Emma Morano basó su dieta en el consumo diario del mismo alimento. Esta costumbre inusual se mantuvo constante durante casi un siglo, desafiando consejos nutricionales comunes para longevidad.

Emma Morano, nacida en Italia en 1899, es recordada por haber alcanzado los 117 años de edad y por su sencillez al hablar de los hábitos que, según ella, contribuyeron a su longevidad. Atribuía su extensa vida a dos factores: su decisión de mantenerse sin pareja desde joven y, sorprendentemente, a un régimen alimenticio basado en el consumo diario de huevos. Esta italiana fue la última persona viva nacida en el siglo XIX y se convirtió en un símbolo de resiliencia y longevidad gracias a la disciplina con que enfrentó los obstáculos de su vida.

El hábito de los huevos: su dieta diaria durante más de 90 años

Emma Morano mantuvo una dieta peculiar y constante: consumía tres huevos al día, dos de ellos crudos y uno cocido en forma de tortilla. Este hábito alimenticio, iniciado en sus 20 años tras ser diagnosticada con anemia poco después de la Primera Guerra Mundial, fue una constante en su vida durante casi un siglo.

Según sus propias palabras en una entrevista con AFP, la ingesta diaria de huevos le proporcionaba la energía y los nutrientes necesarios para sobrellevar las exigencias físicas de su trabajo y mantener su salud estable.

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