Cada vez más empresas se comprometen a usarlos en Argentina. Los productores se niegan al cambio.
Las gallinas están de fiesta. Cada vez más empresas se comprometen a abastecerse de “huevos libres de jaula”. El tema genera polémica en el sector: los defensores de animales los promueven, los expertos en nutrición los miran con desconcierto y la cámara de productores los rechazan. Para los consumidores, habrá aumentos. Será el precio a pagar por liberar a las aves del hacinamiento.
Gallinas ponedoras en un criadero, el sistema que hoy lidera en Argentina.
El bienestar animal es la bandera que promueve el cambio. En el sistema actual se usan las “jaulas en batería”, que son pequeñas y están apiladas. Cada una contiene de 5 a 10 gallinas y cada animal tiene un espacio menor al de una hoja de papel tamaño carta. No pueden estirar completamente sus alas, ni realizar comportamientos naturales como anidar y picotear el suelo. Ni siquiera caminar. Este sistema está prohibido en Australia, Nueva Zelanda, algunas partes de Europa y de Estados Unidos. Pero en Argentina no existen leyes que lo regulen.
La organización Humane Society International (HSI) –que llegó a la Argentina para impulsar esta política– asegura que varias compañías internacionales se comprometieron al cambio, lo que incluye sus operaciones en Argentina. En su lista figuran Unilever, Arcos Dorados (McDonald’s), Alsea (Starbucks), Grupo Bimbo, Servicios Compass, Nestlé, Intercontinental Hotels Group y General Mills, entre otras.
Gallinas libres de jaula en la Finca Integrada La Verbena Heredia Costa Rica (Jenny Brown/ HSI)
Para que se concrete la transición, habrá que esperar un tiempo. “Una pequeña o mediana empresa puede hacer la transición en tres años, pero a una más grande le puede tomar 5 u 8 porque debe ajustar sus procesos y trabajar con sus proveedores”, dice a Clarín Ignacia Uribe, gerente de programas y políticas corporativas de HSI.
Ahora sí, la pregunta del millón: ¿dónde van a poner a las gallinas? En las llamadas “jaulas enriquecidas” que permiten “producir a piso”. Son lugares cerrados y controlados, donde los animales gozan de mayor espacio. Incluyen elementos que enriquecen su ambiente, como arena, nidos, comederos y bebederos.
Gallinas ponedoras en un criadero (HSI).
“Es beneficioso desde el punto de vista del comportamiento animal”, señala Zulma Canet, especialista del INTA Pergamino y coordinadora del área Granja-Aves del programa nacional ProHuerta. “No es lo mismo que haya cinco aves por jaula, donde hay 300 cm2 por animal, a tener 500 o 600 cm2 por animal, o sea el doble. Pueden expresarse y hacer todo lo innato que tienen. Porque si ponés un ave en el piso automáticamente empieza a revolcarse. Y te preguntás por qué lo hace, si desde que nació está en una jaula. Lo tiene incorporado”, relata.
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Además, los promotores del cambio sostienen que habrá un beneficio humano. “Las mejoras en el bienestar de los animales pueden mejorar la inocuidad de los alimentos”, señala un reporte de la HSI. Menciona a 15 estudios publicados en los últimos cinco años que –al comparar un método de producción con el otro– habrían encontrado que las gallinas encerradas tienen tasas mayores de contaminación con salmonella.
Clarín consultó a referentes nacionales en nutrición –incluida una experta en el estudio de las propiedades del huevo– y todos aseguraron desconocer el tema y los supuestos beneficios para la salud humana. Por su parte, Silvina Tasat, vocal de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), subrayó que “el tema de la salmonella siempre está presente. Sea el huevo de la procedencia que sea, se recomienda que esté bien cocido. El huevo frito o con poca cocción no se admite desde la seguridad”.
Gallinas libres de jaula en Slow Farms, Escazu, Costa Rica (Jenny Brown/HSI)
El mayor rechazo viene por parte de los productores. Son unos 1.000 en Argentina: 850 familias y 150 grandes empresas. Más del 98% de los huevos los hacen con jaula. Para adecuarse al nuevo método, tendrían que construir galpones, comederos y cintas. Según Javier Prida, presidente de la Cámara Argentina de Productores Avícolas (CAPIA), deberán invertir un total de 3.000 millones de dólares. “Esta norma expulsa gente. Sacaría al 70% de los productores del país, cerrarían las puertas”, pronostica.
“Todo eso, sin saber si nuestros consumidores los van aceptar, porque las nuevas modas de producción encarecen. La gente pagaría un 50% más por ese huevo”, continúa Prida. “Esto es una locura. No nos vamos a adecuar a un sistema que no es bueno para la salud pública, no es bueno para los productores, y es mentira que sea bueno para los animales”, sostiene.
Huevos libres de jaula en Slow Farms, Escazu, Costa Rica (Jenny Brown/HSI)
Mucho más moderada es la postura de Zulma Canet: “Yo apuesto a este cambio, es una oportunidad. Pero me parece que no todos los criadores pueden acceder porque el costo es mayor. Si el consumidor está dispuesto a pagarlo, es viable”. Mientras los humanos debatimos los pros y contras, las gallinas van estirando las patas y abriendo bien los ojos. Se viene su salida al mundo.
Las empresas que apuestan al cambio
El uso de huevos libres de jaula es promovido por compañías globales con presencia en Argentina. Clarín se contactó con varias de ellas y comprobó que, a nivel local, ya están hablando del tema pero todavía no saben cómo, ni cuándo, harán la transición.
Desde Unilever dijeron que apoyan “el desarrollo de prácticas de bienestar animal” y que son “una de las primeras compañías globales en trabajar con proveedores de huevos libres de jaulas”. En Europa sus marcas los usan desde 2009. “En otros mercados estamos haciendo progresos significativos para avanzar en torno a este objetivo”, señalaron. Respecto a sus operaciones en Argentina, reconocieron que “todavía no hay novedades de implementación”.
La empresa de alimentación institucional Servicios Compass de Argentina confirmó que “ya está analizando la incorporación del producto para sus comedores”. En el rubro hotelero, el InterContinental Hotels Group promete establecerlo a fines del 2020 en Estados Unidos, Canadá y Europa. A nivel global, el compromiso es para el 2025 “y efectivamente eso incluiría Argentina”, precisaron, aunque aún no tienen detalles sobre cómo será la transición. Más curiosa fue la respuesta de Burger King: “no tiene un mensaje validado sobre el tema porque en Argentina no utiliza huevos”.