La macrista Gladys González sorprendió al adherir al proyecto y ahora es una feminista más que apoya el aborto legal.

Con final abierto y gran tensión, como ya sucedió en Diputados, este martes se inicia en el Senado el proceso de tratamiento del proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo. La cita es a las 17, en plenario de tres comisiones: Salud (cabecera), Justicia y Asuntos Penales, y Asuntos Constitucionales. En el Salón Illia del Senado no habrá expositores en este arranque, que será para definir el esquema de trabajo que deberá culminar -según el acuerdo establecido entre las bancadas- con firma de dictamen el 1° de agosto, y votación en el recinto una semana después.

Persiste el interrogante sobre lo que pasará el 8A, porque hay un número importante de senadores que proponen modificaciones al proyecto que tuvo media sanción de Diputados el 14 de junio. En conteos que dan mucha paridad y todavía un lote de alrededor de una docena de senadores indefinidos que volcarán la votación, la disputa es voto a voto.

En este contexto, impactó este lunes la definición de la senadora macrista por Buenos Aires Gladys González, quien se pronunció a favor del proyecto, en una carta que publicó en redes sociales. González marcó así diferencia con el otro bonaerense del Pro, Esteban Bullrich, un firme opositor a la iniciativa.

Fue una mala noticia para el sector “celeste” porque a González se la daba indefinida pero con tendencia a votar en contra. Aunque reclamó tres modificaciones al texto de Diputados, González aclaró que “no son condicionantes” para su voto favorable, ya qué “aprobar esta ley significa, de todas maneras, un avance para hacer frente a la enorme inequidad social que condena a nuestras mujeres pobres”.

Cerca de la senadora explicaron que su postura está basada en una cuestión de salud pública. “No quiero mirar al costado”, explicó. También sostuvo: “Creo que existe vida desde la concepción. Siempre lo creí y lo seguiré creyendo. Estos meses pensé y reflexioné mucho sobre esta ley y entendí que votar en contra y penalizar a las mujeres no salva ninguna vida”, y planteó como salida “acercar a las mujeres al sistema de salud”.

Como ya plantearon algunos de sus pares, pidió cambios en la “objeción de conciencia” para que pueda ser también institucional, no sólo individual; poner más acento en la prevención del embarazo no deseado, y que las “consejerías” que prevé crear la ley brinden a las mujeres “todas las alternativas” antes de tomar la decisión de abortar.

Sigue generando grietas profundas, sobre todo en el oficialismo y en particular en el PRO. El diputado macrista Daniel Lipovetzky -a favor del aborto, quien condujo los debates en la Cámara Baja- fue muy crítico de la vicepresidenta Gabriela Michetti, que en una entrevista el domingo con el diario La Nación se manifestó contraria al aborto aún en casos de violación. “Es un retroceso enorme”, la cuestionó Lipovetzky y recordó que el aborto por violación es no punible desde el Código Penal de 1921, un derecho reconocido a las mujeres cuando ni siquiera votaban.

Desde el debate que se inicia este martes, y con objeciones manifiestas de muchos senadores al texto de Diputados, empezará a perfilarse cómo sigue el tema. Porque hay otro “grupo de opinión” -el propio Miguel Pichetto, el chubutense Alfredo Luenzo, el macrista Humberto Schiavoni- que aunque “no les cierra” plenamente, creen que debe votarse como está, para evitar dilaciones, y corregir defectos en reglamentación o leyes posteriores.

Como sea, los antiabortistas necesitarían el rechazo, para que caiga; porque aún si vuelve con modificaciones a Diputados esa cámara de origen podría aceptarlos, o insistir con el proyecto que ya aprobó. En cualquier caso, habría ley de aborto legal en la Argentina.

fuente. clarín

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