El juez Casanello ordenó dar un uso social a los incunables que se secuestraron en la casa del empresario en Río Gallegos
Los libros incunables fueron encontrados el miércoles de la semana pasada por las fuerzas de seguridad y el fiscal federal Guillermo Marijuán en una de las casas de Lázaro Báez –llamadaChacra 39. Cuando allanaron la vivienda se encontraron con una biblioteca con un alto valor histórico y económico.
Entre las obras estaban La Razón de Vida, firmado por su autora, Eva Perón; Viaje a la Patagonia Austral, con la rúbrica del perito Francisco Pascasio Moreno; también libros firmados por Juan Domingo Perón y Jorge Luis Borges; y hasta Mi lucha, del nazi y genocida alemán Adolf Hitler.
Todavía no se conoce la cantidad exacta de incunables porque las obras no fueron inventariadas para preservar su estado de conservación debido a su antigüedad y fragilidad.
La entrega de las obras a la Biblioteca Nacional fue dispuesta por el juez federal Sebastián Casanello, quien ordenó que se les dé a los textos un destino social, según informaron a Infobaefuentes judiciales.
Este medio había informado la semana pasada que ya el juez Casanello analizaba darle un fin social a los bienes que se le secuestren a Báez y su familia. Los primeros bienes elegidos para la decisión fue la biblioteca del empresario. Durante los operativos también se secuestraron autos de lujo y quedaron embargados campos, pero todavía no se decidió su destino.
El magistrado entendió que un tesoro cultural, histórico y económico como esos libros debían quedar al cuidado de una institución idónea y especializada y entendió que la mejor era la Biblioteca Nacional. Por eso, Casanello pidió a las autoridades de la Biblioteca, que depende del Ministerio de Cultura de la Nación, que hagan un inventario de los libros y les den un fin social.
La medida fue tomada en base al artículo 23 del Código Penal que permite entregar a entidades públicas un bien decomisado que “tuviere valor de uso o cultural para algún establecimiento oficial o de bien público”.
La decisión es provisoria y hasta tanto Báez sea eventualmente condenado en un juicio oral y público y el veredicto quede firme. Si eso ocurre, los libros, como los restantes bienes secuestrados, serán decomisados y rematados por el Estado.