La imagen de Campero se despedaza por los escándalos

Mientras el Concejo Deliberante de Yerba Buena, se granjea la simpatía de los vecinos, la contracara la representa el intendente Mariano Campero, cuya imagen sufre un fuerte desgaste por su falta de resolución y los escándalos que protagonizó.

En poco más de un año que lleva al frente del Ejecutivo yerbabuenense, el joven intendente sufrió un desgaste importante, como si hubiera transcurrido casi toda su gestión.
Comenzó su mandato con un crédito enorme de la ciudadanía de la “Ciudad Jardín”, que lo veía como el cambio con respecto a la gestión del anterior intendente, Daniel Toledo, al que Campero, desde su posición de concejal siempre había criticado el nepotismo, la falta de explicaciones por los actos de Gobierno, la contratación directa e innumerables falencias que le sirvieron al joven radical como ejes de su campaña en la que se enfatizaba la necesidad de “un cambio”. Sin embargo, ni bien se sentó en el sillón de la Intendencia, Campero cometió los mismos errores, designando a parientes y amigos en cargos de importancia; negando informes a los integrantes del Concejo Deliberante; contratando directamente excediendo los topes establecidos por ordenanza; y generando caos por el pésimo estado de las calles y la falta de veredas.
Los desaciertos, en especial los relacionados a las contrataciones directas, le generaron algunas presentaciones judiciales que tendrá que explicar. La tragedia de la caída de un árbol sobre un niño es otro capítulo aparte. Sin embargo, una de las cuestiones que colmó el hartazgo y consumió el crédito inicial, fue la excepción que hizo con la empresa Alperovich Group SA, al compensar la violación del código de planeamiento urbano con la pavimentación de un camino que beneficia a los habitantes de un country, en el que paradójicamente reside su jefe de Gabinete, Manuel Courel. Los vecinos recordaron que en plena campaña electoral había prometido la demolición de las torres mal construidas por la empresa de la familia Alperovich, pero tuvo que obedecer la orden de su conductor político, José Cano, para no generar conflicto con el actual senador y ex gobernador de la provincia, José Alperovich.

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