Escapó con su mamá de una aldea africana. La mujer sólo tenía dinero para un pasaje en el bote e hizo viajar a la nena. Por una casualidad fue identificada y ahora se reencontrarán.
Era una mamá desesperada. Decidió marcharse con su hija de Costa de Marfil. Su familia paterna quería hacerle la ablación a Oumoh, su pequeña de cuatro años. Una tortura cruel.
La mujer escapó de su casa con su hija. Tras una larga travesía llegó a Túnez, desde donde quería viajar en bote a Europa. Pero la plata no alcanzaba para dos pasajes. Y para ella, la vida de su hija era todo.
Una amiga suya iba a embarcar en el mísero bote. Le entregó a su hija Oumoh. Le pidió que la cuidara, de ahora en más, como si fuera su propia hija. Oumoh lloró al ver que su mamá se quedaba en la costa. Cuando el bote se iba no pudo observar que su mamá también lloraba.
En una aldea como esta, de Costa de Marfil, vivía Oumoh.
La precaria embarcación arribó a la isla italiana de Lampedusa. La mujer que estaba a a cargo de Oumoh se desentendió de ella. La nena quedó sola.Nadie sabía su historia. Con cuatro años y sin entender el idioma, la nena se quedó apenas con su alma.
“Llegó el 5 de noviembre a Lampedusa”, contó la inspectora María Volpe, jefa del servicio de menores de la policía de Agrigento (Sicilia), de la que depende la pequeña isla. Oumoh viajaba en un bote con docenas de personas, en su mayoría mujeres y niños, pero nadie parecía conocerla.
Especializada desde hace 20 años en la recepción de menores de edad, Mamma Maria, como es conocida Volpe, se desplazó a Lampedusa para buscar a la nena y llevarla, por orden de un juez de menores, a una centro de refugiados en Palermo. “Había llegado hacía varios días, y estaba bastante tranquila a pesar de estar solita. Me asombró. Parecía como si ya no tuviera nada más que perder”, recuerda Volpe.
Los infames elementos que usan para las ablaciones.
Una carámbola del destino hizo cambiar la historia. Apareció Nassade, una pequeña de Malí, de 8 años. Ella fue rescatada la semana pasada frente a la costa de Libia y llevada a Lampedusa con su madre y su hermano pequeño, de pocas semanas. La nena estaba en el centro de refugiados cuando un agente, que estaba haciendo un trámite, le prestó su PC portátil para que se distrajera mirando fotos. De pronto, Nassade empezó a gritar: “¡Oumoh, Oumoh!”.
Es que la nena había conocido a la pequeña Oumoh en un centro de refugiados en Túnez. Y por suerte, la madre de Nassade había guardado en un papelito el número de teléfono de la mamá de Oumoh. La policía italiana la llamó y le dijo que su hija estaba con vida y en buen estado. La escucharon llorar a través de la línea. “Esto te llega al corazón”, admite Mamma María.
En estos años de servicio, la Volpe, de 56 años, ha visto pasar miles y miles de inmigrantes adolescentes no acompañados, pero solamente ha visto una veintena de casos de nenes con la edad de Oumoh. A principios de noviembre, el presidente italiano Sergio Mattarella incluyó a Mamma Maria en la lista de los 40 héroes comunes y corrientes que recibirán una orden al mérito.
En una embarcación como esta arribó Oumoh.
Y ella cuenta sus sensaciones: “Cuando veo los ojos de estos niños tan pequeños te llega a lo más profundo del corazón. Se apegan rápidamente a uno. Es un honor poder hacer este trabajo, con amor y humanidad”.
Los servicios diplomáticos de Roma y Túnez están ahora intentando reunir a madre e hija, “probablemente a través de un visado de reagrupación familiar para la madre”, explica la inspectora. En cuanto se reúnan se practicará una prueba de ADN para confirmar la relación entre ambas.
El amor es más fuerte que todo. La mamá de Oumoh, como un rey Salomón moderno, prefirió quedarse sin su hija con tal que la pequeña pudiera salvar su vida y encontrar una esperanza lejos de ella.
Mamma María le abrocha la campera a Oumoh.
No hay demostración de un amor tan grande como el que mostró esa mujer. Y ahora será recompensada.A los cuatro años, Oumoh ya es grande. En menos de 1.500 días de existencia ya vivió casi todo lo trágico. Es una sobreviviente. Una inmensa sobreviviente.
Que podrá abrazar a su mamá. La que le dio la vida dos veces. Al parirla y al entregarla, llorando, para salvarla. Un amor tan grande entre las dos no podía tener un final más justo. Recorrerán una nueva vida. Juntas…