Por Manuel Rivas* Diario Cuarto Poder / Ser parte de la lista oficial. Ese es sólo uno de los logros que puede esgrimir el vicegobernador Osvaldo Jaldo en estas Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) que definieron la interna del PJ.
La segunda fuerza de la provincia
El festejo anticipado del “manzurismo” en plaza Independencia tenía un sabor agridulce. En Casa de Gobierno ya sabían que los números posibilitaban al “jaldismo” ocupar el segundo lugar en la lista a diputados, y nada menos que con Osvaldo Jaldo.
Es por ello que Jaldo celebró, en el bunker ubicado en el Hotel Presidente, los más de 180 mil votos, que terminaron siendo 182.982 votos (38.69%) para Todos por Tucumán, ante los 289.863 votos (61.30%) de Lealtad Peronista.
Jaldo subrayó en su discurso el hecho de haber ingresado a la lista oficial, pero no sólo eso, sino que el espacio que lidera se transformó en la segunda fuerza de la provincia y en el inicio de un nuevo espacio de construcción de cara al 2023.
Una estrategia ajedrecística
Enfrentar al gobernador, Juan Manzur, era una acción descabellada al decir de muchos analistas políticos, quienes no consideraban posible que el vicegobernador, Osvaldo Jaldo, fuera a internas. Así también lo sostenían muchos “manzuristas”.
Finalmente Jaldo se presentó a las internas liderando el espacio “Todos por Tucumán” y lo hizo colocando dos puntas de lanza fuertes: Juan Antonio Ruiz Olivares como precandidato a senador, y él mismo, como precandidato a diputado nacional.
Fue criticado y atacado como supuesto candidato testimonial y soportó como lo dijo en su discurso en el Hotel Presidente, “vientos y mareas”, para insertarse finalmente en la lista oficial. Le guste a quien le guste también será candidato del oficialismo.
Las PASO y la encuesta del triunfo
Con esa estrategia ajedrecística de la que hablamos al principio, Jaldo inscribe su nombre en la proyección de triunfo que marcan estas PASO dentro de la lista oficialista que aportará un caudal de 472.845 votos (48,68% del total de Tucumán).
Si esa tendencia del 99,09% de las mesas escrutadas este domingo se mantiene, el Vicegobernador formará parte de este triunfo que aportará los votos al Frente de Todos, en una de las pocas provincias en las que se ganó a nivel nacional.
O sea que no podrá quedar fuera de la victoria y su imagen se fortalecerá a medida que pase el tiempo. De acá a noviembre la figura del líder de “Todos por Tucumán” irá creciendo inexorablemente con una proyección que va más allá y que mira a 2023.
Lo subieron al ring y nadie lo baja
A los méritos de la estrategia electoral elegida por Jaldo y su equipo, se sumaron los desaciertos de Manzur y compañía. La agresiva campaña de críticas a la que fue sometido el espacio del Vicegobernador lo hizo crecer y le dio músculo.
Esos ataques, en definitiva, fueron los que subieron a Jaldo al ring y sobre el cuadrilátero supo ser un tiempista, supo recostarse contra las cuerdas y sacar muy buenos contragolpes. Hasta se animó a tomar el centro del ring muchas veces.
Ahora ninguno de los delfines del “manzurismo” pueden hacerle sombra. El Gobernador les ha prometido ser sus sucesores a Pablo Yedlin, a Miguel Acevedo y a Javier Noguera, entre otros, como una estrategia de tracción hacia adentro.
La gobernabilidad
Manzur dijo: “el que gana conduce y el que pierde acompaña”, pero esa expresión no cabe para el 2023, fecha en la que ya está enfocado y en carrera su Vicegobernador, que anoche dijo que hay que privilegiar la gobernabilidad.
Otra expresión a tener en cuenta es que esto se debe dar más allá de los nombres, más allá de Manzur y Jaldo que, a su criterio, son “aves de paso dentro del PJ”, aunque aclaró que el mandatario tiene la finalización de su período en 2023.
Jaldo tiene razón. La gobernabilidad es una de las cuestiones que hay que garantizar. La elección de noviembre tendrá al peronismo unido, y se especula que aquella mesa para dos que está esperando podría definir una fecha para el diálogo.
*Director Diario Cuarto Poder, profesor de Letras e Historia, periodista y escritor.