El idioma corporal representa un factor tan importante como el discurso a la hora de convencer a los ciudadanos. Cómo es la “batalla gestual” de Hillary Clinton y Donald Trump en EEUU.
Aquel que piensa que la carrera de un político o una elección presidencial se construye exclusivamente por el contenido de las palabras de los protagonistas literalmente se quedó en el tiempo. Hoy en día, el cómo es tan importante como el qué. El lenguaje no verbal se convirtió en una prioridad comunicacional de cualquier equipo de trabajo y su buen desarrollo puede llegar a ser hasta la llave necesaria como para poder ganar unas elecciones.
“La gestualidad y lo verbal tienen un código implícito. Los políticos manejan la esperanza del pueblo, juegan con sus emociones y los conducen anímicamente hacia lo que ellos le venden como el panorama real de lo que está sucediendo. Eso supone un poder enorme y saber transmitirlo de la manera correcta es la llave hacia el éxito”, afirmó Alejandro Sangenis, experto en comunicación, director de AS Media Advisory y periodista, que llegó a entrevistar a personalidades como Bill Clinton, Hillary, Nelson Mandela o Lady Di.
Cada vez falta menos para el martes 8 fe noviembre, fecha en la que Estados Unidos definirá la elección de un nuevo presidente. Y así como ocurrió durante el último semestre del 2015 en la Argentina, la carrera electoral de Donald Trump y Hillary Clinton está absolutamente marcada por sus presentaciones en público.
Así, el discurso de las candidaturas no sólo se se gestó por el tono alarmista y de crisis empleado por el representante republicano o por el liderazgo femenino de la demócrata, sino también por sus gestos, sus movimientos, sus miradas, por lo que no dicen.
“El lenguaje no verbal es tan importante como el explícito en estas instancias de una elección. Ambos tienen su terreno ya ganado pero también tendrán que modificar algunas estrategias para acaparar la atención de los indecisos“, explicó Sangenis.
“Los dos tienen un desafío enorme por delante: alguno de ellos va a asumir la presidencia y va a suceder a quien era el mejor intérprete del lenguaje no verbal de todos, Barack Obama, alguien que sabe manejar los tiempos, usa los gestos justos y tiene un poder de convocatoria poco antes visto”, agregó el especialista.
La línea y las formas de los dos candidatos marchan por caminos muy diferentes. Hasta el momento, la construcción de la campaña de Trump se basó en presentar la situación de crisis absoluta y reflejar en el empresario la imagen del salvador de una nación “destinada al caos”.
“Trump buscó a la clase media americana. Apeló a la América profunda. Radicalizó su mensaje y enfatizó su imagen de duro. Sus microgestos son muy agresivos. Yo diría que es un gran actor. Representa a la perfección lo que los americanos denominan como ‘act your part’ (haz tu parte)”, sentenció el experto en comunicación.
Según aseguró Sangenis, el candidato republicano se aproxima hacia un cambio radical en su estrategia: “En los próximos meses va a empezar a calibrar su comportamiento y buscar el voto moderado. Lo que durante años fue el desarrollo de un rol de un líder en medio de la crisis, se va a empezar a transformar en la esperanza de un nuevo país. Igual, el sello registrado está claro: declaraciones altisonantes y una gestualidad muy ampulosa. Suficientes como para haber logrado acaparar toda la atención sin la necesidad de invertir en la cobertura, como sí lo hizo en el inicio de campaña”, analizó.
Por el lado de la candidatura demócrata, Clinton pareció haber aprendido de la derrota en las elecciones Primarias de 2008 contra el propio Obama. “Fue como una esponja y se dedicó a aprender. Primero de su esposo, Bill, que es uno de los mejores oradores de la política contemporánea estadounidense, y después de Obama, su rival de aquel momento. El cargo de Secretaria de Estado también la ayudó mucho”, aseguró Sangenis.
“Ella es mucho más cálida que Trump. Abre mucho los brazos, es muy suave en cada uno de sus movimientos. Apela más al mecanismo británico de mover la cabeza de arriba haia abajo. Fue equilibrando cada detalle de su estilo”, añadió.
Además, Hillary intenta capitalizar una condición exclusiva de su carrera hacia la Casa Blanca: poder consagrarse como la primera mujer presidenta en la historia de EEUU.
“Ella tiene el poder de acaparar la mayor parte del voto femenino. Por eso, sus palabras tenues, sus gestos cálidos pueden llegar a ser determinantes. Para ella es muy importante no caer en el clima bélico que propondrá su rival en los últimos meses de la campaña”, especificó Sangenis.
En la Argentina, tiempos de aprendizaje
El ámbito político argentino también dio lugar a nuevas aventuras en las altas esferas. El presidente Mauricio Macri pasó de haber construído su imagen de candidatura en medio de un clima de búsqueda de nuevos horizontes y hoy se presenta ante un escenario hasta el momento desconocido: convivir con el descontento de una gran parte de la ciudadanía debido a ajustes realizados por su Gobierno.
“No hay que negarlo, al principio de su carrera política, Macri tenía grandes problemas con la comunicación. Y con el tiempo empezó a mejorarla. Con el ajuste de tarifas tuvo que aprender a lidiar con el conflicto y para eso fue muy importante incorporar aprendizajes de la visita de Obama a la Argentina. Hoy se lo ve más moderado, con mejor escucha y tan preocupado en lo que dice como en el modo en el que lo dice”, reflexionó Sangenis.
Por su parte, Cristina Fernández de Kirchner también tuvo que desarrollar un nuevo rol en su carrera política: el de una ex presidenta después de ocho años en el poder.
“En sus últimas apariciones la vi como alguien que intentaba volver al llano. Una mujer que se alejó de aquellos discursos eternos y desafiantes de otra época. Ahora trata de buscar más la cercanía a la gente. Ahora se toca más el pelo, sigue usando los brazos para ejemplificar sus dichos, pero sigue siendo una gran oradora. Maneja muchos estilos diferentes y tiene formas artísticas, como si fuera una actriz”, detalló el experto.