Los dueños planean mantener el proyecto cada miércoles hasta cuándo les sea posible.
Hace un mes, Pedro, un nene de 4 años, le preguntó a su mamá: “¿Por qué ese hombre usa siempre las mismas zapatillas? ¿Por qué tiene las manos sucias?”. Entonces ella, Gisella Peluso, le explicó que quizás no tenía casa y vivía en la calle. Al otro día, Pedro vio de vuelta al hombre camino a la escuela, salió corriendo, le dio un beso y lo invitó a comer al bar de su papá.
Ese lunes, ni Gisella ni Diego se pudieron dormir. Querían darle forma al deseo de su hijo. Entonces ella escribió en la página de Facebook del bar. Fueron tres líneas donde pedía que quienes conozcan o se crucen a gente que vive en la calle les avisen que el Expreso Resto Bar, en 12 y 72 estaría abierto los miércoles para que cenen gratis.
Mario, el hombre que invitó Pedro a cenar, fue al restaurante y comió arroz con pollo. Ese primer día, a fin de junio, fueron cinco personas.
Pero Gisella y Diego no se quedaron quietos. Salieron a repartir 22 viandas entre las personas que viven en las calles de la ciudad. Se guiaron a través de un mapa que armó un joven platense que indica dónde está la gente en situación de calle.
“Ayer fue el quinto miércoles que abrimos. El plato es gratis para quienes estén en situación de calle y también hay un plato social a 50 pesos para los que les cueste llegar a fin de mes”, cuenta Gisella.
El segundo día que lo hicieron fueron doce personas. Los siguientes un promedio de 30. También llegó gente que quería colaborar y pagaba todo su plato. Otros que fueron a buscar a los que viven en la calle y los trajeron para cenar juntos.
Anoche, de nuevo, Gisella y Diego no se podían dormir. Seguían pensando ideas. Ahora compraron 30 bolsas de dormir, que todavía están pagando, para darles a sus nuevos clientes de mitad de semana.
El proyecto seguirá todos los miércoles hasta que puedan: “Mientras lo podamos solventar”, dice Gisella. Y sigue: ” El hambre complementado con el frío es terrible. Pero ellos tienen hambre siempre “. En estos días recibieron donaciones de los comerciantes de la zona.
Sin embargo, a ellos les está costando llegar a fin de mes. “El lugar lo alquilamos, estamos para abajo como cualquier comercio”, contaron.
Anoche tocaron Los Confites, una banda platense, y todos terminaron bailando juntos. Gisella sabe que la gente ya espera ese día, que disfrutan ser atendidos al menos una vez en su vida.
Azul tiene 6 años, es la otra hija de Gisella y Diego. Ella es la que busca ropa entre los objetos perdidos que los clientes se olvidan en el bar. Elije lo que le queda bien a cada una de las personas que van los miércoles. Y después les hace un dibujo que dice: “Gracias por venir, te quiero mucho”.