Rodolfo D’Onofrio y a Sergio Rapisarda quedaron imputados por el ingreso de más hinchas a las canchas que el 50% de aforo que estaba permitido. Además, a ambos directivos los acusaron de “resistencia a la autoridad”.
El Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires imputó hoy al presidente de River Plate, Rodolfo D’Onofrio, y al presidente de Vélez Sarsfield, Sergio Rapisarda, de los delitos de “propagar la pandemia” y “resistencia a la autoridad”, debido a la violación del aforo máximo del 50% de capacidad de sus estadios para los partidos que jugaron contra Boca e Independiente, respectivamente, este fin de semana, que estaba permitido por el Gobierno.
Dirigentes acusados
El titular del organismo porteño, Juan Bautista Mahiques, confirmó en diálogo con A24 la acusación contra ambos dirigentes, que es por violar el artículo 205 y 239 del Código Penal que fue incluido en el decreto que estableció la vuelta de los hinchas a las canchas de fútbol, en el marco de la normalización de las restricciones vigentes por la pandemia de coronavirus en Argentina. “Lo q sucedió fue una tomadura de pelo”, aseguró el funcionario, en diálogo con Luis Novaresio.
Pericias
En la investigación que realizaron hoy funcionarios del Ministerio Público, en un operativo a cargo de Celsa Ramírez, también fue secuestrado el teléfono de un hincha de River Plate, aparentemente barra, que había sido identificado ordenando el domingo para que dejaran un hueco en el medio en la tribuna. “Le abramos un acta, pero no fue detenido, aunque los investigadores tienen el celular”, informaron voceros.
Responsabilidad de los clubes
Los investigadores comprobaron que en las cámaras de seguridad del club se puede corroborar que todos los hinchas que pudieron ingresar al estadio, estimado en al menos 50 mil personas, lo hicieron de manera tranquila, sin desbordes y pasando por los molinetes de manera normal. Así, la principal hipótesis que manejan en la Fiscalía es que los molinetes podrían haber sido alterados por los propios responsables del club para permitir un ingreso mayor al que la normativa había fijado.
Según el decreto presidencial, en la cancha podrían haber ingreso hasta 36 mil personas, bastante menos que lo visto en las tribunas del Monumental, en la victoria ante Boca, por 2 a 1.
”No es que la gente saltaba los molinetes, no hubo un desmán, ni un episodio de violencia para irrumpir adentro de la cancha. Los casi 50 mil personas entraron pasando por un molinete, sin que estuviera controlado para poner un freno ante el exceso de capacidad”, indicaron las fuentes.