Los expertos lo atribuyen al calentamiento global. Suecia padece el mes de julio más cálido desde 1756. En Grecia, con los incendios, se vive la situación más grave: hay más de cien muertos.
Como si ponerle nombre aliviara su efecto devastador, las altas temperaturas que están convirtiendo este verano europeo en un infierno literal son el legado de fuego de la ola de calor africana bautizada aquí como Caronte, en honor al personaje mitológico que conducía las almas de los muertos por el Hades.
Un ciudadano se refresca en la ciudad de Londres ante la ola de calor. (Reuters)
Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la primera mitad del verano en el hemisferio norte está marcada por temperaturas extremas que pueden superar los 40 grados, sequías y precipitaciones catastróficas que afectan la salud, la agricultura, los ecosistemas y la infraestructura debido, principalmente, a la concentración de gases de efecto invernadero.
Las nutrias gigantes Mora y Alexandra se refrescan en el Yorkshire Wildlife Park. (Reuters)
Se registran picos de calor sin precedentes sobre todo en la península escandinava y en el resto del norte de Europa. Suecia padece incendios forestales, sequía y un julio caluroso como no vivió en los últimos 250 años: Estocolmo, con 41°, no recuerda un verano como éste desde 1756. En la Siberia rusoeuropea el termómetro también alcanzó los 40°, una marca sin precedentes.
Ciudades finlandesas como Vaasa, Kevo y Rovaniemi soportan temperaturas de entre 32 y 33 grados al igual que Rusia, donde el termómetro superó los 30 a orillas del mar de Barents y del mar Blanco, 14 grados más que la media habitual en esta época del año.
En Estocolmo viven el verano más tórrido de los últimos dos siglos. (Foto: AFP)
En Francia se espera para este viernes que las temperaturas en la Île-de-France oscilen entre los 34 y los 37 grados a lo que se suma un alerta por smog. En estas horas, la municipalidad de París está promocionando una aplicación que permite identificar en un mapa, a través del celular, las áreas más frescas de la ciudad,como parques, plazas y hasta conventos, que se mantendrán abiertos día y noche.
La oficina meteorológica británica -la Met Office- alertó sobre la suba de temperaturas en Londres y otras localidades como Essex, Kent, East Anglia y Linconlshire, donde existe un 20% de probabilidades de que se supere el récord de calor del Reino Unido, que fue de 38,5 grados en Kent, en 2003.
Una vista de la tierra reseca en Primrose Hill, en las afueras de Londres. (Foto: AP)
Alemania vive su propio infierno: en Hamburgo se registraron inusuales 34 grados y el aeropuerto de Hannover cerró temporalmente por grietas en el asfalto de su pista de aterrizaje.
Los turistas se refrescan en París . (Foto: AFP)
“Tendremos un verano caluroso y seco pero, considerando que el planeta es hoy un grado más cálido que hace 100 años, el calor y la sequía son peores”, dice Bjørn Samset, del Centro Noruego de Investigación sobre el Clima, CICERO.
En Grecia, murieron más de 70 personas por los incendios y en Japón, la ola de calor provocó la muerte de más de 80 personas y 35.000 han sido asistidas en hospitales.
Miembros de la Cruz Roja buscan personas desaparecidas en una de las casas tras el incendio registrado en Mati. Foto: EFE.
Los especialistas explican este infierno en un patrón atmosférico estático en Europa, ya que las corrientes frías características del Polo Norte están soplando de sudoeste a nordeste partiendo del Atlántico central. Esto impone el aumento de aire caliente tropical, proveniente de Egipto y de Libia sobre el Mediterráneo oriental y Europa oriental hasta el Círculo Polar Ártico. El problema es que estas corrientes cálidas, que ya han alcanzado Finlandia, Suecia, Noruega, los países bálticos y Rusia, tienden a persistir. En el Círculo Polar Ártico la temperatura ya alcanzó los 30 grados.
Uno de los primeros en lanzar la alarma fue el físico y climatólogo Robert Rohde, quien en la estación meteorológica de Cape Morris Jesup, en la punta septentrional de Groenlandia, anunció ya en febrero que las temperaturas en el Polo Norte superaban las de Londres, las de Zurich y las de varias localidades italianas.
“Lo anómalo este año ha sido la persistencia y la cantidad de calor en el Ártico -dice Roth Mottram, del Instituto Meteorológico Danés-. Al menos desde fines de los años ’50 que no se registran temperaturas tan altas.” Según la Nasa, el hielo marino del Ártico disminuye un 13,2% cada diez años, debilitando el vértice polar y liberando cada vez más agua disponible a las altas temperaturas.
Según la Comisión Europea, 2017 ha sido uno de los peores años de incendios en Europa, donde se registraron 800.000 hectáreas calcinadas en Portugal, España e Italia. Y, un estudio europeo, el PESETA II, estima que las superficies expuestas a posibles fuegos en el sur de Europa podrían aumentar del 50 al 100 por ciento durante este siglo, si persiste la intensidad del calentamiento global.
El calor extremo que azota el norte de Europa causó el cierre temporal del aeropuerto de Hannover. Resultó dañada una pista de partida que debío ser reparada. (DPA)
Por otra parte, más de tres cuartos de la población europea vive en ciudades y, a mediados de este siglo, la cifra podría llegar al 82 por ciento. Con esta premisa, un equipo de climatólogos ingleses, bajo la dirección de Selma B. Guerreiro de la Universidad de New Castle, estudió el impacto de los cambios climáticos en las urbes y determinó que habrá aumento de sequía en ciudades como Madrid, Atenas y Lisboa; de inundaciones en Dublín, Helsinki y Riga y olas de calor intenso como las que se están viviendo en Roma, Estocolmo y Praga.