Te contamos cómo fueron sucediendo los hechos en el macabro asesinato de Luis Armando Espinoza, el joven simoqueño de 31 años, asesinado por 9 policías y arrojado a un precipicio en Catamarca para ocultar el hecho. Tenía una herida de bala, golpes y estaba semidesnudo, envuelto en una bolsa atado con cinta. Así lo encontró su hermano.
Los datos se pueden conocer gracias al trabajo de la periodista Mariana Romero, que estuvo desde el inicio en la protesta de los familiares, cuando la policía no tomaba la denuncia de la desaparición.
El hallazgo fue así. Temprano, unas 100 personas salieron en un colectivo de la comuna, un camión, una camioneta y una Traffic desde Chicligasta para ayudar en la búsqueda.
Son 124 kilómetros hacia el oeste, de los cuales más de 30 son de montaña, sin asfalto. Pero en el camino, la policía los detuvo. Les dijeron que no podían seguir porque iban a contaminar la escena y porque era peligroso para ellos. Así que ahí se quedaron, a la orilla de la ruta, son poder hacer nada. Solo dejaron pasar a 4 familiares muy cercanos: Juan (hermano), Manuel (hermano), Patricia (cuñada) y otro cuñado.
La zona donde iban a buscar es montañosa, el camino de tierra y llena de precipicios y vegetación tupida. Para bajar por esos barrancos, hay que sujetarse con arneses y sogas. En el lugar el frío es intenso.
Los hermanos de Luis, bajaron por una barranca a pie, sin sogas, ya del lado de Catamarca, pasando 200 metros el límite interprovincial. Ahí lo encontraron. Y lo reconocieron en el lugar. Juan se descompuso, le subió la presión y tuvieron que bajarlo al hospital de Concepción. A él, de la golpiza que le dio la policía el 15 de mayo, le quedó una inflamación en la nuca y mucho dolor de cabeza, pero no quería ir al hospital para poder buscar a su hermano.
Al enterarse de la noticia los que se habían quedando esperando en la ruta, esperaron hasta la noche que trajeran el cuerpo. Pero la demora y el frío los corrió. Se subieron al colectivo, volvieron a Chicligasta dónde habían dejado los caballos y se fueron a su casa. Eran como las 10 de la noche.
Los hermanos fueron a avisarle a la madre, que tiene una salud muy frágil y hasta el último tenía una esperanza de que aparezca con vida. Después, todo fue preparar el velorio.
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