Las declaraciones de la vicepresidenta Cristina Fernández en Tecnópolis tuvieron sus consecuencias. Un mensaje en off difundido a la prensa y una situación irregular en el proceso necesario para la construcción del gasoducto de Vaca Muerta.

Dos elementos pesaron para que el presidente Alberto Fernández le pidiese la renuncia a Matías Kulfas a la conducción del ministerio de Desarrollo Productivo. Por un lado, la secuencia de cruces entre el ahora ex funcionario y la vicepresidenta Cristina Fernández y que, en el caso del sector que encabezada Kulfas, había adoptado la mecánica del “off the record” y las operaciones mediáticas, antes que las declaraciones en “on”. Para ponerlo en claro, mientras la vicepresidenta solía hacer las observaciones de carácter económico en público, en la órbita de Desarrollo Productivo resultaba evidente que echaban mano habitualmente de los comentarios en off a periodistas, con la finalidad de salir al cruce y responder a esas críticas. Lo que tuvo lugar en las últimas horas, esa larga respuesta “en off” que llegó al teléfono de algunos periodistas con pretensión de “fuentes oficiales” pero en una especie de ambicioso comunicado público, pareció ser el detonante de la salida de Kulfas del Gobierno.

Pero quizás el segundo elemento sea tan relevante como el primero. Dentro de la respuesta “en off” a los planteos que realizó la vicepresidenta ayer durante la celebración de los 100 años de YPF, el desarrollo del mismo insinuaba una situación irregular en el proceso necesario para la construcción del gasoducto. Es decir que criticaba “las condiciones para darle la construcción de las cañerías del gasoducto de Vaca Muerta a Techint”.

El comunicado en off acusaba a IEASA, al que vinculaba a Cristina Kirchner, de no usar “la lapicera” el señalar que “…armaron un pliego de licitación a la medida de Techint y de la chapa que el grupo fabrica en Brasil, de 33 mm de espesor”. Acto seguido, mencionaba a una empresa que produce chapa en Villa Constitución, pero con otro espesor, y se quejaba de los tiempos supuestamente impuestos por IEASA y de la adjudicación en la provisión de válvulas a una empresa importadora en lugar de un fabricante argentino entre otras cosas.

Hoy por la mañana, Energía Argentina respondió cada uno de esos puntos. Señaló que se trata de un “tema estrictamente normativo” y que el comunicado o nota en off “carece de conocimiento técnico y más precisamente del proceso licitatorio llevado adelante”. Argumentó después cuáles eran las medidas necesarias de espesor necesarios para el gasoducto y sostuvo que “previo a iniciar el proceso licitatorio, Energía Argentina procedió a solicitar a la Cámara Argentina de Fabricantes de Caños y Tubos de Acero que indicara que empresas podían cumplir con dichos requisitos técnicos. La respuesta fue que solo SIAT S.A. cumplía. Pese a esto, se realizó un proceso licitatorio internacional para convocar a empresas extranjeras. Hubo consultas realizadas por 6 empresas, pero luego solo SIAT S.A. presentó oferta”. A eso sumó que se desconocía el rubro de la empresa mencionada por Kulfas.

Esto generó un malestar enorme. Durante las horas de la madrugada, el presidente meditó los pasos a seguir. De lado de la vicepresidenta, no había dudas: no sólo las acusaciones eran de un tenor inédito y ponía bajo sospecha el proceso de adjudicación, sino que además procedían mediante la mecánica de las operaciones mediáticas. La salida de Kulfas abre varios interrogantes. Uno de los que podría tener una salida diferenciada, es que por estas horas el Gobierno evaluaba la posibilidad de separar Desarrollo Productivo de la cartera de Energía, y dar lugar así a un nuevo ministerio.

 

 

 

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