tiempo pasado fue mejor

¿Cuándo fue la última vez que un jubilado de la mínima ($60.000 por mes) pudo comprar una tira de costilla de la palomita, medio kilo de vacío y medio de chorizos para hacerse un asadito en su casa? La respuesta puede ser dolorosa, pero para la mayoría fue hace mucho…

Pero tampoco un asalariado del sector comercial o cuentapropista puede darse ese lujo en caso de que cuenten con una familia tipo (dos adultos y dos menores) porque sí o sí deben pensar en preparar al menos dos comidas diarias porque los adultos pueden engañar al estómago con unos matecitos y galletas; no así los niños.

Por lo general, un jubilado de la mínima gana $60.000 y un empleado del comercio ronda los $90.000. Con esa cantidad tienen que pagar los distintos impuestos y tributos provinciales y municipales; los servicios básicos (luz, gas, agua) además de sepelio, seguros, tarjetas de crédito, cuota del colegio, transporte público, alquiler (los que no tienen casa propia), y otros servicios que no son tan necesarios pero sí útiles, como la telefonía fija, móvil, Internet y la televisión por cable.

Todo eso se lleva casi la mitad de esos ingresos,  por lo que el resto debe alcanzar para comer los 30 días del mes. Y como es poco dinero y todo está caro y sube cada tres días, la gente se las ingenia para preparar platos de comida económicos.

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La milanesa de nalga se volvió un producto de lujo. En las carnicerías la gente compra por dos o tres fetas.

Inflación del 6.6% con la carne adentro

Y es que luego de tres décadas, la inflación traspasó la barrera de los tres dígitos. Impulsado por el aumento de los alimentos y precios regulados -entre ellos, tarifas de servicios públicos-, el índice de precios al consumidor (IPC) marcó 6,6% en febrero y superó el 100% en la medición interanual.

El incremento interanual fue de 102,5%, la variación más elevada desde septiembre de 1991 (115%), meses después de que se lanzara la convertibilidad con el objetivo de dejar atrás la hiperinflación.

En el primer bimestre lo que más subieron de precio fueron los alimentos –impulsados principalmente por la suba de la carne, que mostró incrementos de más del 30%–. Ese fue el capítulo que tuvo mayor aumento el mes pasado (9,8%). Detrás de los alimentos se ubicaron los rubros comunicación (7,8%), restaurantes y hoteles (7,5%), y bienes y servicios varios (6,5%).

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Precios de carne en oferta en los supermercados. Nada que ver con los Precios Justos.

Realidad mata relato

La realidad que viven los argentinos dista mucho de la que viven nuestros gobernantes. Es que mientras lanzan “Precios Justos Carne” para congelar el valor de los principales cortes vacunos, lo cierto es que ese enfriamiento nunca llega a los mostradores o bien, llega a muy poco lugares y con productos de muy baja calidad.

“El 6,6% es una aceleración importante. La inflación núcleo, que había subido 5,4% en enero y ahora acelera significativamente a 7,7% está muy impactada por la carne”, dijo Martín Vauthier, economista de Anker Latinoamérica.

La carne de vaca no para de subir y lo precios se vuelven inalcanzables para la gran mayoría de la gente que obligadamente decide cambiar hábitos de consumo y de alimentación.

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Carne con los precios que el Gobierno Nacional dice que cuestan. Pero no aparecen por ningún lado.

El pollo no se baja

Por ejemplo, como la carne roja está cara, optan por la carne de pollo, pero frente al aumento del consumo, ésta también comenzó a encarecerse, al punto de que las avícolas reconocieron que se produjeron subas importantes en el sector. “El cajón de pollo subió 9% sólo en la primera mitad de marzo y los huevos más de 50% en dos meses y medio”, comentó un comerciante del rubro.

Solo en las primeras dos semanas de marzo, los huevos subieron 16% y acumularon una suba de casi el 30% en cuatro semanas, de acuerdo al Monitor de Supermercados del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO).

Y si para el bolsillo de la gente es doloroso, para el Gobierno también, porque la suba de las carnes y sus derivados le genera un costo adicional al marcarle la cancha con las paritarias y subas salariales en el presente año.

Ya no alcanzan los subsidios, bonos especiales ni las ayudas extras a trabajadores y desempleados. Los parches ya no van más; se necesitan soluciones de fondo. Hace falta que el Gobierno comience a mejores los salarios, a sincerar los incrementos en paritarias y actualizar las jubilaciones y asignaciones a desocupados. Sólo así se podrá hacer más llevadera  la vida.

Carnicerías vs supermercados

Según la consultora CEPA, la suba de precios se dio más en las carnicerías de barrio (alza de 33,5%), que en los supermercados (18%), donde el Gobierno controla más e implementa acuerdos con precios congelados. Por supuesto que la calidad del producto dista de ser la mejor.

El consumo de carne bovina en los últimos años viene cayendo y en muchos casos fue reemplazado por otros tipos de carnes más económicas, como la aviar y porcina. Según el informe sectorial del Ministerio de Agricultura, el consumo per cápita de carne vacuna se situó en febrero en 47,2 Kg/hab/año. Y sigue bajando. El número es muy bajo si se compara con el año 2008, cuando cada argentino comía 69,3 kilogramos de carne vacuna por año.

Que la Cuaresma y Semana Santa disimulen un poco la imposibilidad de los argentinos de poder comer carne de vaca.

mendieta
Inodoro Pereyra, del dibujante Roberto Fontanarrosa, siempre reflexivo e inteligente.

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