La orangutana Sandra, declarada por la Justicia "persona no humana", dejará el Ecoparque este jueves. Foto: Tomás F. Cuesta / Ecoparque

Este jueves “Sandra” dejará el Ecoparque. Viajará dentro de una caja en un vuelo comercial hasta Dallas. Tras una cuarentena en un zoológico de Kansas, la llevarán a un santuario en Florida.

El traslado de Sandra -la orangutana que se convirtió en persona- entró en etapa de descuento. Este jueves, en su recinto de cuerdas, hojas y troncos, sus cuidadores pondrán una caja de traslado, una en la que, desde hace años, practica cómo ingresar y cómo salir. Si todo sale como lo planeado, ella entrará en forma voluntaria y la caja será subida a un camión que saldrá por alguno de los accesos del Ecoparque, el ex zoo porteño.

Será el comienzo de su viaje hacia un santuario en Estados Unidos. Será, según está previsto, alrededor del mediodía. Y quizás pocos adviertan la rareza: un camión, con una caja con una orangutana adentro, recorriendo las calles y autopistas de Buenos Aires, hasta llegar al aeropuerto de Ezeiza, donde viajará en un vuelo comercial a Dallas, Texas.

No la sedarán para la travesía. Irá en la bodega del avión, siempre dentro de su caja, rodeada de valijas y otros equipajes. Arriba estarán la tripulación y los pasajeros. Entre ellos, su veterinario y cuidador. El vuelo será de 11 horas. Sin escalas.

Sandra es un caso de estudio a nivel mundial. No es la única orangutana que vive dentro de un zoológico. Pero sí es la primera y única gran simio del mundo que fue declarada “persona no humana” por la Justicia. Fue a instancias de una asociación de abogados animalistas que planteó su traslado a un santuario natural.

“Persona no humana” puede sonar a contrasentido, pero a nivel judicial implica que es un sujeto que siente y puede -y debe- tener sus propios representantes legales. Hasta ese momento, para la jurisprudencia nacional los animales eran una cosa.

Como sujeto que siente, la Justicia estableció que su cautiverio y exhibición violaban sus derechos, aun cuando fuera alimentada y tratada sin crueldad. El dictamen fue contundente: Sandra debía ser reubicada en un santuario acorde a sus especie, donde pudiera desarrollar su vida en un real estado de bienestar.

La orangutana Sandra, en los preparativos para su traslado a los Estados Unidos. Foto. Andrés D'Elía

La orangutana Sandra, en los preparativos para su traslado a los Estados Unidos. Foto. Andrés D’Elía

Desde esa demanda, pasaron tres años y varios idas y vueltas judiciales. Los últimos debates fueron en torno a dónde Sandra debía ir: la Asociación de Funcionarios y Abogados por los Derechos de los Animales (AFADA) considera que el destino correcto era el Santuario de Sorocaba, en Brasil; pero la jueza Elena Liberatori, a cargo del destino de Sandra, decidió -y después ratificó- que el espacio adecuado era el santuario “Center for Great Apes”, en Estados Unidos. El predio de 40 hectáreas está ubicado en una zona rural, boscosa y húmeda, en el estado de Florida.

Cuando este jueves Sandra salga del Ecoparque y el avión despegue, el punto de llegada no será Florida, sino Dallas. Del aeropuerto viajará siete horas, en un camión con control de oxígeno y temperatura, hasta un zoológico en Kansas. Ahí, saldrá por primera vez de la caja pero deberá permanecer en cuarentena. Así lo decidieron las autoridades estadounidenses, las mismas que exigieron una multitud de estudios para permitir su entrada al país.

Fueron una batería: examen físico completo; fotos dentales; control de peso; hemograma; pruebas serológicas para descartar hepatitis A, B y C; hisopado nasal, de la faringe y del recto; prueba para diagnóstico de tuberculosis; electrocardiograma; radiografía de tórax; ecografía abdominal; y muchos otros estudios.

Los cuidadores de Sandra afirman que la orangutana se encuentra en óptimas condiciones. Foto: Andrés D'Elía

Los cuidadores de Sandra afirman que la orangutana se encuentra en óptimas condiciones. Foto: Andrés D’Elía

“Sandra está en óptimas condiciones, tanto en su comportamiento como en su estado veterinario. Fue mucho tiempo de entrenamiento que terminó hoy con un enriquecimiento (ejercicio de estímulo) donde debió buscar su comida”, explicó María Eugenia Dahdah, coordinadora del área de Comportamiento Animal del Ecoparque porteño.

Para esa preparación, los cuidadores y veterinarios le escondieron pedazos de zanahoria, banana, ramas de mora y un disco congelado con rodajas de naranja. El desafío era que los encontrara y así lo hizo. La mayor parte del tiempo, dándole de espalda a quienes la miraban detrás de un blindex. Aunque en una oportunidad, se sentó muy tranquila en un tubo naranja, como el que habría en una plaza en un pelotero. Ahí, comió.

Este miércoles, Sandra practico el ejercicio de buscar su comida. Después, la comió sentada en un tubo naranja. Foto: Andrés D'Elía

Este miércoles, Sandra practico el ejercicio de buscar su comida. Después, la comió sentada en un tubo naranja. Foto: Andrés D’Elía

Sandra nació el 14 de febrero de 1986 en el zoológico de Rostock, en Alemania. No se sabe mucho sobre su infancia, salvo que su madre la rechazó. Creció en soledad hasta que en 1995, con nueve años, fue vendida al entonces zoológico de Buenos Aires. Acá la historia volvió a repetirse: tuvo una cría que fue entregada a otro zoo. Ella lo rechazó: carecía de instinto maternal.

Hoy tiene 33 años, pesa 53 kilos y su contacto con el humano dejó huellas en su comportamiento: a veces juega con revistas -como si estuviera leyendo- o agarra un palo y “simula” que barre.

Este miércoles, algunos periodistas pudieron ver a Sandra a través de un Blindex. Ella les dio la espalda. Foto: Andrés D'Elía

Este miércoles, algunos periodistas pudieron ver a Sandra a través de un Blindex. Ella les dio la espalda. Foto: Andrés D’Elía

“Para Sandra este traslado es muy positivo. Se trabajó mucho para que sea una transición y no un evento brusco -dijo el veterinario jefe del Ecoparque, Guillermo Wiemeyer-. Desde hace meses estamos vinculados con los equipos de Estados Unidos para que estén al tanto de su entrenamiento y de cómo ella interactúa. Esto tiene mucho de magia: a través del traslado de Sandra se formaron equipos de trabajo, en los que aprendimos unos de los otros. La sensación no es de ruptura, sino de construcción. Es algo bueno para nosotros y para ella”.

María Eugenia Dahdah y Guillermo Wiemeyer, veterinarios del Ecoparque, aseguran que extrañarán a Sandra, pero que su traslado es lo mejor para ella. Foto: Andrés D'Elía

María Eugenia Dahdah y Guillermo Wiemeyer, veterinarios del Ecoparque, aseguran que extrañarán a Sandra, pero que su traslado es lo mejor para ella. Foto: Andrés D’Elía

El operativo de traslado:

Para el viaje a los Estados Unidos, el Ecoparque encargó el traslado a la firma Argentraider S.A. por casi dos millones de pesos.

La empresa deberá llevar a Sandra desde el predio de Palermo hasta el aeropuerto internacional de Dallas.

La compañía tiene a Gerardo Fasano como presidente y Jorge Braun Polledo como número dos. Braun Polledo es primo hermano del jefe de gabinete, Marcos Peña.

A la licitación también se presentó la empresa Highland, con una oferta más económica, pero no fue elegida. Voceros del Ministerio de Ambiente y Espacio Público dijeron que “si bien era una oferta más económica, no fue elegida porque no completó el proceso de presentación de papeles”.

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