Por Fabián Seidán (Editor general Diario Cuarto Poder)

Seis policías que oficiaron de testigos fueron detenidos por falso testimonio y otros dos fueron salvados por “la campana”.

Alberto Lebbos, padre de Paulina Lebbos, no oculta su fastidio ni se queda callado ante las mentiras que debe oír a diario por parte de testigos de la fuerza policial en el juicio que se sigue contra ex altos mandos: “Los oficiales de alto rango vienen a mentir brutalmente y creen que no les va a pasar nada. Quieren que se oculte la verdad y cometen un delito ya que por su condición de policía son auxiliares de la Justicia y tienen la obligación de decir la verdad. Pero no, mienten para proteger a sus ex jefes”.

El papá de Paulina no está equivocado si recordamos que, la policía, es un organización de mando verticalista y que, a pesar de no estar los ex jefes de la fuerza -hoy sentados en el banquillo de los acusados-, éstos siguen teniendo peso, poder y amigos dentro de la misma, por lo que muchos no se animan a decir lo que saben, y recurren al “no recuerdo” o deliberadamente mienten.

Por eso no sorprende que varios policías citados en el juico como testigos hayan terminado detenidos (seis de ocho), todos por falso testimonio y por intentar obstruir el debate.

La semana pasada el ex jefe de Inteligencia de la policía (D2) ex comisario Fernando Maruf, se convirtió en el sexto policía detenido durante el debate por falso testimonio. Era evidente que iba a terminar esposado y tras las rejas ya que ante las preguntas de la querella, respondía con evasivas y hasta mintió sobre su tarea durante el día del hallazgo del cuerpo de Paulina. Maruf dijo que no hizo filmaciones ese día, pero hay imágenes que contradicen su versión. Él estaba a cargo de la D2 y dirigía el comité que trabajaba en el caso.

Los otros detenidos son, el cabo de la Policial Vial, Bernabé Fierro. Formó parte de un equipo que fue hasta Tapia para realizar un control vehicular en la ruta 341 después que se encontró el cuerpo de la joven. Pero no pudo explicar quién le daba las órdenes en ese lugar. Sus contradicciones sobre la tarea que realizó motivaron que fuera detenido cuando terminó de declarar.

El Comisario Daniel Díaz, que era jefe de Criminalística de la Unidad Regional Norte. Un careo con el doctor de la policía, Fernando Vázquez Carranza, que era su superior, lo dejó mal parado. Díaz no supo explicar detalles de la intervención de su equipo en la escena del hallazgo de Paulina.

El ex jefe de la Policía Comisario Hugo Sánchez, también fue detenido luego que se descubriera que junto a su ex abogado, Enrique Andrada Barone, habían enviado mensajes intimidatorios por WhatsApp al experto en Criminalística Fernando Vázquez Carranza, uno de los testigos del juicio.

El Comisario Raúl Lobo, ex jefe de la Dirección de Bomberos en 2006, también incurrió en mentiras cuando dijo que ningún vehículo de esa unidad se había trasladado hasta Tapia el día del hallazgo, pero en el libro de guardia constaban dos salidas hacia ese lugar para retirar “un cadáver”.

El Comisario Raúl Ferreyra, era subjefe de la ex Brigada de Investigaciones, aseguró que participó activamente en la búsqueda de Paulina pero no supo detallar la ubicación de las autoridades policiales en la escena ni otros detalles básicos tras el hallazgo del cuerpo de Paulina.

Sobre las detenciones, Lebbos dijo no entender por qué mienten. “Sigo pidiendo a los testigos que digan la verdad cuando vienen a declarar, porque es terrible lo que le están haciendo a sus familias”. Desde la otra vereda, el abogado defensor de Nicolás Barrera, Gustavo Carlino se quejó de las medidas interpuestas por el tribunal contra los testigos policiales y tiró: “Los testigos hora vendrán con miedo a declarar”.

Pero para el abogado querellante, Emilio Mrad, las medidas adoptadas estuvieron bien ya que los oficiales de alto rango que declararon y mintieron, les dieron protección a quienes era sus superiores. Así les bajaron una línea para los uniformados que aún faltan declarar.

La mentira en este juicio es un juego de estrategias y, en la historia, sirvió a muchos como arma para intentar “vencer a sus oponentes”, como lo hacía el jefe de propaganda nazi, Joseph Goebbels, quien pedía a sus subalternos: “Mientan, mientan, que algo quedará” en su “fábrica de mentiras”. Pero no fue el único, el filósofo francés Voltaire también ponderó la importancia de la mentira para obtener algún rédito cuando estuvo en apuros y eso se desprende de una carta que escribió el 21 de octubre de 1736 que decía: “La mentira solo es un vicio cuando obra el mal; cuando obra el bien es una gran virtud. Sed entonces más virtuosos que nunca. Es necesario mentir como un demonio, sin timidez, no por el momento, sino intrépidamente y para siempre […] Mentid, amigos míos, mentid, que ya os lo pagaré cuando llegue la ocasión”.

Cualquier parecido con la realidad de Tucumán, es pura coincidencia…

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