“Lo único que queremos es que haya Justicia”, clamó la mayor de las hijas de Rodolfo González, el motociclista que fue ultimado el viernes de un tiro en el pecho en la esquina de avenida Néstor Kirchner y calle Libertad cuando dos ladrones trataron robarle la moto.
Fue el quinto crimen de estas características que se registró en lo que va del año. Es la principal causa de los homicidios en ocasión de robo de 2023, que fueron nueve en total.
La víctima trabajaba como chofer de una empresa embotelladora de Cruz Alta. Pasadas las 5, se subió a su moto Honda para cumplir con sus obligaciones laborales.
En el trayecto fue abordado por dos motochorros. Uno de ellos lo amenazó con un arma de fuego para quitarle el rodado.
Al haberse resistido, el maleante le disparó en el pecho. González intentó huir, pero cayó a los pocos metros. Fue trasladado al hospital Padilla, donde perdió la vida a los pocos minutos de haber ingresado.
“Esto no da para más. Acá hay mucho robo de motos porque existe un enorme mercado negro. Si hay alguien que las roba, es porque hay gente que las compra”, comentó Mario Mercado, empleado de comercio. “Ellos no saben que la gente no tiene ni una. Es tremendo cómo juegan con la necesidad de la gente”, añadió.
Esteban López vive en San Cayetano. A él le robaron la moto en marzo y a su hermano, en mayo. Sabe lo que es sufrir un ataque de estas características. “Hay changos que se dedican a esta actividad. No saben lo que es trabajar, les resulta mucho más fácil salir, meter un caño, quedarse con una moto, venderla y seguir como si nada hubiera pasado”, detalló.
Como ocurrió en la mayoría de estos homicidios, los asaltantes atacaron a sus víctimas fuera de las cuatro avenidas cuando marchaban en soledad. En todos los casos, los delincuentes actuaron amparados por las penumbras de la noche.
El robo de motos es uno de los mayores precursores de la inseguridad. En Tucumán, hasta el 30 de septiembre se denunció la sustracción de 1.778 rodados, lo que da un promedio de 197 por mes y seis por día. Si se mantiene esta tendencia, superará las 1.890 robadas en 2022, y será menor a los 2.026 de 2021 y a los 2.817 de 2020.
Personal de Homicidios, al mando de los comisarios Daniel Monteros, Susana Montero y Miguel Carabajal, dirigidos por el fiscal Ignacio López Bustos, comenzaron a buscar datos para dar con los autores de los hechos.
Un testigo clave explicó cómo se había desencadenado el crimen. Detalló que González recibió el disparo porque el delincuente no pudo apoderarse del rodado. También proporcionó un dato clave: los motochorros se movilizaban en una Honda CG Negra.
Los pesquisas descubrieron que en esa zona se habían denunciado tres robos en marzo, abril y junio. Los autores se movilizaban en un rodado como el que había sufrido González. Ahondaron esa pista y entrevistaron a un joven.
Según confirmaron fuentes policiales y judiciales, el testigo identificó a los posibles autores. Señaló a un tal “Juan” y a un tal “Cucu”.
Con ese testimonio, el fiscal estableció que el primero habría sido el autor del disparo y el segundo, conducía la motocicleta con la que cometieron el homicidio. Logró que un juez autorizara a la Policía a ir a buscarlo, pero no encontraron a ninguno de los dos. “Cucú” terminó entregándose el viernes a la noche en
Ayer se realizó la audiencia de acusación en contra del único detenido Juan Manuel “Cucu” Carabajal.
El auxiliar Lucas Maggio, siguiendo la instrucciones de López Bustos, solicitó que se lo acusara por el delito de homicidio agravado por criminis causa, es decir que mató para asegurarse la impunidad, en calidad de coautor. Solicitó que se le dictara la prisión preventiva por seis meses argumentando que había peligro de fuga y de entorpecimiento de la investigación
La defensora Silvia Furque cuestionó la acusación que recibió Carabajal. “La Policía, con un testimonio totalmente irregular, lo involucró en este caso. Él me dijo que lo presionaron para que contara todo. En todas las entrevistas lo presionaron”, explicó. “Hablé con él personalmente y me dijo que, por todo lo que había sufrido, hasta lo señalaba al Papa Francisco como autor del hecho”, destacó la profesional que fracasó en su intento de desincriminar al joven.
El acusado declaró para negar la acusación en su contra. “Estaba en mi casa, llevé a mi hijo a la escuela y después volví. Mi mujer me llevó al trabajo. Cuando estaba allí, me avisaron que me estaba buscando la Policía. La llamé a la doctora y ella me recomendó que me entregara porque no tenía nada que ver”, señaló.
La jueza Isolina Apás Pérez de Nucci validó los argumentos de la fiscalía, aunque determinó acotar la prisión preventiva a tres meses, en tanto que la Policía está tras las huellas del segundo involucrado, sindicado como el autor material del crimen.
fuente: contexto