La explicación del fenómeno reside no sólo en la alta inflación y bajo nivel salarial, sino también en la evolución de la demanda externa y las exportaciones que crecen a un mayor ritmo que la producción. Muy pocos se dan el lujo de comer asado o las clásicas costeletas.
El precio de la carne bovina aumentó 55% en los últimos doce meses, mientras el consumo interno se ubica en el nivel “más bajo en décadas”, según un informe elaborado por la Fundación Mediterránea.
Subas y más subas
De acuerdo el análisis, en lo que va de noviembre, los precios medios de la hacienda acumulan una suba de entre el 5,9% y 8,6% respecto de octubre en el mercado de Liniers. Y se espra que crezcan otro 5% en diciembre, mes festivo por excelencia.
“Los precios de la carne bovina han aumentado un 55% en los últimos 12 meses, muy por encima de la variación del nivel general de precios”, señaló el estudio.
Si bien desde la consultora afirman que la dinámica del aumento es “llamativa en términos de la fuerte crisis económica local, que incluye pérdida de empleos y caída de ingresos en términos reales en amplios segmentos de la población”, más la elevada inflación, la explicación también tiene otro componente: “La fortaleza de la demanda externa y en la evolución de las exportaciones, que van a otra velocidad a la que crece la producción”.
“Mientras que las colocaciones externas se han expandido un 12% en los primeros nueve meses, la oferta de carne ha logrado crecer sólo 1,2% respecto del 2019”, explicaron.
“Por esta asimetría, el consumo interno de carne bovina está convergiendo hacia un promedio de 50 kilos por habitante año (res con hueso), la cifra más baja en décadas”, enfatizaron desde la Fundación.
En tanto, evaluó que las variaciones son muy importantes y remarcó que “anticipan un cierre de año con mucha tensión sobre los precios internos”.