Lo autorizó el tribunal que lo condenó a 10 años por lavado de la usura, la extorsión, la prostitución y las drogas. Quería ir a tres de sus casinos, pero no lo dejaron. El fiscal apelará. Estuvo menos de 5 años detenido y no en una cárcel sino en su casa.
Los hermanos Rubén “La Chancha” Ale (59) y Ángel “El Mono” Ale (65) fueron condenados en diciembre de 2017 a 10 años de prisión como líderes de una banda que lavó dinero a través de una variada gama de actividades ilegales, desde la extorsión hasta la prostitución ajena y la usura. Unos 8 millones de pesos -según el Tribunal Oral Federal de Tucumán-, unos 40 millones de pesos -de acuerdo a la Unidad de Información Financiera (UIF)-, querellante en el juicio.
La sentencia fue un bombazo al poder del clan más poderoso de la provincia, una organización con conexiones en la política, la Justicia y las fuerzas de seguridad. Pero de allí en adelante los hermanos lograron que la Justicia fuera más benévola con ellos, en su calidad de condenados.
Para empezar, casi de inmediato, luego del veredicto consiguieron que se les permitiera cumplir la prisión en sus casas, controlados por una tobillera electrónica. Luego fueron por el objetivo de “semilibertad” pidiendo salidas transitorias para trabajar. Y en este punto “El Mono” acaba de sacar una ventaja.
El viernes pasado, en un fallo de ocho páginas, los jueces a cargo de su caso le concedieron el beneficio que quería, por lo que a partir de la semana que viene podrá salir a trabajar los lunes, miércoles y viernes desde las 8 y hasta las 20. Además, Ángel Ale no tendrá un patrón que lo controle, vigile o supervise porque el lugar elegido para trabajar son tres campos de su propiedad que quedan a más de 100 kilómetros de la capital de la provincia.
Al momento de solicitar su “semilibertad”, “El Mono” también había planteado como domicilio laboral posible tres casinos que tiene en el sur de la provincia (en realidad, locales con máquinas tragamonedas). Pero a los jueces no les pareció apropiado, tal vez porque esos locales fueron lugares clave en la venta de drogas y la trata de personas.
El viernes, al momento de la resolución del tribunal, Ángel Ale (65) llevaba detenido 4 años, 11 meses y 28 días. El plazo es el que requiere la ley para concederle la “semilibertad”. En esto coincidieron la defensa, los jueces y el fiscal Agustín Chit.
Sin embargo, en esa audiencia Chit hizo notar que “El Mono” trabajará en lugares que justamente fueron señalados como producto del lavado de dinero y que para concederle la semilibertad aun faltan estudios criminológicos y ambientales.
Por todo esto la fiscalía adelantó que apelará la decisión a la Cámara de Casación donde hace apenas unos meses los fiscales Agustín Chit y Pablo Camuña lograron revertir un primer fallo similar a favor del clan, más precisamente de Rubén “La Chancha” Ale.
En mayo pasado Rubén Ale (59) logró que el tribunal le concediera la “semilibertad” y le permitiera salir de su casa, donde estaba cumpliendo su condena. La decisión generó una fuerte polémica, por dos razones. “La Chancha” siempre se amparó en su frágil salud para evitar la cárcel, lo que llamó la atención a la hora de pedir salir a trabajar.
Pero lo que más caldeó los ánimos fue que los jueces lo autorizaran a trabajar en la remisería “5 Estrellas”, lugar emblemático de la concentración de poder del clan. Fue el primer negocio del grupo (1995) y, de acuerdo a registros aportados en la causa, al 2013 (cuando arrancó la investigación) contaba con 700 autos y cuatro sucursales.
El servicio de taxis y remises era utilizado para la distribución de drogas y el transporte de las mujeres víctimas de trata para su explotación sexual hacia otras provincias. Parte de los choferes también actuaban como parapolicías y fuerza de choque en las extorsiones.
La semilibertad de “La Chancha” fue apelada a Casación por los fiscales, tal como se hará ahora con la de “El Mono”. Y en septiembre los camaristas Guillermo Yacobucci, Ángela Ledesma y Alejandro Slokar.
Los miembros de la Sala II de Casación Penal revocaron el beneficio sosteniendo que la decisión no había sido bien fundamentada, más aun teniendo en cuenta que cuando Rubén Ale estuvo internado por sus problemas de salud se comprobó con escuchas que seguía manejando sus negocios desde el Sanatorio Modelo.
fuente: clarin