Daniel Scioli no pudo no evaluar que viajar con una bailarina a Punta Cana repleta de turistas argentinos iba a meter el ruido que metió. Encima con una rubia llamativa a la que dobla en edad.

La chica es cordobesa, de un pueblito fronterizo con Santa Fe de apenas cinco mil habitantes: Pozo del Molle. Alguna vez bailó con la Mole Moli en Show Match. Es su mayor antecedente artístico si a eso se le puede llamar artístico. Ahora muestra el cuerpo en YouTube y tiene una cuenta en Twitter que llamó BodysecretsTV donde entre otras cosas pregunta: “¿Sabías que el pepino es ideal para desintoxicar el organismo?”. Interpretación libre y a gusto del consumidor.

Scioli está siendo investigado por corrupción y no se le ocurrió mejor idea que viajar al Caribe en un jet privado que es parte de esa historia de corrupción. El Lear Jet 60 BZJ es un viejo conocido suyo. Tanto que algunos sospechan que es del propio Scioli. Un birreactor de alta gama. Ocho plazas, gran equipamiento y más de 4.000 kilómetros de alcance. Vale hoy unos 4 millones de dólares.

Lo trajo al país Rubén Cherñajovsky, empresario amigo de muchos kirchneristas como Guillermo Moreno y sobre todo amigo de Scioli, quien le dio una oficina en el Banco Provincia y lo puso de hecho al frente de la campaña en la última elección presidencial.

Cherñajovsky es el presidente del grupo Newsan y es a Scioli como el Nicolás Caputo de Macri: manejó la plata electoral y tiene plantas armadoras en Tierra del Fuego. También lanzó junto a Cristina Kirchner la reapertura de la fábrica SIAM en Avellaneda.

Durante años Scioli usó el Lear de Cherñajovsky como si fuera propio y de la misma manera lo sigue usando ahora que pasó a manos de Luis Chiche Peluso, igual que un barco de Cherñajovsky. Peluso fue siempre el hombre de Scioli en la Lotería provincial. Una verdadera mina para recaudar dinero del juego. Junto al ex jefe de gabinete Alberto Pérez, está en el centro de las causas por corrupción que acosan a Scioli.

El Lear Jet que usa Scioli es el mismo que usa Peluso para ir a jugar a casinos de Las Vegas y llevar a otros grandes apostadores a casinos de Las Vegas. Empezó en el negocio del juego con Alberto Kohan en tiempos del menemismo. Y no bien asumió como gobernador, Scioli lo puso al frente de Lotería.

Y no bien Peluso asumió en Lotería llamó a los dueños de los 46 bingos y les exigió el 1,5% de la recaudación. Arreglaron por el 1%. Las 25.000 tragamonedas de la provincia generan alrededor de $ 20 mil millones anuales.

Una sola empresa se negó a pagar la coima: la española Codere. El sciolismo la persiguió hasta que transaron pero no al modo del resto de los bingueros, que desconectaban tragamonedas para reunir la plata negra. Codere pagó en blanco con recitales de Pimpinela y de otros amigos de Scioli en la Costa.

La banca de Peluso en Lotería saltó en 2009. Descubrieron que financiaba una mesa de dinero en el casino flotante y tenía un departamento de lujo en Naples, Florida. Renunció pero hasta diciembre siguió recibiendo el 1% cada mes en el hotel Emperador, junto a su departamento de Libertador al 400.

Hace dos meses fue noticia por una jugada no de él sino de los ladrones: le robaron en su casa pintada de naranja del Boating de Beccar. Como corresponde en estos casos, Peluso no quiso hacer ninguna denuncia. Ni antes ni ahora, nunca Scioli dejó de ser Scioli. Ni dejó de verse con su amigo del Lear Jet.

Fuente: Clarín

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