La revolución digital impactó de lleno en la banca. Tan es así que en una sucursal la gente ya casi no realiza transacciones con dinero: pagos de servicios o impuestos, extracciones, transferencias, depósitos y plazos fijos. “El 90% de las operaciones con efectivo se canalizan por vía digital”, coinciden fuentes del sector. Aluden al mayor uso de tecnologías en los puntos de atención por parte de los clientes, como cajeros automáticos, terminales autoservicio, computadoras con Internet y tabletas.
La fuerte reconversión del concepto sucursal es reflejada por las últimas estadísticas del Banco Central. La cantidad de transacciones digitales saltó 60% en el último año. En diciembre de 2018 se efectuaron casi 16 millones de operaciones electrónicas, que contrastan con los casi 10 millones del mismo mes del año anterior. “Estamos en pleno proceso de digitalización de las sucursales para atender a un nuevo tipo de cliente”, dice Carlos Cánova, gerente del área digital del HSBC.
La reconversión de los bancos responde a un cambio de hábito general más profundo por parte de las personas, cada vez menos dispuestas a ir a supermercados, grandes tiendas, cines y otros centros de consumo. Sin embargo, la sucursal física mantiene su vigencia. “Los bancos 100% digitales son para un segmento de público reducido. Los clientes valoran la sucursal aunque no vayan”, aclara Patricia Parente, gerente de Inteligencia Comercial del Banco Ciudad.
De hecho, la apertura de sucursales bancarias no frenó del todo. Entre 2015 y 2017, se inauguraron 148, según los últimos datos disponibles del BCRA. Pero lo que más creció fue la instalación de terminales de autoservicio (585) y de cajeros automáticos (1768). Así las cosas, el Central computa un total de 26.452 puntos de atención bancaria, pero más de la mitad (56%) son cajeros (ATM).
La sucursal, coinciden los bancos, no tiene las horas contadas. Pero sus funciones cambiaron radicalmente. Emiliano Porciani, gerente digital del Galicia (entidad que tiene 320 sucursales), reconoce que cada vez se hacen menos operaciones en sus filiales. “Tenemos un plan para modernizarlas para que se puedan generar negocios. Porque la mitad de las operaciones son extracciones y depósitos, que en su mayoría se efectúan por canales digitales”, dice el ejecutivo.
El avance de las tecnologías modificó incluso el oficio del cajero tradicional, el encargado de tomar depósitos, cobrar servicios, pactar plazos fijos, pagar jubilaciones y responder a las extracciones de dinero, entre otras cosas. El cajero, la cara más visible y crítica de un banco, no sólo modificó sus tareas sino que va perdiendo relevancia dentro de la entidad. “Hace 8 años teníamos más cajeros que oficiales de negocio. Hoy la balanza se dio vuelta”, ejemplifica Parente, y agrega: “Las funciones de caja se reconvirtieron. Antes manejaban depósitos y pagos, y ahora ofrecen préstamos, seguros, tarjetas y otros servicios”.
fuente: clarín