La jueza de Familia de Rosario Valeria Vittori firmó el fallo post mortem. Se trata de una situación excepcional que no se encuentra prevista en el Código Civil y Comercial.
Todo comenzó en diciembre, pero de 2009. Laura recibió una beba de meses en guarda provisoria que se sumó a la familia que ella tenía con su hija biológica. Siete años después, la mujer logró la guarda pre adoptiva de la nena, pero murió antes de lograr terminar los tramites para convertirla en su hija. En un fallo sin precedentes en la Justicia argentina, una jueza le dio la adopción plena monoparental post mortem.
Se trata de una situación excepcional que no se encuentra prevista en el Código Civil y Comercial y de la cual no había antecedentes en el país. Es que Laura no tenía pareja y, normalmente, cuando se da el caso de que uno de los cónyuges muere antes de finalizar la adopción, siempre es el otro el que termina los trámites.
Los tribunales provinciales de Rosario.
“Se hizo todo un trabajo interdisciplinario con psicólogos y trabajadores sociales. Fundamental fue la escucha de la niña, y como ella se expresa en torno a esta madre. Con lo cual no tengo la menor duda que es la mejor respuesta que se puede dar: otorgar la adopción plena a quien cumplió ese rol materno”, aseguró la jueza Vittori.
En diálogo con Rosario Nuestro, la magistrada contó que la nena creó con la mujer y con su hija biológica una relación afectiva tal que a ella la llamaba “mamá” y a la otra hija la consideraba su hermana. Y por eso le dio la guarda pre adoptiva, paso previo a la adopción. Pero Laura murió antes de terminar el trámite.
“Es un escenario muy dramático el de esta niña, que recibió trato de hija, que era conocida con un determinado nombre y, ante esto, se ve truncada la posibilidad de ser adoptada. Es por eso que lo que hago yo, a través de esta sentencia, es reconocer este sujeto vulnerable, esta niña como persona que requiere protección, y de esa manera reconocer ese vínculo de apego”, admitió la magistrada.
“Es hija de la causante y tiene plenitud en cuanto a los derechos sucesorios”, agregó la jueza.
Paralelamente, tanto la nena adoptada como su hermana no tienen papá, por lo que ahora se tramita una “excepcional por la falta de un adulto referente”. Ellas no quieren ser adoptadas ni, mucho menos, separadas.
Mientras la dirección de Niñez, a través de un programa que se llama Familias Abiertas, puso una persona “sumamente íntegra que cuida de ellas”; se espera a que la hermana cumpla la mayoría de edad -para lo que le falta muy poco- y así sea ella quien tome la tutela de la nena.