Por Marcelo Pérez – Diario Cuarto Poder / Juan Manzur está preocupado porque en su interna con Osvaldo Jaldo, los precandidatos que eligió para competir en las PASO no miden bien frente a un pueblo harto de políticos acostumbrados a defraudar a sus votantes. Ni la billetera le estaría funcionando para sostener las imágenes del malo de Pablo Yedlin y la “buenita” de la Chahla.
La mala elección del gobernador
Faltan exactamente 10 días para que los tucumanos concurran nuevamente a las urnas (domingo 12 de septiembre) y puedan expresar con su voto qué candidatos prefieren que los representen en la Cámara de Diputado y Senadores. Por eso, en los últimos días, se ha encarnizado aún más la campaña proselitista, sobre todo entre los dos principales referentes del PJ, Juan Manzur y Osvaldo Jaldo, quienes buscan imponer sus listas mirando más allá del horizonte 2021.
El actual gobernador es quien la tiene más difícil. No sólo porque está compitiendo enojado, al ver que se derrumba su sueño reeleccionista; sino porque los precandidatos que colocó en su lista: el diputado Pablo Yedlin (para senador) y la ministra Rossana Chahla (a diputada) no estarían midiendo, ni por asomo, como esperaba frente a los de su rival de turno: encabezados por el propio Jaldo, Gladys Medina, Roque Álvarez, y Patricia Lizarraga, Juan Antonio Ruiz Olivares, Graciela Gutiérrez, Julio Zavala y Nancy Bulacio.
De ahí que Manzur haya tenido que sacar a relucir la “billetera” que tenía bien guardada y comenzara a pagar extrañamente un subsidio de $5.000 (por cinco meses) a personas que fueron acercadas, ex profeso, por punteros políticos. Las malas lenguas dicen que todo se trata de un intento desesperado de Manzur (de comprar votos) para no sufrir una estrepitosa derrota en las PASO, y el fin de su sueño re-eleccionista 2023.
Perdido por perdido
El gobernador Manzur cometió el peor error que puede cometer un político: pecó de soberbio y negligente. Se rodeó de acólitos aduladores como Javier Noguera (intendente de Tafí Viejo), Gerónimo Vargas Aignasse (legislador provincial) y Mario Leito (diputado nacional) quienes lo mal encaminaron, llevaron a distanciarse de su vice, dividieron al PJ en Tucumán y dañaron al Frente de Todos a nivel nacional.
El vicegobernador siempre buscó la unidad y esperó hasta último momento para que el gobernador consensuara una lista única de candidatos. Pero eso no sucedió y debió ir a la contienda dentro del partido.
Una buena lectura
La diputada Gladys Medina resumió en pocas palabras el actual escenario del PJ: “Nuestro vicegobernador siempre buscó la unidad, pero no escucharon, por eso vamos a participar de los elecciones internas, para que en noviembre consigamos sumar más diputados y senadores que acompañen al Presidente y a nuestra vicepresidenta”.
Ahora el mandatario se las ve negra, ya que Jaldo demostró contar con mucho apoyo popular y con candidatos que tienen carisma, espalda, militancia y sobre todo “territorio”.
Yedlin “abortista” y Chahla “mala”
Pablo Yedlin, carga sobre sus espaldas, el frenético apoyo dado al aborto legal en Argentina. El diputado tucumano fue uno de los que más bregó para que el proyecto, auspiciado por una minoría feminista y grupos radicalizados de la Capital Federal, lograra imponer la ley que era rechazada por la gran mayoría de los tucumanos, al considerar que la ley viola el derecho a la vida de las personas por nacer al permitir que sean eliminadas sin posibilidad de defenderse.
A Yedlin no le importó que su gobernador y su vice declararan a Tucumán provincia “Pro-vida” mediante una resolución en 2018. La Legislatura estableció “como política de Estado la defensa de la vida desde el momento de la concepción en el vientre materno hasta su muerte natural, en consonancia con lo dispuesto por el artículo 146 de la Constitución provincial”.
A Yedlin no le importó el clamor de su provincia “por las dos vidas” y a la hora de votar valoró el reclamo de una minoría enajenada con el derecho a matar, el odio a la Iglesia y al “patriarcado”.
No a las vacunas Pfizer
Como si fuera poco, en julio pasado, en medio de la pandemia de Covid-19, con las restricciones sanitarias a full, y con muchos niños y adolescentes sin poder salir de sus casas por no contar con una vacuna, Yedlin votó en contra de la llegada de las dosis de Pfizer al país. El diputado tucumano priorizó el mandato de su partido y no el bienestar público, salvar vidas.
Lo lamentable es que Yedlin es pediatra y, como todo médico, hizo el juramento hipocrático, que en uno de sus considerandos dice: “No permitir jamás, que entre el deber y el enfermo se interpongan consideraciones de raza, religión, nacionalidad, de partido o de clase.”
Pero no es todo. Hace unos días hubo otra denuncia que lo puso a Yedlin en el ojo de las críticas: Fue acusado de cajonear una ley para beneficio de los VIH positivos. Yedlin es actual presidente de Comisión de Salud de la Cámara baja y se lo acusa de dilatar la sanción de la llamada Ley de VIH, Hepatitis, ITS y Tuberculosis, que beneficiaría a todos los afectados con estas enfermedades. Sin duda, al político, le falta corazón.
El éxito es de los médicos
En el caso de Rossana Chahla, la situación no es mejor, ya que la ministra de Salud es criticada reiteradamente por sus pares, que se sienten maltratados, ninguneados y castigados.
“Chahla viene llevado una de las más exitosas campañas de vacunación”, dice sonriente Juan Manzur, tratando de sumarle votos a su candidata estrella. Pero la verdad es que todo el éxito es de los médicos, enfermeros, paramédicos y demás trabajadores de la salud, ya que fueron y son ellos quienes enfrentaron con solvencia la vacunación y lo peor de la pandemia; con sacrificio, temor a contagiarse, sin vacaciones, cumpliendo horas extras y hasta con sueldos de pobre.
Es más, casi un centenar de trabajadores de la salud perdió la vida en Tucumán entre 2020 y 2021 atendiendo pacientes, no en la casa. Y de parte de Chahla sólo recibieron su ingratitud y soberbia.
Por eso los médicos nucleados en SiTAS (Sindicato de Trabajadores Autoconvocados de la Salud) le respondieron al Gobernador que cuando más trabajaron, se esforzaron y estuvieron al pie del cañón en la lucha contra el Covid-19, la provincia no sólo no les dio un aumento salarial acorde a la inflación, sino que además, Rossana Chahla, les hizo descuentos ilegítimos por reclamar. “Somos trabajadores, no somos esclavos”, remarcó Adriana Bueno, titular de SiTAS y agregó: “La Ministra de Salud Rossana Chahla muestra su verdadera cara y sentir: piensa que los trabajadores de la salud trabajamos sin derechos, y que hasta quizás debiéramos cobrar con vales o especias”.
Conglomerado por Comunitaria
También se le achaca a la ministra que, cuando ya había circulación comunitaria de coronavirus en Tucumán (julio 2020), no se sabe por qué motivo prefirió hablar de “circulación por conglomerado”, lo que llevó a que no se asumieran las medidas sanitarias más específicas para evitar los contagios que, a partir de agosto 2020, crecieron exponencialmente en Tucumán.
Se vienen las elecciones y los peronistas deberán elegir a políticos que cuando lleguen al Congreso velen por los intereses del pueblo y no sólo mandatos del partido. De muestra, basta un botón.