Todavía no pasó siquiera un año desde que ChatGPT irrumpió en nuestras vidas. Su aparición trastocó el modo en que veíamos a la inteligencia artificial, antes robots lejanos en el tiempo. Sorprendió por su potencial de aplicación en tareas que creíamos imposibles, exclusivamente de autoría humana. La IA ahora resuelve problemas, responde inquietudes, se mejora a sí misma. En otras palabras, piensa y ejecuta. Y en cuestión de segundos.
Hace unos meses, un estudio analizó el impacto de la inteligencia artificial, más puntualmente de la versión ChatGPT4, en 1.016 ocupaciones que se desarrollan en Estados Unidos. Una de las conclusiones principales fue que el 19% de los trabajadores pueden verse afectados al menos en el 50% de sus tareas por la nueva tecnología generativa.
Lo curioso, no obstante, surgió en la naturaleza de algunas de las profesiones más impactadas. Siempre se teorizó que los trabajos más reemplazables serían aquellos de baja calificación, que implican más bien tareas manuales y no de creatividad ni pensamiento estratégico. Sin embargo, ahora muchas de las que están en riesgo son profesiones que exigen alta formación, incluso varias de ellas se elevaron como “las profesiones del futuro”, exentas a cualquier tipo de posibilidad de automatización: por caso, programación o análisis de datos.
“Usualmente se consideraba a los programadores una profesión segura, cubiertos del impacto de la tecnología. Sin embargo, estos modelos de lenguaje pueden crear código a través de lenguaje natural. Es decir, uno expresa coloquialmente lo que quiere hacer y estas IAs lo convierten en código, lo cual obviamente afecta muchísimo a los programadores o a los analistas de datos”, explicó a Infobae Martín De Simone, especialista en educación y trabajo del Banco Mundial.
De Simone describió a los nuevos estudios como un salto novedoso. Antes las investigaciones evaluaban el riesgo de automatización de profesiones a partir de tecnologías no generativas. Allí hay varias líneas. Una de ellas, la más difundida, asegura que los trabajadores menos calificados serán los más afectados porque sus tareas son más fáciles de automatizar.
Pero también conviven otras dos ramas dentro de la biblioteca. Hay autores que dicen que no necesariamente la automatización reduce la cantidad de empleos, ya que se crean nuevos puestos de trabajo, pero sí que baja la proporción de ingresos para los trabajadores. Del mismo modo, otros investigadores hablan de una polarización del mercado laboral. Piensan que los empleados más reemplazables no son ni los más ni los menos calificados, sino aquellos que están en el medio.
Desde la revolución que generó la llegada de ChatGPT se inició una nueva ola de estudios que analiza el impacto de la inteligencia artificial generativa. No se trata de análisis empíricos por lo flamante de la tecnología, sino que son estimaciones en base a modelos teóricos.
“Allí vemos que, en general, las profesiones más afectadas son las mejor pagas y las que requieren mayor nivel de educación. Esto se debe principalmente a la naturaleza de estas tecnologías. No es ya la automatización de un robot en, por ejemplo, la industria automotriz, sino que crean lenguaje, arte, tareas que en general no son manuales e implican altos niveles de formación y creatividad”, señaló el especialista.
Las tecnologías avanzan y dejan un surco. El ChatGPT4 es muy superior a la versión 3 o 3.5 por más que fueron lanzadas con apenas meses de diferencia. El estudio toma opiniones de expertos y de la propia inteligencia artificial y, sorpresivamente, encuentra resultados muy similares. Concluye que el 80% de los trabajadores podría tener al menos el 10% de sus tareas realizadas con herramientas de IA.
Nadie sospechaba que el avance de las IAs sería tan arrollador. De un momento a otro pasaron a hacer tareas que, sospechábamos, demorarían años en adquirir. “El nivel de sofisticación permite sustituir ciertas tareas como las de un programador, que hasta hace poco parecían fuera de riesgo. El avance fue tan exponencialmente veloz que superó cualquier tipo de expectativa y hoy se está modificando la lógica de qué es tener mayor o menor formación”, advirtió Alejandro Melamed, consultor en recursos humanos y referente en el futuro del trabajo.
La ecuación es sencilla. En Estados Unidos, como en casi todo el mundo, a los trabajadores de mayor nivel educativo le corresponden mayores ingresos. Sucede que estas ocupaciones de demanda intelectual parecen ser ahora las más expuestas a las tecnologías generativas, lo que obliga a un replanteo -otro más- de las profesiones que resistirán el avance inexorable de la IA.
Y ahora cuáles son los trabajos del futuro
La expresión “trabajos del futuro” se usó en cientos de miles de artículos académicos, notas periodísticas, conferencias, workshops, reuniones y un sinfín de formatos en los últimos años. En general, muchas de las profesiones mencionadas se vinculaban a la tecnología, a la programación, a la ciencia de datos, el marketing digital. Nuevas ocupaciones que asegurarían empleos de calidad y buenos salarios. Si bien todo eso aún es cierto, lo que no sabíamos era que la propia tecnología iba a poder crear tecnología. Al menos no tan pronto.
Los expertos dicen que hoy resulta difícil establecer cuáles serán las profesiones más demandadas a mediano y largo plazo. El avance feroz, y en múltiples direcciones, de la inteligencia artificial lleva a barajar y dar de nuevo. Una y otra vez.
“Hoy vemos que ocupaciones muy funcionales que creíamos reemplazables por robots como un albañil, un plomero o un electricista tienen buena previsión, como también aquellos trabajos de cuidado de personas y enseñanza, lo vinculado con la empatía y las emociones se van a seguir requiriendo”, afirmó Melamed, quien agregó que hay muchas otras profesiones sofisticadas, como la medicina, la arquitectura o las ingenierías, que hoy necesitan complementación con la inteligencia artificial.
“Hay que entender que la IA sustituye ciertas tareas, pero no la profesión completa”, remarcó el especialista en RRHH. “Todo aquello que requiera sentido común, la capacidad de discernir, el juicio crítico y pensamiento estratégico no será sustituido”.
En todos los cambios de era, momentos de transformaciones vertiginosas, algunos empleos son absorbidos, pero también se crean nuevos puestos de trabajo. Algo de eso ya se está viendo con los “ingenieros de prompt”. Básicamente personas a cargo de dialogar con la inteligencia artificial, capaces de exprimir al máximo la herramienta con el pedido -el prompt- exacto. Son muchas las empresas IT que buscan especialistas en el área desde hace meses, con altísimos salarios, cuando poco tiempo atrás no figuraba en ningún organigrama.
“Muchas de las profesiones del futuro son ocupaciones que probablemente hoy no conozcamos”, advirtió De Simone. “Por eso es importante desarrollar capital humano con flexibilidad y adaptabilidad a un mercado de trabajo que está en constante cambio. Las habilidades socioemocionales cobran importancia, la habilidad de interactuar con la inteligencia artificial también se vuelve vital. Los que logren comprender las limitaciones de la IA y explotar sus ventajas tendrán un futuro más promisorio”.
Un futuro incierto
Hay un interrogante que desvela a los investigadores dedicados a estudiar los avances tecnológicos y su relación con los humanos: ¿cuándo es que habrá una inteligencia artificial general? Es decir, una IA que no sea especializada en un área, sino que pueda desarrollar cualquier actividad humana. En otras palabras, ¿cuándo la inteligencia artificial igualará o incluso superará en su capacidad al ser humano?
Si bien no hay consenso entre los especialistas, menos de un año atrás las proyecciones eran de largo aliento. La llegada de ChatGPT y el consecuente boom de inteligencia artificial de texto, imágenes, sonido, video y un largo etcétera aceleraron las previsiones y hoy la posibilidad de una IA abarcativa se avizora cercana en el tiempo.
“Las estimaciones se han reducido muchísimo. Hay un temor de que esto pueda pasar en el corto plazo e incertidumbre respecto de sus efectos. Tenemos que poner el foco en lograr que estas tecnologías con un poder exponencial sean beneficiosas para la sociedad”, advirtió De Simone.
En el punto en el que sí hay consenso es que lo que vimos hasta hoy apenas se trata del inicio de una nueva era. En los próximos meses y años la inteligencia artificial se multiplicará en un sinnúmero de direcciones. Pese al avance, muchos expertos son optimistas en torno a la convivencia de los humanos con las máquinas. Creen que vienen a resolver problemas, agilizar tareas y a complementar. A ser un aliado y no un enemigo.
“Mi visión es que va a potenciar los empleos y a potenciarnos a nosotros. Vamos a un esquema de trabajo en equipo entre la IA y el ser humano. La pregunta es quién no va a utilizar la IA en su trabajo. Ahí sí en todos los campos, desde la educación a la medicina, pasando por todas las áreas, será un compañero. La inteligencia artificial tiene inteligencia, pero no tiene conciencia. Ahí está la ventaja comparativa del ser humano”, remarcó Melamed.
De cara a lo que viene, agregó, será imprescindible poder aprender y reinventarse rápidamente, una y otra vez. “La carrera que estudiamos seguramente no sea para toda la vida. No tenemos que pelearnos con la IA, sino aliarnos con ella”.
fuente: infobae