“No puedo con mi vocación de arquitecta. Amo construir. Debo ser la reencarnación de un arquitecto egipcio.” “Estaba tan segura que esta idea iba a generar este entusiasmo. Cuando me trajeron el proyecto, no sabía que existía la isla Demarchi, un espacio público que hoy no tiene ninguna utilidad.” Ésas fueron algunas de las palabras que pronunció la entonces presidenta de la Nación, Cristina Kirchner, al anunciar la construcción de un polo audiovisual en la isla Demarchi, cuyo epicentro sería la torre más alta de América latina.
A pesar de que la mandataria desconocía la existencia de la isla, y de que el proyecto fue anunciado en 2012 y relanzado dos años más tarde, nunca se concretó, y desde el primer momento generó malestar en diferentes sectores.
En la isla Demarchi funcionaban -pese al desconocimiento de la Presidenta- la Dirección de Vías Navegables, la Escuela de Capacitación del Sindicato de Obreros Marítimos (SOMU), la Escuela Nacional Fluvial y talleres, depósitos y obradores de empresas de dragado.
La torre tendría 67 pisos y 335 metros de altura. Albergaría estudios de televisión, oficinas para las productoras de contenidos y los canales de TV, un hotel de trece plantas y salón de usos múltiples, se completaría con un puerto, estacionamientos, espacios verdes y un estadio multipropósito.
Por su superficie, la entonces mandataria lo comparó con el Central Park, de Nueva York. El Estado aportaría “el bien”, es decir, el terreno en el extremo sur de Puerto Madero -cuyo valor el Tribunal de Tasación de la Nación fijó en $ 620 millones-, y la empresa Riva SA, que había ganado la licitación a la que se presentaron otras cuatro empresas, se encargaría de la construcción y de la inversión, de 2500 millones de pesos. El plazo final de obra era de cinco años, en cuatro etapas.
Fuente: La Nación