Por Pablo Batalla* para Diario Cuarto Poder | La grave denuncia formulada por una sobrina marca un indecoroso final para una carrera política que incluyó tres períodos consecutivos como gobernador de la provincia.
La ratificación de las acusaciones, la condena pública, los afiches en vía pública y las expresiones repudiando el caso, sumen al actual senador en uso de licencia en una soledad que lo aleja de manera inexorable del calor del poder que tanto anhelaba recuperar.
¿La lealtad peronista? Muy bien, gracias
Un militante del peronismo en una ocasión me dijo que “la lealtad peronista llega hasta la puerta del cementerio. Ahí lo dejamos al conductor que se va y buscamos a quien será nuestro nuevo líder”.
No se refería justamente a la muerte como el final de la vida, sino al ocaso político. Y para ser más gráfico subrayaba que “cuando los peronistas vemos que el barquito se está hundiendo, buscamos a qué otro barquito podemos saltar para seguir a flote”.
Una verdadera metáfora de lo que le está ocurriendo en este momento al senador nacional en uso de licencia, y ex gobernador de los tucumanos por doce años, José Alperovich.
El Limbo del olvido político
Los peronistas hace tiempo que lo llevaron a ese limbo del olvido político, incluso antes de que decidiera pelear la Gobernación por fuera de la estructura del Partido Justicialista.
En sus ansias por retornar al poder, le jugó una mala pasada su impulsividad.
Ir por fuera del PJ fue un verdadero error, al punto que la pérdida visible de poder lo hizo pasar un papelón con un cómodo cuarto lugar detrás de Ricardo Bussi.
Su posición de debilidad es tan evidente que un suceso de su vida privada, como la grave denuncia formulada por su sobrina segunda, lo puso de inmediato en una situación de indefesión que le impidió aferrarse a la banca del Senado.
De Miami a la Argentina
Desde Miami -lugar en donde se encontraba descansando en familia- clamó por su inocencia y repitió que no iba a renunciar, mientras referentes del kirchnerismo, el peronismo y la oposición, le pedían públicamente que dé un paso al costado.
Finalmente tuvo que apelar a una solución que le garantizaba la continuidad de los fueros, el pedido de licencia sin goce de sueldo.
Dígame licenciado
Serán seis meses complicados que alargan la agonía política. La complejidad del caso y la intervención de asociaciones y organizaciones en defensa de las mujeres en situación de violencia, es una combinación que le juega en contra, toda vez que el repudio y la condena pública pueden pesar más que cualquier condena.
Diario Cuarto Poder no sólo fue el primero en referirse al caso, a través de la columna de Don Eduardo, sino que también vaticinó la condición de “licenciado” que hoy reviste el ex gobernador.
Los cuarteles de invierno se encuentran cada vez más cerca y marcan un ocaso anticipado.
*Analista político
La defensa de los hijos y el silencio de la esposa
Una defensa cantada. Los hijos del ex gobernador José Alperovich, ensayaron la defensa antes las acusaciones, considerando que su padre no sería capaz de semejantes atrocidades.
Gabriel Alperovich sostuvo que pone las manos en el fuego por su padre, mientras que Sara, quien actualmente es legisladora provincial, consideró que su padre es víctima de una maniobra que sólo busca perjudicarlo.
Cabe destacar que la joven, quien de sus hijos es la que más se involucró en la pasada campaña en que su padre no pudo recuperar la Gobernación, fue quien más enfáticamente la defendió de las graves denuncias formuladas por una prima suya.
Lo llamativo de todo esto es que quien mantuvo silencio con respecto al hecho, sin formular expresiones de solidaridad o de condena, fue la propia esposa del ex mandatario, la ex senadora nacional Beatriz Rojkés. Por ahora se trata de un inquietante silencio.