El presidente de la Caja Popular de Ahorros, Armando Cortalezzi, reconoce que en estos tiempos críticos el organismo es una herramienta para afrontar los reclamos sociales.
Armando Cortalezzi saluda con cortesía, sin sobresaltos, y luego se sienta en el sillón de su escritorio. Detrás, las banderas nacional y provincial le hacen un marco que se agiganta con la luminosidad que dejan filtrar los ventanales. Dispuesto a responder a la entrevista de Diario Cuarto Poder, no elude las preguntas relacionadas con el escenario crítico que le toca afrontar a argentinos y tucumanos.
-¿Qué rol juega la Caja Popular en esta crisis económica?
-Se ha transformado en una especie de amortiguador social, porque como parte de este Gobierno, es una herramienta clave para la solución a los conflictos sociales que se presentan.
-¿Se refiere a sectores productivos?
-Una parte puede ser la producción porque, por ejemplo, hemos intervenido en el problema de los tabacaleros, que era muy complejo, con el otorgamiento de créditos, porque el Gobierno provincial no podía hacer frente a esos requerimientos. Pero también prestamos 20 millones de pesos a la SAT, para solucionar inconvenientes relacionados a la mejora del servicio, lo que beneficia a miles de tucumanos.
Cuando habla sus manos se mueven y la mirada se mantiene firme, lo mismo que sus palabras. Parece que no se le escapara ningún dato de su memoria, y prosigue con la misma firmeza.
-La Caja Popular debe brindar soluciones a los tucumanos, como herramienta financiera de la provincia. Por ejemplo, hemos trabajado con fuerza en el otorgamiento de créditos a los empleados estatales, a pesar de que algunas entidades bancarias privadas se molestaron por ello. Pero lo hicimos porque era una necesidad y tuvimos éxito.
-¿En qué se traduce ese éxito?
-Hasta hace un mes teníamos mil millones de pesos prestados, lo que se debe a las bajas tasas de interés que tienen nuestros créditos blandos. Para que se dé una idea, hasta hace poco, una entidad privada prestaba al 55% de interés mensual, algo que, por el espíritu de la Caja Popular, no podríamos presentarle a los tucumanos.
El saco gris y la camisa rayada, sin corbata, le dan un toque de informalidad que se suma a lo ameno de la charla. Sus lentes descansan sobre el escritorio de madera lustrada.
-¿Se nota este crecimiento en cuanto a la cantidad de los créditos otorgados a los tucumanos?
-Indudablemente. Cuando llegué a esta prestigiosa institución había entre 9 mil y 11 mil créditos y hasta diciembre del año pasado llegamos a rondar los 60 mil, o sea que respondimos a una demanda que no estaba satisfecha. Ahora nos estamos adecuando a las tasas de interés, porque han fluctuado mucho para arriba y nosotros tenemos que seguir diferenciándonos en eso, porque tenemos que responder a la confianza que los tucumanos depositan en la Caja Popular de Ahorros.
-En materia social, ¿qué puede decir de esta institución?
-El año pasado aportamos al SIPROSA 120 millones de pesos, más lo que otorgamos a la Educación, al Deporte y a las actividades culturales. La Caja Popular devuelve lo que se genera a la sociedad tucumana. Para ello hay que trabajar con seriedad y transparencia, porque es la única manera de constituirse en una herramienta clave para el Gobierno de la provincia, que necesita contener a muchos tucumanos que se encuentran en una situación difícil.
-¿Qué tiene previsto la Caja Popular para el Bicentenario de la Independencia?
-Tal como lo hicimos en el Congreso Eucarístico, vamos a ceder las instalaciones del Hipódromo. Creo que hemos superado una importante prueba al albergar a 240 mil personas al mismo tiempo. El Hipódromo puede contener a 700 mil personas y lo ha demostrado. Todo lo que se necesite para este gran acontecimiento de los argentinos y de los tucumanos en especial, lo hará nuestra institución para honrar la tradición y la identidad social y cultural que la caracteriza.