Cuando era presidenta Cristina Kirchner avanzó en el encubrimiento del atentado a la AMIA por razones económicas y para tratar de solucionar la grave crisis energética que el propio kirchnerismo había generado.
Julio De Vido, Héctor Timerman, la cúpula de la YPF estatal de Miguel Galuccio y hasta el propio Ministerio de Economía estuvieron implicados en la maniobra: trocar fondos de Irán por impunidad.
Cristina, a través de De Vido, y el ex ministro de Planificación usando a Luis D’Elía, mantuvieron negociaciones secretas para intercambiar cereales y carne a cambio del abastecimiento de energía.
El interlocutor de Irán fue Mohsen Rabbani, ex agregado cultural en Buenos Aires y sindicado como uno de los ideólogos del ataque en 1994 a la mutual judía, que dejó 85 muertos.
Ahora está confirmado que Rabbani puso una condición para suministrar energía a la Argentina: que el gobierno de Cristina aprobara el pacto con Irán.
El país padecía entonces -y aún padece- una fuerte crisis energética a causa de la pésima política que llevó adelante Julio De Vido, que dilapidó el autoabastecimiento y generó un enorme déficit en el sector, del orden de los 15.000 millones de dólares anuales.
La falta de un insumo vital -y de dólares para importarlo- trabó la economía desde el inicio del segundo mandato de Cristina y obligó a imponer el cepo.
Ella vio en el espurio acuerdo la posibilidad de desbloquear ese cuello de botella para una economía que había entrado en total estancamiento.
En otras palabras: Cristina estuvo dispuesta a intercambiar impunidad por ayuda económica iraní.
La información -en su momento- circuló entre los caciques petroleros de la Argentina y se admitía en la propia YPF. Galuccio y el entonces ministro de Economía controlaban los pasos de la petrolera estatal.
Ahora existen pruebas concretas de esa maniobra, que incluyen gestiones desde el propio despacho de Julio De Vido y reuniones en la Casa Rosada.
El 20 de mayo del 2013 D’Elía mantuvo una reunión en el despacho de De Vido para tratar el tema.
El encuentro fue a la mañana y duró exactamente 68 minutos. De Vido -al terminar la conversación- se cruzó para hablar con Cristina y D’Elía a su vez se comunicó con Yussuf Khalil, interlocutor de Irán en Buenos Aires.
─Estuve con el quía ─le dijo el piquetero ultrakirchnerista, refiriéndose al ministro De Vido─. Están dispuestos a mandar gente de YPF con nosotros 2 para hacer negocios allá, intercambiando granos y carne por petróleo. El problema es político: necesitamos la aprobación del memorando. Argentina quiere negociar Estado a Estado.
Horas después Khalil le transmitió la información a Rabbani: “Hoy tuvimos una reunión con De Vido, en donde manifestó que está dispuesto a mandar a las máximas autoridades de YPF para arreglar la transacción con la República Islámica”.
Así surge de las escuchas que hizo el ex fiscal Alberto Nisman.
Nisman apareció muerto con un tiro la cabeza poco después de hacer pública su denuncia.
Todos estos documentos se encuentran en sede judicial. Las contundentes pruebas fueron determinantes para que el fiscal Gerardo Pollicita pidiera en las últimas horas la indagatoria de Cristina.
En la negociación con Irán hay un denominador común: la urgencia de la Argentina para activar el acuerdo y tratar de paliar la crisis energética.
El plan oficial era achicar el déficit energético y tratar de calentar la economía para ganar las elecciones de 2013. Todo se frustró después.
Galuccio dejó a YPF en una situación crítica. El “Mago” -así querían que lo llamaran- entregó la petrolera estatal con caída en la producción y una deuda equivalente al valor de la compañía.
También armó contratos leoninos con Chevron y erró en la forma técnica de explotar el yacimiento de Vaca Muerta.
Igual Galuccio intentó quedarse en YPF. Mauricio Macri -no se sabe por qué- evaluó dejarlo a pesar de su pésima gestión. También el presidente consideró confirmar a Ricardo Echegaray en la AFIP.
Pero a poco de andar, la Casa Rosada actuó: al descubrir la crisis de YPF, desplazó a Galuccio. El actual titular, Miguel Gutiérrez, por ahora no pudo encarrilar el rumbo.
YPF sigue con serios problemas y fue la falta de resultados lo que provocó la salida de Ricardo Darré. Los enfrentamientos entre Gutiérrez y Darré fueron durísimos. Esa interna tenía paralizada a la compañía.
Argentina es uno de los pocos países donde el escándalo de las coimas puede quedar impune.
Trabaja para eso un lobby de empresarios, políticos y jueces. Son los mismos que actuaron para encubrir a De Vido. La Casa Rosada también tiene responsabilidad.
Marcelo Odebrecht admitió pagos de sobornos en 12 países. En 9 hubo acuerdos con la empresa y eso habilitó que ex presidentes y funcionarios de primer nivel, coimeros todos, tengan que enfrentar a la Justicia.
Los funcionarios argentinos hicieron lo contrario: dejaron caer un acuerdo con Odebrecht. ¿Negligencia o intención?
Hasta Nicolás Maduro fue denunciado en Venezuela. En cambio, en Buenos Aires los implicados son sólo actores de reparto: de quinto nivel administrativo, más el valijero mediático Jorge “Corcho” Rodríguez.
Fuente: Clarín