Los datos económicos dieron señales de firme recuperación en los últimos meses. Este miércoles se conoció que el Estimador Mensual de Actividad Económica de junio creció 4,9% en comparación con junio de 2016. Si bien al promediar el año pasado la actividad sondeó su piso, en un 2016 que concluyó con una contracción de la economía de 2,3%, la contundencia del rebote permite prever que la expansión puede sostenerse en 2018.
La desaceleración de la inflación este año y la mejora del salario real, con incrementos que superaron el avance promedio de los precios, permitieron una caída en el número de habitantes que no acceden a la canasta básica, al menos desde la variable de los ingresos.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) difundió el indicador de Incidencia de la Pobreza y de la Indigencia correspondiente al primer semestre de 2017, que reflejó una drástica baja en la población que no puede acceder a los bienes y servicios básicos, al 28,6% del total, lo que equivale a unos 12 millones de personas, 1,7 punto porcentual menos que el 30,3% del fin de 2016.
Del total de personas en situación de pobreza, 6,2% son además indigentes (no llegan a adquirir los alimentos necesarios), 0,1 punto porcentual por debajo de la misma medición del año anterior.
Con una caída por debajo de 29% de la población, la pobreza descendió por debajo del umbral de diciembre de 2015, según los datos del Observatorio de Deuda Social de la UCA, caída que implica el nivel de pobreza más bajo desde que Mauricio Macri asumióla Presidencia.
El año pasado, el INDEC había informado para el cierre del primer semestre de una tasa de pobreza de 32,2% y un 6,3% de la indigencia. Con la caída de 3,6 puntos, se concretó un sensible descenso de unos tres puntos en el término de un año, que constituye otro dato alentador sobre el rumbo económico: cerca de 1,5 millones de personas abandonaron la pobreza en el período.
En el mismo sentido se produjo el descenso de la pobreza en la Ciudad de Buenos Aires en 3,8 puntos porcentuales, al 15,6% de la población porteña al término del primer semestre. En cuanto a la indigencia, el indicador se ubicó al finalizar junio en 3,9% de la población, mientras que en igual período de 2016 estaba en 5,6 por ciento.
La Dirección de Estadística y Censos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires había calculado al finalizar el primer semestre de 2016 un porcentaje de pobres en el ámbito capitalino de 19,4% del total.
Durante la campaña presidencial, el propio Mauricio Macri recalcó que el principal objetivo de su gobierno sería el de sentar las bases para alcanzar la “pobreza cero” en los próximos años.
Este miércoles señaló que la lucha contra los nichos de corrupción es uno de los pilares del Gobierno para afianzar el objetivo de “reducir la pobreza de verdad y generar un crecimiento compartido entre todos los argentinos”.
Sin embargo, la situación social en la Argentina no deja de ser muy delicada. Según la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC correspondiente al segundo trimestre, lamitad de los hogares reúnen ingresos por $14.632, frente a una canasta básica total que valuó en $15.244, por cuanto éstos no son suficientes para cubrir todas las necesidades del grupo familiar.
Según un análisis realizado por UNICEF sobre datos de INDEC, “en el caso de hogares donde residen niñas, niños y adolescentes, el porcentaje considerado en situación de pobreza monetaria asciende al 47,7%, lo que significa 18 puntos porcentuales por encima del 29,7% que es el número de personas en situación de pobreza a nivel nacional“.
El INDEC volvió a medir la pobreza en el segundo trimestre de de 2016, luego deocho años de manipulación de las estadísticas durante el kirchnerismo, que arrojó un resultado del 32,2 por ciento. El intervenido ente estadístico había dejado de publicar el índice en 2013, cuando arrojaba un inverosímil nivel de pobreza del 4,7% de la población.
Como indicador alternativo y fiable, el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA había referido que la tasa de pobreza “habría pasado de 29%, a fines de 2015, a 34,5% en marzo” de 2016, cuando la devaluación tras la eliminación del “cepo” cambiario y el aumento de tarifas habían impulsado a la inflación por encima del 35% anual.