Sampaoli no se quedó conforme con lo que hizo el equipo ante Islandia (Juano Tesone/Enviado Especial).

Con varios jugadores en bajo nivel y ante un rival muy diferente a Islandia, el técnico durmió poco y busca variantes.

Son apenas unos sesenta kilómetros de distancia y alrededor de una hora y media en auto, pero el contraste resulta brutal. Allá, en la impactante Moscú, el Mundial late en su máxima expresión. En los días casi eternos y en las noches híper breves, con amanecer puntual a las tres de la madrugada, la fiesta en ningún momento se corta. Hinchas de todo el mundo van y vienen, ríen, cantan y beben. Si no hay partido, son clásicos turistas: más acá en el Kremlin, con la Plaza Roja y la iglesia de San Basilio, o más allá en el teatro Bolshoi… Hay, además, una sorpresa a cada paso y de todo tipo. Por ejemplo, caminando por una peatonal donde se mezclan tiendas de las marcas más exclusivas y bares, se encuentran buscavidas proponiendo patear penales a un arco mínimo que cuenta con dos botellas grandes de agua mineral simulando ser arquero; se juega por plata, claro. De repente, surgen tres hermosas mujeres ¡montadas a caballo! Más allá, un grupo de motoqueros musculosos exhiben sus motos ostentosas, mientras muy cerquita un muchacho pasea a su mascota atada con una correa, pero se trata de un animalito muy singular: ¡un mapache!

Aquí todo es definitivamente diferente. Varias horas después de coleccionar ese combo de postales inolvidables en la colosal capital moscovita, en la vuelta a Bronnitsy nada ha cambiado. La dosis de paz es la habitual: desmesurada. El sol acaricia cada vez más al domingo en el campo de entrenamiento de la Selección. Es el día después del mazazo con la modesta Islandia, de ese empate que se siente como derrota. El hombre que encierra la responsabilidad de acertar el jueves contra Croacia en la elección de los mejores intérpretes y del sistema, Jorge Sampaoli, llega al campo y se sienta un ratito en una tribuna, pero luego decide volver al edificio donde todos se hospedan. Quiere hacerlo en un carrito de golf y por sus propios medios. Intenta ponerlo en marcha una, dos, tres veces. No hay caso. No puede. Juan Cruz, uno de los utileros, lo auxilia y lo lleva. Es una postal puntual, un dato de color apenas, pero simboliza a esta Selección que, como ese carrito, no arranca. Que al Zurdo de Casilda no le pase lo mismo con el equipo.

Obsesivo como es, aparte de mirar el triunfo de Croacia ante Nigeria, durmió muy poco Sampaoli en la noche posterior al estreno. El repaso de cada partido de su equipo siempre es ineludible y mucho más este partido. Ya en frío lo que se reprochan en el cuerpo técnico es la ingenuidad y el desperdicio de los instantes más favorables. No entienden cómo Argentina no supo dormir la pelota apenas convirtió su gol, lo más complicado ante un rival duro, híper replegado. No comprenden cómo a un equipo con tanta experiencia la ventaja por el grito de Agüero le duró sólo cuatro minutos.

Croacia tiene otros rasgos, opuestos a los de Islandia. Por eso Sampaoli había dicho en la previa que los once del debut eran sólo los de ese primer partido. Es casi seguro que el jueves volverá a ser titular Gabriel Mercado en lugar de Eduardo Salvio. Un defensor real por un volante-delantero que había ocupado ese sitio pensando más que nada en lastimar arriba. Los peligros croatas son otros. Se imponen mayores precauciones.

También habrá modificaciones en el mediocampo. Llamó la atención el bajo nivel de Lucas Biglia. Suena difícil que el técnico lo mantenga en el equipo. Si Sampaoli es lógico, la primera opción de recambio sería Ever Banega: lo reemplazó ante Islandia y evalúan sus minutos como positivos, aunque desde afuera se viera lo contrario. Pero Sampaoli vive de sorpresa en sorpresa. Entonces, no debe descartarse a Giovani Lo Celso, quien de insinuarse como titular pasó a no serlo y a ni siquiera entrar en el segundo tiempo.

Biglia le dejó su lugar a Banega ante Islandia. ¿Repetirá frente a Croacia? (EFE)

Biglia le dejó su lugar a Banega ante Islandia. ¿Repetirá frente a Croacia? (EFE)

¿Sampaoli apelará a mínimos retoques o se inclinará por modificaciones masivas? Si opta por la segunda posibilidad, ¿qué sucederá con Marcos Rojo y Angel Di María, de producciones oscuras? Las primeras señales empezarán a encontrarse desde este lunes. En los distintos trabajos de esta preparación mundialista, en algún momento ensayó apuntándole a Croacia. No lo hizo con un 4-2-3-1 como ante Islandia sino con un 4-3-3. Con esa fórmula, un día puso en el medio a Lanzini (hoy sería Meza) con Mascherano y Lo Celso, más Di María, Messi (como falso 9) y Pavón. Es sólo un ejemplo que aplica para entender la cabeza del entrenador. No para definir nombres. Porque Sergio Agüero, uno de los mejores en el debut y con golazo incluido, no saldrá.

Otro ítem que desvela al entrenador argentino es el psicológico. El y sus colaboradores se plantearon como desafío que esa frase “Tenemos que hacernos fuertes” pronunciada tras el empate no se diluya con el correr de los días. Reforzar el factor anímico figura, entre las cuestiones urgentes. Por eso cuentan desde la intimidad de la Selección que al técnico se lo vio fuerte, muy enchufado, intenso, tratando de contagiar, como en esos quince minutos abiertos a la prensa en el inicio de los trabajos con los suplentes, a puro grito y arenga, recorriendo el mismo camino que en la previa con Ecuador.

Sampaoli se juega una parada importantísima (Juano Tesone/Enviado Especial).

Sampaoli se juega una parada importantísima (Juano Tesone/Enviado Especial).

La Selección necesita la mano del entrenador ya. Que Sampaoli sea el verdadero Sampaoli. Que siga adorando a Messi y tratando de darle lo mejor, pero que no sea más Messista que el propio Leo. Que no se preocupe por tomar alguna decisión que cree conveniente y que supone que al genio podría molestarle. La Selección debe cambiar y arrancar. También Sampaoli. El Mundial no permite que se repita lo del debut ni lo del carrito de golf…

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