Por Marcelo Pérez – Diario Cuarto Poder / En medio de una fuerte inflación que desvela a todo el arco político y económico del país, el intendente de San Miguel de Tucumán, Germán Alfaro, no tuvo mejor idea que comenzar a cobrar por estacionar en las calles de la ciudad. ¿Acaso no sabe que su voracidad recaudatoria afectará a miles de trabajadores que ya carga sobre sus espaldas el costo de pagar los distintos impuestos, tributos, contribuciones, tasas y servicios?
Un nuevo dolor de cabeza: estacionar
A partir de los próximos días, estacionar un vehículo en una de las principales 292 calles de la ciudad costará $48 la hora. Así lo determinó la empresa ganadora de la concesión del servicio municipal del cual se hará cargo del cobro. Un “negocio” que promete generar muchos millones de pesos, tanto a la UTE como al Municipio capitalino, a costa del sudor del pueblo trabajador.
Según los concesionarios del servicio otorgado por la Municipalidad, el valor de una hora para estacionar el coche junto al cordón de la vereda dentro de las cuatro avenidas y más allá también (y sin ninguna otra prestación, ni cuidado, ni seguro), equivaldrá al precio de medio litro de nafta súper ($96 el litro), por lo que rondaría los $48 por hora el estacionamiento.
Los números hablan por sí solo
La empresa que se hará cargo del cobro ya se relame los labios: Los dueños de vehículos que aparquen un mínimo de 6 horas diarias (duración de una jornada laboral estándar) abonarán $288; lo que multiplicado por 20 días (mínimo tiempo de trabajo mensual) terminará pagando $5.760 por mes. En el caso de tratarse de un empleado de comercio o empresa de servicio, que además trabajan los días sábados (24 jornadas), el costo por estacionar ascendería a $6.912.
Por otra parte, si hablamos de cuánto es el negocio que manejará la “Muni” y la UTE rosarina que se hará cargo del servicio, surge (en números a grandes rasgos) si por cuadra entran alrededor de 35 a 40 autos (2 metros por auto en una cuadra de 100 metros, sin tener en cuenta garajes y las esquinas donde está prohibido estacionar); en un rango horario que va desde las 8 hasta las 21 (13 horas) se estaría cobrando por día $24.960; aplicada esa cantidad en las 292 cuadras licitadas estamos hablando de una recaudación diaria de $7.288.320; multiplicado eso por 24 días (excluido los domingos) serían $174.919.680 por mes; lo que da al año un monto total de $2.099.036.160. ¿Y ese negocio se lo estuvo perdiendo la Municipalidad en los últimos 15 años a manos de los “trapitos”?
Hasta aquí, con los cuidacoches -que se habían adueñado ilegalmente del cobro callejero-, quienes aparcaban pagaban por día una tarifa que rondaba $100 y $150 en total (en algunos casos hasta nada), a pesar de que el auto permanecía 6 o más horas al lado del cordón. Había un arreglo tácito, porque ambos (trapitos y conductores) sabían que el cobro no era legal y en el mejor de los casos, debía ser pago voluntario. En muchos casos, los pagos también eran por miedo, por amenazas o por temor a sufrir daños en el vehículo. Tampoco era bueno, pero era lo que había, en medio de la desidia municipal.
Taxis, colectivos y pago por estacionar
Lo cierto es que el ciudadano común está cada vez más apretado económicamente y debe trabajar casi medio año sólo para cumplir con sus obligaciones tributarias; por lo que sumarle más costos es un despropósito. Según un estudio, un trabajador asalariado formal en Argentina debe trabajar en un año, entre 181 y 214 días para cumplir con las obligaciones tributarias de los tres niveles de gobierno (Nación, Provincia y Municipio), el resto es para él.
Por eso, Alfaro y su voracidad, deberían rever al menos el valor de la tarifa estipulada ya que no todos tienen plata para pagar o un buen estado atlético como para utilizar una bicicleta.
Las otras opciones que manejan los conductores para trasladarse a sus trabajos y evitar la nueva metida de mano al bolsillo, tampoco son económica. Hace poco, el Municipio autorizó el aumento de las tarifas de colectivos y también de taxis. Al parecer, el intendente Germán Alfaro vive en una nube de… Úbeda, y sigue cargando sobre las espaldas de los trabajadores y contribuyentes más costos, como el de estacionar un vehículo en la calle.
El Intendente Alfaro sabe que la mayoría (por no decir todos) de los que estacionan en las calles son simples trabajadores que utilizan sus autos, motos o camionetas por necesidad y no por lujo.
¿Qué harán de ahora en más -por ejemplo- los trabajadores de la salud para ir a sus puestos de tarea en tiempos de pandemia y con tantas cepas de coronavirus dando vueltas en Tucumán? Tendrán que tomar un taxi (con lo caro de su tarifa) o recurrir a un colectivo, con todo lo que significa subir a esas unidades en mal estado, que prestan un pésimo servicio y que ni siquiera respetan ni cumplen las frecuencias.
La gente no es rica
Tener un auto no significa ser adinerado. El costo de vida hoy la Argentina es muy alto, al punto de que muchos, a pesar de estar en blanco en sus empleos, lo que cobran mensualmente no les alcanza para vivir dignamente, por lo que su situación de vida se debate entre la línea de pobreza e indigencia.
A contramano de la política
El intendente Alfaro, que tiene por objetivo de ser gobernador de Tucumán en 2023, va en contramano de lo que otros mandatarios buscan: tratar apaciguar la crisis inflacionaria de sus trabajadores, cuyos salarios reales, vienen perdiendo duro contra la inflación.
El presidente Alberto Fernández reconoció hace unos días que “para quien vive de un sueldo, la lucha contra la inflación es un tema central”. Y agregar costos a los trabajadores es un desatino.
Hay que tener en cuenta que este año la inflación seguirá en alza y podría superar el 60% anual contra los casi 51% que alcanzó en 2021, porque ahora habrá reacomodamiento de tarifas. Cuáles son los aumentos previstos para este año? Subirán la luz y el gas, tras dos años de congelamiento; también la medicina prepaga, telefonía móvil, TV por cable e internet, combustibles y los peajes.
Los trapitos seguirán cobrando ilegalmente: se apostarán en paralelo al cobro medido y volverán por la noche a exigir pagos en el horario gratuito. Lo hacen porque nadie controla.
Los cuidacoches no se van
Volviendo al cobro callejero, nada asegura que los trapitos se irán a sus casas, a pensar en “la inmortalidad del cangrejo”.
Seguramente, después del horario del cobro medido realizado por la empresa y el Municipio (en horas de la noche y en paralelo también) los “trapitos” se apostarán exigiendo pagos por “cuidar” los autos. Incluso, ante la falta de control municipal y policial, adoptarán nuevas calles para el cobro, como por ejemplo, las que se ubican por fuera de las cuatro avenidas principales.
Los automovilistas no son personas ricas y necesitan movilizarse en auto por cuestiones laborales, de distancia, de tiempo y de costos (muchas veces va toda la familia al trabajo y la escuela para ahorrar en transporte). Y dejan el vehículo en la calle porque no les alcanza para pagar una cochera.
Pero todos le quieren meter la mano al bolsillo al pobre automovilista: desde el intendente Alfaro, actuando como el famoso personaje urbano “loco moneda” (apodo puesto por nuestro querido politólogo Don Eduardo); hasta los desaprensivos cuidacoches, los trapitos, vendedores ambulantes y malabaristas en los semáforos; los nuca bien ponderados “zorros” y sus malas mañas, y ahora también una empresa foránea. ¿Quién da más?