El escándalo desatado por la situación de “ñoquis” en la que se encontraban la esposa e hija del ex intendente de Bella Vista, pusieron en la mira las similitudes que se pueden trazar, tanto a nivel nacional como provincial, con respecto a las herencias y a las contenciones, que quedaron tras el nuevo escenario de la política.
Las dos se llaman Cristina E. Pero una es Elizabeth y la otra es Estela. Las dos son esposas de políticos, una de Néstor Kirchner y la otra de Luis Espeche. Las dos tienen a sus hijas envueltas en escándalos; una por una caja bancaria con una millonaria suma que no sabe explicar, la otra por cobrar su sueldo sin trabajar. Esas son sólo algunas similitudes que unen las historias de Cristina Elizabeth Fernández de Kirchner y de Cristina Estela Romano de Espeche, aunque los espacios en que se movieron disten de las responsabilidades que manejaron en cuanto a su volumen e importancia.
El caso comarcano de acusación de ser “ñoquis” en el municipio de Bella Vista, otrora territorio dominado en la pasada gestión por Luis Espeche, hoy acobachado en el Ministerio del Interior, se plasmó en sendas cartas documentos, en donde el actual intendente Sebastián Salazar (UCR), formula cargo por “abandono de servicio” a la esposa de Espeche, Cristina Estela Romano de Espeche, y a la hija del actual asesor provincial, Celeste Romano. ¿La causa de semejante acusación? No concurrieron a sus lugares de trabajo desde marzo de este año a la fecha. Y pese a ello, cobraron los sueldos. Las explicaciones no tardaron en llegar. El ex intendente salió al cruce de semejante atropello al señalar que él nunca “persiguió” al padre de Salazar, quien fue se desempeñó con tranquilidad mientras Espeche fue el titular del Ejecutivo bellavistense. Sin embargo, ese argumento se diluye, toda vez que el padre del radical Boina Blanca, siempre concurrió a prestar servicios, mientras que la esposa e hija de Espeche nunca concurrieron desde marzo pasado. El ahora funcionario provincial justificó estas ausencias en el hecho de evitar “roces” con la gente de Salazar. Al mismo tiempo que sostuvo que se solicitó la adscripción al Ministerio del Interior, justamente el lugar en donde él consiguió refugiarse de la derrota política propia y de su mujer, quien quiso sucederlo en la intendencia de Bella Vista, pero sucumbió ante la división oficialista y la fortaleza opositora de Salazar, el joven abogado que ahora lleva adelante las riendas del municipio.
Las cartas documento que el municipio envió a las dos mujeres, están apoyadas en los decretos respectivos N° 1420/16 y 1421/16, y llevadas adelante por el apoderado legal Jorge Joaquín Muñoz.
Al parecer, la cesantía es el único camino, porque las argumentaciones de Espeche apuntan a una cuestión de “códigos políticos”, que hacen más al folclore de ese ámbito, que a las normativas vigentes, como el Estatuto del Empleado de la Administración Pública Provincial, contemplada por la ley N° 5473.
Las expresiones de Espeche sobre el posible alejamiento de sus familiares de la planta funcional del municipio, hacen suponer que tiene garantizada la inclusión en algún espacio de la provincia. “Si él quiere correr a mi esposa y a mi hija, que lo haga”, había expresado el ex intendente, casi en la seguridad de que seguirán amparadas en alguna estructura gubernamental. Los que están cerca de la cuestión suponen que la solución estaría en el Ministerio del Interior, aunque esa salida pone la lupa en otros casos en donde parientes, amigos y derrotados políticos han seguido el camino de ese paraguas protector.
Ex delegados comunales, ex intendentes y ex legisladores, que probaron el amargo sabor de la derrota, fueron cobijados en distintos ministerios y estructuras de la gestión de Juan Manzur, pero la mayoría de ellos, por una cuestión de afinidad y conocimiento, han preferido ser “salvados” en el área de Interior.
Un malestar que crece
Sin embargo, desde el oficialismo no se recogió a todos los heridos de la batalla electoral, en donde la oposición ganó los municipios de Concepción, Bella Vista, Yerba Buena y San Miguel de Tucumán (Alfaro integra el Acuerdo para el Bicentenario). Tampoco salvó a todos los que sucumbieron ante el armado de acoples fuertes en distintos puntos de la provincia. Pero en la línea intermedia y la militancia el salvataje fue menor y está generando una efervescencia que promete tener su punto de alto voltaje en el propio Partido Justicialista, en donde un grupo que viene creciendo dentro del justicialismo provincial, exigirá contención a las autoridades partidarias y funcionarios oficialistas.