Hasta las 8 de hoy se recibirán donaciones en el estadio Monumental. Historias de personas que fueron a refugiarse de las bajas temperaturas. Evidente crecimiento de personas en situación de calle.
Oscar, de 57 años, creyó que moriría de frío. Aguantó hasta las cinco de la mañana y salió de abajo de las frazadas donde dormía acurrucado con otros dos hombres bajo el umbral de un edificio del barrio de Belgrano, y se metió en el subte.
“Y ahí fui y vine, fui y vine, fui y vine, pude dormir algo más, porque estaba calentito”, sintetiza, entre alegre y resignado. Cada día y cada noche Oscar las dedica a sobrevivir. Todos las mañanas son iguales. Pero en invierno es peor. Ayudado por sus muletas, llegó hasta Núñez a buscar unas frazadas y alguna campera. “Y si hay zapatillas mejor”, y señala su calzado ajado mientras manosea migas de pan.
Oscar está abrigado con dos camperas y un gorro de lana rojo. Mira a su alrededor. Sonríe y se le ven los huecos en la dentadura. Sobre su cabeza cuelga una parte de la tribuna del Monumental. Alrededor, decenas de personas como él, en situación de calle, se sienten abrigadas. El hombre dice: “Estoy parando en Echeverría y Cabildo pero con este frío te morís. Fue una bendición de Dios que iluminó River y la vamos a pasar acá. Mañana no sé, pero hoy estamos acá”.
A tres metros de Oscar, una montaña de ropas, bolsas, colchones y abrigos crece rápido mientras entran y salen personas que llegaron a River, convocadas por Red Solidaria y su campaña Frío Cero.
Un cruce inquietante: por la misma puerta del garage del Monumental, vigilada por policías y personal de seguridad privada del club, se cruzaban los que llegaban a donar y los que entraban a dormir bajo el cemento protector del estadio.
Juan Carr mira la montaña de lo que se juntó y calcula que todo eso entra en dos camiones, no menos. “Yo vine con dos frazadas, no imaginé que iba a pasar esto”, comentó impresionado, ya entrada la madrugada del jueves.
La acción comenzó a difundirse apenas 24 horas antes, pero la temperatura y el evidente crecimiento de personas en situación de calle, más lo fuerte desde lo simbólico que resulta que se abra el estadio más grande del país para recibir personas que no tienen dónde dormir, hizo que la convocatoria impactara rápidamente. Desde las 18 del miércoles -y hasta las 8 de este jueves– el desfile de personas que se acercaron a dejar bolsas impresionó.
El dato también corrió entre las personas en situación de calle. “A mí me avisó una señora que me deja un lugarcito en el hall de su casa para dormir. Me dijo ‘Germán’ vaya a River que le van a dar ropa y comida. Y vine, y ahora me voy a quedar acá porque ya no hay colectivos que me lleven a Lugano y porque hace mucho frío”, comentó el hombre, de 58 años, que pide un trabajo apto para su problema en la cadera.
“Yo puedo trabajar de sereno, en un garage, cuidando autos”, suplica. Este hombre, sin esposa ni hijos, no tiene ingresos y, según cuenta, solo recibe un subsidio de 2.000 pesos. Lo echaron de su último trabajo y no pudo pagar el alquiler de su departamento, así que también lo echaron de allí.
fuente: infobae